Comparto dos datos curiosos de los que he sabido devorando una bonita biografía de Emilia Riquelme (I.Aizcorbe, ed. Herder 1981). Emilia Riquelme (1847-1940) fue fundadora de las Misioneras del Santísimo (hoy presentes en diversos países). Y familiarmente llamó y llaman a sus caritativos quehaceres "La obra de María". Poéticamente o por ponerse bajo la advocación de la Virgen, no sé, pero desde luego no se aprecia en modo alguno el profundo olor a desviación herética que contiene el nombre Obra de Dios. Emilia Riquelme ya de joven hizo votos privados pero al fallecer su madre permaneció junto a su padre hasta la muerte de él, acompañándole en sus variados destinos y exilios de general no liberal (ocupó cargos políticos como el de Subsecretario de Defensa). Al fallecer su progenitor, ya cerca ella de sus cincuenta, trató de iniciar vida religiosa en diversas congregaciones en las que acababa fallándole la salud, finalmente realizó su propia fundación.

Pues resulta que dicha señora le pagó los estudios de sacerdote al hijo de su cocinera (pag. 52), el que luego fue consejero del reino y 41 años obispo de Madrid desde 1923: Leopoldo Eijo Garray. El mismo que acabada la guerra civil en 1939 comenzó a hablar de la Obra con Escrivá tras dos años de correspondencia iniciada cuando este llegó a Burgos, el mismo que aprobó los reglamentos del Opus Dei de 1941, el mismo que ese mismo año tras aprobar los reglamentos de la Obra "mantuvo una interesante correspondencia con el abad coadjutor de Montserrat, Aurelio María Escarré, explicando la naturaleza del Opus Dei y el origen de las maledicencias" (wikipedia) que sería muy de ver sabiendo como sabemos hoy de las partes secretas que contenían. Por si sirviera de algo a los estudiosos o por si gusta de saber.

Un abrazo,

Xavier de Barcelona