Querida Bruna:
Yo también tengo
con frecuencia sueños sobre que estoy de regreso en el lado oscuro. Generalmente
o siempre son pesadillas. Lo bueno es que cuando me despierto siento una
sensación de alivio irrepetible. Gracias a Dios, nos fuimos. Me parece que
puede ser normal, aunque no me hagas mucho caso, porque recientemente he
empezado a sospechar que estoy un poco majareta.
Yo no le daría
mayor importancia a la cosa, siempre que no sientas efectos en otras áreas de
tu vida. Creo que ayuda mucho convencerse de que no somos culpables de nada,
que el pasado ya se fue y no podemos cambiarlo. En cambio, podemos controlar
los efectos del pasado en el presente. Podríamos optar por sentirnos víctimas,
y seria perfectamente legítimo, yo prefiero no tener ese sentimiento y edificar
sobre todo lo que viví en el lado oscuro.
No estoy seguro
de que te vaya a servir, pero te voy a contar un cuento, un tanto absurdo, pero
simpático. Un burro se cayó en un agujero. El pobre animal hizo todo lo que
pudo por salir y no pudo. Entonces empezó a dar esos horribles rebuznos de los
burros cuando están aterrorizados. Acudió el granjero y tampoco pudo hacer nada
por sacar al animal. Probablemente era más burro que su burro. Finalmente pensó
que como el burro ya estaba viejo y el agujero había que taparlo de todas
formas pues lo mejor era enterrar de una vez al burro, con lo cual se confirma
lo bruto que era, el granjero. Llamó a sus vecinos y todos se pusieron a
acarrear tierra y a echársela encima al burro. Con lo cual se ve que la
brutalidad era endémica en la comarca, porque lo iban a enterrar vivo. El pobre
animal, todavía más aterrorizado rebuznaba con todas sus fuerzas sin que a las
bestias aquellas pareciera importarles. Finalmente se hizo el silencio. El
burro se quedó callado. Y se asomaron a ver lo que pasaba. El burro se sacudía
de encima la tierra que le caía, la pisaba y se subía encima, con lo cual
estaba cada vez más cerca de la superficie, y así continuó el proceso, mas
tierra sobre el burro y el animal subía más. Hasta que finalmente el burro pudo
salir corriendo y creo que nunca más volvió a esa comarca de bestias humanas.
Pues eso, que toda la tierra que nos hayan tirado encima y la que nos puedan
tirar nos sirva para estar más arriba, no más enterrados.
Un abrazo
Dionisio, el
Areopagita.