Calandria:
Me tomo la libertad de esbozar una respuesta a
tu correo, porque dices cosas que no se ajustan a la realidad lo
que desdice de tu condición numeraril.
La verdad es que no sé qué se pretende en
Opuslibros. Pero cualquier católico puede pensar que una institución de la
Iglesia que causa daños debiera ser reformada en sus estructuras o suprimida
por completo. Lo que no tiene nada de “impretendible”, pues lo primero se ha dado
en la historia muchas veces (mediante lo que el Derecho canónico hoy denomina
comisarios, delegados pontificios, etc.); y lo segundo, también ha ocurrido en
el pasado, y el ejemplo más importante, aunque no único, es el Breve Dominus
ac Redemptor por el que Clemente XIV suprimió la Compañía de Jesús. La
verdad es que yo no siento ninguna inseguridad, ni rabietilla, por lo que el
Papa deja de hacer con el Opus Dei. Pero como soy de la opinión de que los
males sistémicos del Opus Dei son causantes de grave daño para las personas, y
para la Iglesia toda, opino y deseo que en algún momento el Papa tome medidas
enérgicas.
Ignoro si el Opus Dei aporta dinero al Vaticano.
Pero vista la opacidad institucional que caracteriza a la prelatura, no me
sorprendería que lo hiciera de la forma más oculta posible.
Lo que puedo decirte, por testimonio de
canonistas que ejercen en Roma, es que una beatificación implica gastos
importantes. Alrededor de 150000 mil euros. Y si no se los tiene, es difícil
que la causa progrese. No quiero decir con esto que las beatificaciones y
canonizaciones se compren. No obstante, una mirada realista a la historia de la
Iglesia te permitirá conocer algo sobre un viejo pecado denominado “simonía”.
Algo que los papas no han considerado tan raro, e irrazonable, a punto de
legislar para el caso de que alguien quisiera “comprar” la elección al
Pontificado. Nada más y nada menos que ¡el Pontificado mismo!
Tu párrafo sobre la acción del Paráclito es un
ejemplo paradigmático de la superficialidad de la teología opusina. Pues en la
teología católica se distingue la acción del Espíritu Santo como Causa Primera,
y la cooperación de las creaturas —el Papa, la Curia, los obispos, son
creaturas; no semidioses— que son causas segundas, con límites humanos, pecados,
defectos y la posibilidad de error, salvo para algunos actos en los que el Papa
es infalible. Adoramos al Espíritu Santo, pero jamás a las creaturas y a sus
acciones.
Por último, siempre es saludable que uno se
pregunte si está equivocado. Pero también es sano recordar que la Iglesia no ha
definido dogmáticamente la infalibilidad de las canonizaciones, y que en la
teología actual tiende a prevalecer la opinión de que no son infalibles, porque
dependen de testimonios humanos. Sobre la falibilidad de las canonizaciones, te
sugiero que te leas al dominico Daniel Ols.
Te saluda cordialmente,
Juan Sintierra