Con c de cilicio y de católico.- Angel
Fecha Sunday, 04 July 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Con c de cilicio y de católico

Querido Josemaría:

Tu nombre junto me hace sospechar que eres hijo de supernumerarios o personas de alguna manera vinculadas al Opus Dei. Además, en América Latina no es común el nombre compuesto de José María. Por esas tierras, se llaman generalmente Oscar, Raúl, Hugo, Diego, etc. Y en México otros como Cuauthemoc.

Pero respondiendo a tu pregunta. En el Opus Dei el cilicio se usa dos horas diarias, salvo los días de fiesta, un cilicio que es una especie de cinturón de metal con puntas -que hincan la carne- y que se coloca, bien apretado, en los muslos de la pierna. El cilicio deja marcas, porque produce pequeñas heridas en la piel, por eso los numerarios usan ropa de baño tipo bermudas para que no se noten. Una vez a la semana se azotan las nalgas con las disciplinas, que es un pequeño látigo, mientras rezan una oración. Las disciplinas que deben ser aplicadas con fuerza, hacen ruido al golpear los gluteos. Por eso, se recomienda abrir las llaves del agua del baño, lugar en donde se utilizan, para tratar de disimular el sonido de la flagelación. Por último, los numerarios duermen una vez a la semana en el suelo, usando como almohada un libro. En esto tienen más suerte que las numerarias, ya que ellas duermen sobre tabla -no les está permitido usar colchón- permanentemente, salvo cuando están enfermas.

Estas prácticas tienen un origen medieval, donde bajo la influencia del neo platonismo de San Agustín y la herencia estoica, se veía el cuerpo como algo malo que lastraba al espíritu. Entonces había que castigarlo y dominarlo, para liberar el alma de sus ataduras carnales y permitirle volar al cielo. Para Agustín, dentro del contexto platónico en que se mueve, el hombre es propiamente hablando su alma.El cuerpo es el instrumento del alma y no forma parte esencial del hombre. El cristianismo se vio imbuído así de la idea platónica de una persona puramente espiritual que utiliza un cuerpo material. San Agustín, para quien el acto sexual solo podía tener un fin reproductivo, llegó a plantear un coito entre esposos sin pasión, totalmente mecánico: "Sin el estímulo seductor de la pasión, con tranquilidad de pensamiento y sin corromper en absoluto la integridad del cuerpo, tiéndese el esposo sobre el pecho de la esposa (ojo: esta era la única posición permitida) ningún ardor de pasión excitaba esas partes del cuerpo, el semen entraba en el viente de la esposa (...) y así no sería el ansioso impulso de la lascivia, sino el ejercicio normal de la voluntad, lo que une al varón y a la hembra para la procreación y la concepción" (La Ciudad de Dios).

Un poco difícil hacer el amor así ¿verdad?. Pero este legado -ajeno a la visión evangelica- tinó a la Iglesia Medieval y las órdenes religiosas adoptaron cilicios y disciplinas, como instrumento de lucha contra el cuerpo que encerraba la concupiscencia. También habían penitentes laicos que viajaban por toda Europa azotándose públicamente, eran conocidos como los flagelantes. Como dice un estudioso moderno la moral católica dominante ha considerado las sensaciones físicas (es decir, cualquier sensación placentera) como algo peligroso y amenazante para el "buen orden" físico y espiritual.Este es uno de los motivos por los cuales la Iglesia Católica jamás se ha preocupado por enseñar a comprender el propio cuerpo y, a mayor despropósito y daño a dialogar con él, con sus pulsiones, más que a través de caminos moralizantes, culpabilizadores, fríos y carentes de todo afecto y de valores humanos.

También ha respondido a lo bruto, con cilicios, disciplinas y otras penitencias. Pese a que detrás de ellas algunas veces se ocultaban placeres sadomasoquistas. Por ejemplo, el siquiatra católico Dr. Ey que ha estudiado a San Jerónimo, ha demostrado que el santo mismo se excitaba masoquistamente con sus penitencias físicas, aplicándolas a lugares corporales hoy bien conocidos por la excitación sexual indirecta que producen. Incluso San Jerónimo confiesa ingenuamente que cuantas más penitencias, más tentaciones sexuales tenía.

La visión de hoy reinvindica el cuerpo, como parte esencial de la persona, y con él como positivas las sensaciones físicas placenteras, así como ha liberado a la sexualidad de la carga de culpa con la que fue envuelta. Incluso en el mundo cristiano. Aquí si cabe, con un sentido más pleno, la frase agustiana de "Ama y haz lo que quieras"

Espero haberte ayudado. Un saludo

Ángel







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=2170