Respondo a las cuestiones propuestas por Paiquito.- Jaume
Fecha Friday, 27 September 2013
Tema 115. Aspectos históricos


Paiquito me pregunta en general cuál es mi sensación al leer las Catalinas de Escrivá. Al intentar responderle me ha venido a la cabeza lo que aprendí en el bachillerato acerca de la novela de Dostoievsky "Crimen y Castigo". Se decía en el manual de literatura que el gran novelista introduce al lector en la interioridad del estudiante Rodion Raskolnikov, que ha asesinado a una usurera. El lector entonces se ve metido en la atmósfera asfixiante de los remordimientos del joven, los temores a ser apresado por la policía, sus vacilaciones amorosas y los delirios de su imaginación. Tan denso y morboso se hace el mundo interior de Rodion descrito por Dostoievski, que el lector --decía el manual de literatura-- siente la necesidad imperiosa de levantarse de la silla, abrir la ventana y respirar por fin el aire frío y puro del invierno.

Pues bien, es algo parecido lo que se siente al leer las Catalinas seguidas. Un mundo interior opresivo en el que Escrivá es prácticamente el único personaje, con su constante esgrima para darse la razón a sí mismo, con una exagerada sensibilidad hacia los ómenes e interpretaciones supuestamente sobrenaturales.

Paiquito me pregunta más en concreto quién sería el destinatario. Y apunta a su confesor, la historia y sus seguidores. Yo creo que las tres cosas, pero sobre todo creo que el destinatario era él mismo: necesitaba desahogarse. Como no sabemos nada cierto de sus Catalinas anteriores a marzo de 1930, es prácticamente imposible responder a la cuestión de sus motivos para comenzar a escribirlas. A partir de octubre de 1928 ya tenía el propósito de formar un grupo de personas a su alrededor para contribuir a su formación cristiana en la vida corriente. Y sabemos que daba a leer sus Catalinas a quienes creía que le podían entender. Por eso, el estilo ya tiene en cuenta que le van a leer, que no son sólo para sí mismo. Hace borradores intermedios y luego pasa a limpio lo que escribe. Entrega a su confesor las cuartillas que luego pasará a los cuadernos.

En cuanto a las otras consideraciones de Paiquito, sólo le diré que tiene razón en que a las Catalinas les falta la mitad de la historia: en primer lugar porque sólo se ha publicado menos de la mitad de ellas. Se utilizaron como prueba simplemente porque eran escritos suyos: veraces o no, son documentos y por tanto tienen un valor que han de apreciar los historiadores y los lectores según su caletre. Lo que no tiene defensa son los vetos que los tribunales de las causas pusieron a las declaraciones de testigos de gran importancia, como don Antonio Pérez, Miguel Fisac, María del Carmen Tapia, etc.

Jaume









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=21585