Hola,
Jaume: quisiera hacer un par de
consideraciones (lo siento, tendrás que sufrirlo con cristiana resignación)
sobre la biografía de Escriba.
1 - En el capítulo
previo hablas del "paso de Escriba de zona roja a zona
nacional". Esta forma de describirlo pudo ser común hace tiempo, pero creo
que no debiera usarse en un trabajo analítico riguroso como es el tuyo. Esta
terminología era propia de la propaganda franquista, cuando lo más habitual
entre los historiadores es el término "zona republicana" y "zona
rebelde". No olvidemos que los términos anteriores los usaron los
vencedores para señalarse a sí mismos como verdaderos españoles, mientras que
en frente estarían los rojos, compendio de todos los males, cosa que como suele
suceder en la realidad, y nos comenta Ana Azanza, es una mentira o una
exageración.
2 - En el último
capítulo publicado, haces unos paralelismos entre Escriba y Lutero que
me parecen desacertados. Creo que los católicos tenemos una visión deformada de
Lutero y del protestantismo. Mucha teología católica actual (y el pensamiento
occidental en general) existe gracias a Lutero, que como dice una teóloga amiga
"hoy día todos tenemos claro que la mayor parte de lo que decía era
verdad". Baste decir que yo mismo en una iglesia católica en Alemania he
cantado himnos de Lutero durante la misa. Ni que decir tiene que Lutero las
armó pardas, pero no por su teología, sino por su participación en la política
de su tiempo. Pero Lutero no se propuso a sí mismo como nuevo mesías.
Fletcher:
Estoy muy de
acuerdo con
lo que dices, sobre todo porque algún conocimiento familiar tendrás de
la Institución Libre de Enseñanza (ILE). El problema de la Gran Cultura
española de la preguerra es, como tú dices, que era "para la minoría,
siempre". Es cierto que mucha gente de aquella época se comprometió políticamente
con la las clases bajas y lo perdió todo (Negrín, Lorca, Alberti...), pero eran
gotas en un desierto o un polvorín a punto de estallar. Aún así, la cerrazón de
los sectores más conservadores de la sociedad española, con la Iglesia al
frente, veía en ellos un enemigo a abatir... y vaya si lo consiguieron. Llama
la atención, como dices tú, la inquina que tuvieron con alguien perfectamente
inofensivo, como Julian Marías. Que Dios les perdone.
Spiderman:
Me ha
impresionado el análisis que haces en La
seducción de los adolescentes. Hace falta valor para desnudarse
moral y emocionalmente como has hecho tú. Sin duda ha requerido un esfuerzo de
auto reconocimiento y reconstrucción importante. Si te fijas, has dado en la línea de
flotación del Opus Dei: su imagen, hasta ahora, era inmaculada en el campo de
los abusos a menores. No puede deducirse de tu escrito que se cometan, pero has
puesto en evidencia que no todo es tan prístino, mullido e impoluto como se
muestra al exterior. Pobres niños, pobres muchachos, pobres numerarios. Que
Dios les asista a todos.
Que Dios os
guarde, orejas.
Ramón