Pido disculpas a quienes hayan
considerado que mi
escrito del pasado viernes (13/09/2013) contenía una falta de caridad o
de respeto hacia entrevistadora y entrevistado del ya famoso vídeo del “cambio de
planes”.
Mi acto de contrición y
arrepentimiento me ha llevado a repasar lo que escribí y aunque no logre
discernir en qué pude ofender, entiendo que hay personas más sensibles que
otras, con pieles más finas que otras, que se irritan por poco, por mucho o por
menos. Los sarcasmos, ironías y lecturas tensionales pueden llevar a
interpretaciones de todo tipo y admitamos que cada uno tiene su estilo, el mío
algo ácido, lo admito.
Arnust me sorprende que sea reiterativo en
su frase “Personas hasta cierto punto retorcidas (nosotros)”, ya que se
la pude leer en otro reciente e interesante escrito
suyo del 05/04/2013. Pues, si da por hecho que todos los que dejamos la opus y
escribimos aquí somos así: ¿qué le sorprende?
También admito que llamar a alguien
“supernumeraria medio encajada” es inapropiado y voy a rectificar sin más
dilación: la entrevistadora seguramente es una supernumeraria super-encajada y
muy maja. Siendo además esposa del entrevistado, tal como nos descubre Al
Chile, mi devoción es máxima.
“Aburricólogo”: no significa nada,
fue una palabreja que pillé al vuelo pensando que el “comunicólogo” estuvo muy
“aburrido” en su exposición. Curiosamente -no hay bien que por mal no venga-,
si se teclea este mote que recientemente inventé en Google, el buscador más
universal, aparece en primer lugar: opuslibros.org.
Ya tenemos pues una nueva entrada para esta web.
Y si alguien vio, interpretó o leyó algún otro tipo de calificativo
contenido en ese "aburricólogo", además del dermatólogo sería
aconsejable ir pensando en visitar también al oftalmólogo.
Quizás equivoqué el enfoque al
llamarle cara dura al entrevistado, debí decir: ¡vaya señor más arrogante!, que
se atreve a despachar su vocación divina al Opus Dei – sin olvidar que la tuvo
desde la eternidad y después de 25 años ejerciéndola en la institución- con una
cartita que entrega él mismo en mano en el Vaticano, abriéndose incluso paso a
los controles de la guardia suiza como él mismo nos cuenta. Una arrogancia sólo
comparable a la del fundador: de tal palo tal astilla. Un problema personal con
su institución que quiso resolver a lo grande, implicando al Papa. Me suena que
hay jurisprudencia papal o precedentes en ese sentido: en su día el Santo Padre
mandó a paseo a ese fundador diciéndole que sus problemas internos (caso
Panikker) no eran problemas de la Iglesia.
Me obligo a pedir perdón nuevamente
por si he faltado a los mismos o a alguien más con este renovado enfoque de mi
postura y opinión. Quizás me equivoqué en mucho, pero no en todo, pues el
olfato todavía me funciona detectando lo poco clara que parecía la entrevista y
el tufo que desprendía. Gracias Al
Chile, por descubrirnos la insospechada relación familiar entre los
protagonistas televisivos y la raíz opusina de la editorial de los libros que
dicho matrimonio publicita.
Saludos,
Manzano