La superficialidad de la teología opusina.- Juan Sintierra
Fecha Monday, 29 July 2013
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Calandria:

Me tomo la libertad de esbozar una respuesta a tu correo, porque dices cosas que no se ajustan a la realidad lo que desdice de tu condición numeraril.

La verdad es que no sé qué se pretende en Opuslibros. Pero cualquier católico puede pensar que una institución de la Iglesia que causa daños debiera ser reformada en sus estructuras o suprimida por completo. Lo que no tiene nada de “impretendible”, pues lo primero se ha dado en la historia muchas veces (mediante lo que el Derecho canónico hoy denomina comisarios, delegados pontificios, etc.); y lo segundo, también ha ocurrido en el pasado, y el ejemplo más importante, aunque no único, es el Breve Dominus ac Redemptor por el que Clemente XIV suprimió la Compañía de Jesús. La verdad es que yo no siento ninguna inseguridad, ni rabietilla, por lo que el Papa deja de hacer con el Opus Dei. Pero como soy de la opinión de que los males sistémicos del Opus Dei son causantes de grave daño para las personas, y para la Iglesia toda, opino y deseo que en algún momento el Papa tome medidas enérgicas.

Ignoro si el Opus Dei aporta dinero al Vaticano. Pero vista la opacidad institucional que caracteriza a la prelatura, no me sorprendería que lo hiciera de la forma más oculta posible.

Lo que puedo decirte, por testimonio de canonistas que ejercen en Roma, es que una beatificación implica gastos importantes. Alrededor de 150000 mil euros. Y si no se los tiene, es difícil que la causa progrese. No quiero decir con esto que las beatificaciones y canonizaciones se compren. No obstante, una mirada realista a la historia de la Iglesia te permitirá conocer algo sobre un viejo pecado denominado “simonía”. Algo que los papas no han considerado tan raro, e irrazonable, a punto de legislar para el caso de que alguien quisiera “comprar” la elección al Pontificado. Nada más y nada menos que ¡el Pontificado mismo!

Tu párrafo sobre la acción del Paráclito es un ejemplo paradigmático de la superficialidad de la teología opusina. Pues en la teología católica se distingue la acción del Espíritu Santo como Causa Primera, y la cooperación de las creaturas —el Papa, la Curia, los obispos, son creaturas; no semidioses— que son causas segundas, con límites humanos, pecados, defectos y la posibilidad de error, salvo para algunos actos en los que el Papa es infalible. Adoramos al Espíritu Santo, pero jamás a las creaturas y a sus acciones.

Por último, siempre es saludable que uno se pregunte si está equivocado. Pero también es sano recordar que la Iglesia no ha definido dogmáticamente la infalibilidad de las canonizaciones, y que en la teología actual tiende a prevalecer la opinión de que no son infalibles, porque dependen de testimonios humanos. Sobre la falibilidad de las canonizaciones, te sugiero que te leas al dominico Daniel Ols.

Te saluda cordialmente,

Juan Sintierra









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