'Sobre' o 'en contra' del opus Dei.- Galileo
Fecha Friday, 02 July 2004
Tema 140. Sobre esta web



"SOBRE" o "EN CONTRA" del opus DEI

GALILEO, 2 de junio de 2004


Las "batallas" que se libran en este foro que es esta web, opuslibros, podrían llevar a la conclusión de que existen dos bandos: los pro opus y los anti opus. Alguien ajeno a todo esto podría pensar que ambas partes se encuentran sumidas en numerosos prejuicios, de modo que el entendimiento es imposible. Los pro opus a veces se quejan de que la web en sí misma va en contra de la obra, e inmediatamente algunos, advierten de que eso supone -de facto- ir contra la Iglesia.

A mi modo de ver existe una deformación del concepto "en contra" en el seno del opus Dei, de modo que crítica se equipara a ir en contra. Eso no suele suceder en otras instituciones: yo puedo sentir mucho los colores de mi equipo de fútbol y en cambio criticar su directiva o su actuación en esta temporada, lo mismo puede suceder con un partido político e incluso con la Iglesia católica,...

en la que existen sensibilidades muy diversas y se aceptan sin problema posturas críticas ante actuaciones concretas. En el opus Dei, algo tan simple como decir "creo que fue un error crear esa obra corporativa de esas características en ese sitio concreto" no es de ningún modo aceptable, aunque haya podido suceder y no pasa nada por reconocerlo.

En la obra no existe una "opinión" de cada miembro sobre la institución a la que pertenece, sino una "versión", por cuanto opinión entiendo que incluye siempre matices e ideas personales. Nadie podrá negar -ni los que estamos ahora fuera ni los que siguen dentro- que dentro de la obra no existe la más mínima posibilidad de disentir o considerar que algo se podría hacer de otro modo, en lo que no sean minucias materiales o asuntos de funcionamiento intrascendente. Cualquier discrepancia, o incluso no entender algo, se convierte automáticamente en el famoso "espíritu crítico" tan denostado dentro del opus Dei. Y como se ha dicho en multitud de ocasiones, la misma inteligencia que uno usa para su profesión, cuando se aplica a la obra y resulta en un desacuerdo se convierte como por arte de magia en soberbia, en instrumento diabólico. Sin duda existen personas muy brillantes profesionalmente en el opus Dei. Lo que llama la atención es que esas personas de tanto éxito, directivas o líderes en su profesión, tengan una actitud de sumisión e infantilismo -que no es humildad- en su centro y ante los directores. En la obra -aunque sólo sea por mimetismo- existe desde muy pronto el convencimiento de que si quieres no tener problemas y que te dejen en paz es mejor no opinar, no juzgar, en definitiva no pensar por ti mismo. Esas personas de las que hablo, de las que conocí bastantes, se encierran en su trabajo profesional, y a veces -pienso que en una especie de desfogue- ahí son especialmente críticas y duras, convirtiéndose de nuevo en "corderitos" cuando cruzan la puerta de su centro. Esas personas tan científicas, tan racionales, tan implacables con los que discrepan en lo profesional, pueden mostrar actitudes infantiles ante un director o ante una visita del prelado, o temblar ante la posibilidad de una corrección del director inmediato (como he visto).

Entiendo que cuando hablamos "sobre" algo, implica necesariamente una crítica de ese algo, teniendo en cuenta que la crítica puede ser positiva o negativa, pero siempre partiendo de la razón, del análisis objetivo de las cosas. En ese sentido creo que es innegable que opuslibros versa "sobre" el opus Dei, pero indudablemente no transmite la versión oficial de la obra.

Creo que es muy cínica la actitud de quienes desde dentro quieren negar a la historia la posibilidad de una visión crítica, razonada, objetiva de su institución, precisamente cuando la obra es implacable con otras instituciones (aprobadas por la Iglesia y con numerosos santos en sus filas), con pensadores, teólogos e incluso eclesiásticos, incluyendo al mismo Papa cuando éste no ha sido favorable a los intereses del opus Dei.

