Queridos lectores y colaboradores:

quiero agradecer públicamente el recuerdo y las palabras de aliento de Carmen Charo en su última publicación (02/09/2013), para conmigo y su comprensión de mis sufrimientos.

Pocas veces se tiene en cuenta a la madre de un numerario/a. Sin desmerecer a nadie, la madre suele ser la gran víctima olvidada (si no es del opus) a la que le arrebatan un hijo. Este hijo al que quería como pájaro libre como dice la canción, pero que ya no es ni pájaro ni libre. Este hijo al que ya no tengo. Este hijo que se ha transformado tanto que ni sus propios hermanos lo reconocen. Lo han cambiado en su manera de obrar, de pensar, de sentir, de ser. Y el cambio es tan profundo, que sus hermanos dicen de él: "éste no es nuestro hermano, es alguien convertido en poco más que un robot con actos repetitivos".

Ayer, en una conversación con un profesional de la medicina que conoce muy bien los fueros internos del opus, escuché: "lo que sufre la madre de un numerario, nadie lo puede paliar".

Somos personas que hemos pasado en cuestión de semanas, de ser madres a ser demonios que hacen peligrar y tambalear una presunta vocación. Jamás habrá ningún cargo del opus pueda valorar ni imaginar cuál es este sufrimiento. Sufrimos, sufrimos enormemente.

Gracias a todos/as cuantos escribís en esta web. Vuestros escritos son para las madres una ayuda insustituible.

Ponciopilatos
Madre de un numerario