Mis aventuras en el Opus Dei (I).- Pepgrass
Fecha Friday, 29 November 2013
Tema 010. Testimonios


ANDANZAS Y DESVENTURAS DE UN “NUME” POR TIERRAS CASTELLANAS Y SUS ALEDAÑOS (1)
Pepgrass, 29/11/2013

Hace tiempo que quería contaros mis experiencias en lo que algunos denominan “la cosa”, otros el “lado oscuro” o “Dark side” y otros sencillamente “la Opus” o “el Opus”. Recuerdo a un tío mío sevillano cuando me decía, ¿así que “eres delopus”?, pues yo he conocido y tengo varios amigos “delopus”, era un poco déspota y sus hijos no terminaron del todo bien con él… (No era de la Obra). Pero a lo que vamos, siglo pasado, el siglo de los conflictos bélicos, las crisis económicas y el desarrollo económico-social de occidente. Los españolitos de la transición, nacidos en democracia, pero perseguidos por las explosiones y asesinatos de grupos terroristas, por las nuevas tecnologías que hacían su aparición en la España cañí y por un futuro incierto desde todos los puntos de vista. Un adolescente frustrado con su entorno, infeliz y con carencias afectivas, tímido e introvertido, que no encuentra su sitio en el mundo, que busca algo que le pueda acercar a Dios un poco más… En esas estamos, con una inteligencia media, luchando por terminar sus estudios con las notas suficientes para entrar en la Universidad a la que sus progenitores le han convencido que tiene que ir, cuando aparece inesperadamente un lugar agradable, limpio, con gente educadísima, que se preocupa por todo lo que haces desde que entras hasta que sales por la puerta y que son muy practicantes de una religión que empezaba a estar de capa caída en toda la cristiandad...



Aprendes oraciones y formas de hacer que nunca habrías imaginado, todos están siempre contentos y felices, luego… esto me “mola” mucho, me gustaría quedarme por estos “lares”. Después de unos meses en los que encuentras por fin tu identidad, decides que es un sitio estupendo para quedarse y siguiendo el consejillo de turno; te ha tocado la lotería, pues no hay vuelta atrás, este es el mejor sitio para vivir y para morir, así empezamos la andadura en la Obra. Lo decidí una vez y... -de La Obra al cielo-.

Decido escribir la carta, no doy más datos porque en estos momentos no puedo ser muy explícito con lugares y fechas, espero que podáis entenderlo, no es por cobardía, es por prudencia. Escribo la carta porque efectivamente me parece el sitio ideal para que una persona cristiana pueda desarrollarse en este mundillo que cada vez está más loco y en el que nada merece la pena, o eso pensaba yo en ese momento. Sin embargo, la Obra, era el sitio perfecto, seguridad 100% de salvación, hagas lo que hagas, “eficacia probada”, somos los mejores y si no lo somos… se acude a lo que dijo el fundador y “santas pascuas”, el que diga lo contrario está equivocado, no hay que hacer nada, solo lo que te digan, sin ser autómatas, pero sin un resquicio para pensar algo diferente a lo corporativo. Lo que dicen los directores es la verdad absoluta y quien diga lo contrario está equivocado y si no, acudir al artículo primero, “el jefe siempre tiene razón”.

A partir de ahí, tengo que decir que hasta unos años después, nunca tomé una decisión sin consentimiento de la “madre superiora”… Todo, absolutamente todo tenía que pasar por la criba de alguien, por lo que sin faltar a la verdad, se puede decir que como decía Víctor Frankl en “El hombre en busca del Sentido”, nuestra libertad estaba condicionada, o “semicondicionada” se podría decir. Piénsalo, medítalo y luego… ¡haz lo que te digo!, no sé, no es exacto pero los tiros van un poco por ese caminito.

He vivido con muchos numerarios de todas las edades que se han ido quedando por el camino, al principio se nos aconsejaba que no se tratara con ellos porque eran efectivamente “traidores a la causa”, y eso a mí concretamente me hizo bastante daño, porque me cuesta despegarme sin más de la gente que tengo alrededor o que quieres, pero lo que más daño me ha hecho, con muchísima diferencia, es no poder tener amigos dentro de la Obra, eso es lo que “me ha matado” porque he tenido que ir a buscar el consuelo y el apoyo entre los amigos de fuera, que son los que me han sacado del atolladero en el que me había metido últimamente, porque todas las soluciones “en casa” suelen ser parecidas, eso sí que es un gravísimo problema, si ocurre “A”, aplíquese “B” y si “C” se aplicará “D”. (Es cierto que también me han ayudado, aconsejado y animado algunos amigos n., sp. y ag. de la prelatura, es lo que tiene tener muchos amigos, que puedes elegir las cosas, qué haría yo sin ellos). En cualquier caso, tengo que aclarar que yo no tengo nada contra la Obra, sino todo lo contrario, estoy muy agradecido, es cierto que tiene sus carencias, pero supongo que como todo el mundo y como todas las instituciones cristianas o profanas.

Para terminar este primer capítulo, deciros que estaba muy contento, acababa de hacerme numerario, pero no tenía ni idea de nada, ni de que estaba a prueba, ni de cómo me tendría que poner a funcionar a partir de entonces, yo estaba muy feliz y punto. El primer susto me lo di cuando ese verano perdí las oraciones en latín que todavía no había podido aprenderme de memoria… y el director del lugar me dijo muy seriamente que no me daba otras para que aprendiera… y yo pensé, este tío es un poco “gil”, si todavía no me las sé, pues no podré rezarlas entonces. Pero lo importante era ir a la convivencia de verano costase lo que costase y por supuesto no ir al lugar de perdición masiva… ¡la playa!!!! Conseguido esto, todo lo demás se iría haciendo con paciencia, aunque yo estaba más contento que unas castañuelas y quizá no era del todo consciente, pero estaba a gusto y cerca de Dios, eso era lo importante.

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