Muchos -la inmensa mayoría- de los que nos expresamos aquí tenemos una visión crítica del opus Dei. Los que son miembros y permanecen en la ortodoxia interna se encuentran muy incómodos en un foro como este. Sus argumentos son muy pobres, o inexistentes, para lo que cabría esperar de personas adultas con estudios superiores y que han dado tantas charlas y clases. De los que son críticos algunos reconocen cosas buenas al opus Dei, o que se podría reconducir, y otros no.

A mi entender, --y en eso coincido con el magnífico escrito de Flavia: ¿Es el Opus Dei reformable? (31.8.03)--, no basta que haya cosas buenas o personas buenas en el opus Dei para justificar su existencia, incluso que haga bien a determinadas personas. Los cientos de testimonios que se acumulan en esta web, que sólo son un botón de muestra de la realidad, muestran que es la misma institución desde sus niveles más altos y sus praxis más reconocidas y consolidadas la que ha hecho y hace tanto daño a personas que se entregaron sinceramente pensando que aquella causa valía la pena, que estaban en algo realmente de Dios.

Los que hemos estado unos cuantos años dentro, tenemos la impresión, que el opus es extraordinariamente eficaz en uniformizar a las personas y conseguir que vivan un plan de vida determinado, ahora bien, creo que sacaría un suspenso en aquello que en teoría constituye el objetivo primordial de la obra: la santificación personal.

Ahí mi impresión es doble: conforme las personas se hacen mayores en la obra bastantes se enrarecen, se encierran en si mismas o enferman, en definitiva no son mejores que aquellos chavales jóvenes llenos de ideales y generosidad que un día se entregaron al opus Dei; por otro lado -sé que es duro lo que voy a decir- creo que al opus no le interesa que haya santos, salvo los que conviene que lo parezcan o que sean incluidos en el santoral. ¿Por qué digo esto? Pues porque una persona santa no es tan dócil, no es cómoda para los directores, no se detiene en consideraciones humanas de quedar bien, de agradar a otras personas, tiene demasiada relación directa con Dios, actúa movida por el Espíritu Santo, y por tanto no se detiene en la multitud de "tonterías", con perdón, que se exigen en la obra. La santidad en el opus es una caricatura de la Santidad, se reduce a humildad, sometimiento, obediencia, no a Dios, a los directores. Esa "santidad", no es Santidad porque carece de algo imprescindible para cualquier santo, la libertad interior, que consiste en moverse de acuerdo con la propia conciencia en sintonía permanente con el Espíritu de Dios, y donde la dirección espiritual es una ayuda, un impulso, no un instrumento de control o un cauce de transmisión de órdenes. La verdad es que los santos suelen ser personas incómodas, distintas, lo cual no cabe en la uniformidad y sometimiento que se exigen en el opus Dei. Estoy convencido que el opus Dei ha echado o despreciado a muchas personas próximas a la santidad, o verdaderamente empeñadas en conseguirla, por ejemplo a D. Antonio Ruiz Retegui que en paz descanse.

En definitiva, pienso que nunca vamos a sacar nada en claro en el debate con personas de dentro que se mantienen en la ortodoxia, puesto que esa ortodoxia interna les impide bajar a la arena de la discusión real de los temas y les hace sentir superiores a los demás, llegando a veces a tratarnos con lástima. Cuando hemos intentado en numerosas ocasiones discutir sobre temas concretos no ha habido manera de concretar esos debates. Porque deben reconocer -lo sabemos todos los que hemos estado dentro- que en el opus Dei no se argumentan ni justifican las praxis más discutibles: es así porque quiso el fundador (de parte de Dios) y punto.

Creo que ir en contra de algo implica desear un mal o perjuicio para ese algo o las personas que están en ese algo. Nada más lejos de lo que se palpa en opuslibros, porque la mayoría hemos estado dentro y para nada hubiéramos querido que los que ya estaban fuera nos perjudicaran o hicieran daño. Tampoco queremos -por tanto- perjudicar ahora a nadie, simplemente pedimos que se respete nuestro derecho a valorar una institución, a que quede constancia para la historia de unos hechos que hemos vivido.





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