Acelga y Coliflor. Respuesta a Zartán.- Dionisio
Fecha Friday, 19 July 2013
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Querido amigo Zartan:

Muy impresionado por tu intolerancia a la acelga que comparto plenamente, no tanto con la coliflor cuya presencia puedo soportar, pero solo soportar, me apresto a responder a tu conmovedora llamada de auxilio.

Parece ser, según mi entender, que no sabes cómo compatibilizar las conocidas acciones poco santas de Alvaro del Portillo (AdP) con el hecho de que Dios haya contribuido con un milagro a su proceso y que a ti el primer prelado de LA prelatura te cayera particularmente bien...



 Se cuenta de San Vicente Ferrer que ya en vida era una máquina haciendo milagros. Taumaturgo creo que es la palabra que se les aplica a personas así. Hacía tantos milagros, que ya la cosa estaba perdiendo seriedad, y la gente se lo empezaba a tomar a la ligera. Así de frágil es nuestra pobre naturaleza que nos acostumbramos hasta a lo más santo, hasta a comer maná. Llegó la cosa a extremos que el superior de San Vicente le prohibió terminantemente que hiciera más milagros. Se dice que, fiel a su voto de obediencia, el dominico paró en seco su tendencia a milagrear; pero he aquí que un buen día un albañil cayó desde las alturas de su andamio hacia una muerte segura cuando Vicente pasaba por allí, el instinto pudo más que la obediencia y detuvo la caída del pobre paleta que quedó suspendido en el aire hasta que el santo fue a consultar a su superior si podía hacer tal milagro. Fenomenal. ¡Bravo Vicente!

Vamos a ver, lo que quiero decir es que basta ya de curaciones milagrosas, por favor. Pongámonos serios. ¿Ya los santos no pueden detener a una persona en su caída, o detener el sol, o calmar inmediatamente una tormenta, o hacer que una burra hable, o que los mentirosos caigan muertos? ¿A qué ha quedado reducida la fe? 

Yo siento mucho si alguno siente que mis palabras ponen en peligro su fe, débil fe de todas maneras, o piensa que creo menos en el Espíritu Santo. Los milagritos de curaciones puede que sean milagros, porque yo creo que Dios puede hacer milagros, pero también puede que no lo sean. Me explico: el conocimiento científico del cuerpo humano y su funcionamiento está en un nivel tan elemental que las curaciones inexplicables son un fenómeno universal y conocido, no frecuente, pero conocido. No sé las estadísticas, que seguramente existen, pero vamos que puede ser algo como uno de cada diez mil, por ejemplo. Es decir, que en la atea Corea del Norte una de cada diez mil personas con enfermedades incurables se curan inexplicablemente, igual que en Cuba, en Nigeria o en Rusia. Por lo tanto, si hay varios miles de personas pidiéndole a una estampita de san X que les cure de sus males incurables, hay una buena probabilidad de que algunos se curen. Luego se lo pueden atribuir a san X o al magnetismo o a la meditación trascendental o a una dieta curativa, las explicaciones pueder ser muy variadas. Y la ciencia no tiene capacidad para discernirlas.

Si yo fuera el responsable de las canonizaciones no admitiría curaciones milagrosas, porque con estadísticas en la mano eso no es serio. Si Dios quiere darnos una prueba de que san X era santo, que haga lo mismo que hacía con San Vicente Ferrer, ¿o es que Dios hace acepción de personas? Para Dios no hay el menor problema en hacer desaparecer un tumor o en hacer desaparecer un volcán, por decir algo que sería francamente llamativo, o hacer que frene en seco ese coche que está a punto de aplastar a un anciano sordo, cuando su conductor completamente borracho se ha quedado dormido. Eso es un milagro y no me vengan con bajar el listón.

Eso en cuanto al milagro. La respuesta a tu buen rollito con AdP es muy sencilla. Han existido horrorosos sociópatas y criminales que en determinados momentos y circunstancias, con determinadas personas, eran encantadores. Yo no digo que AdP fuera un horroroso sociópata o un criminal. Solamente hago una extrapolación con fines pedagógicos. Estoy seguro que en muchas ocasiones AdP podía ser completamente adorable, siempre y cuando no te cruzaras en su camino, porque Saxum no tenía miramientos con los obstáculos. Extrapolando una vez más, hubo gentes en otros tiempos que pensaron que hacían un gran servicio a Dios quemando vivos a otros hijos de Dios que no pasaban por sus particulares y fanáticos filtros. Estoy seguro que muchas de las cosas que le criticamos a AdP las hizo, sabiendo que no eran buenas, pero pensando que eran el mal menor para mayor gloria de Dios. No tengo dudas de ello.

Si AdP está en el cielo, Dios es grande para eso y para mucho más, sabe que lo digo con un gran cariño hacia ti, amigo Zartan y hacia él, que contemplando la Verdad Suprema ahora debe entender bien el daño que ha hecho y las consecuencias que se multiplican. Me lo imagino avergonzado. ¡Ojalá se animara a hacer milagros para rectificar y reparar el daño hecho a tantas personas e instituciones!

No sé si esta respuesta es tan vital como tú pedías. Es lo mejor que he podido hacer, pero se me ocurre que, en la línea de la vitalidad auténtica y espontánea, puedo decir que, al menos a mí, me importa un rábano la gente que la iglesia quiera canonizar, que ni son todos los que están ni están todos los que son; y con los que están: citando al más sabio, "menos lobos Caperu". En los tiempos en que vivimos me parece que cada vez tiene menos sentido este triunfalismo canonizante. No responde a ningún mandato evangélico. Creo que la iglesia podría encontrar formas más atractivas y modernas de invitar a la gente a seguir el modelo del Maestro. Una canonización creo que va en otra dirección. Pero en fin, que por mí no lo hagan, cada cual que use la libertad con el único límite de la libertad de los demás. AdP canonizado será el mismo que sin canonizar. Ya lo decía el refrán, que en este caso puede sonar despectivo hacia AdP, pero no es esa mi intención: "aunque la mona se vista de seda, mona se queda." O lo que dicen que dijo uno al ver la talla de un santo en el taller del escultor: "quien te ha visto ciruelo y que de tu fruto comí, los milagros que tú hagas que me los cuelguen a mí." Qui habitat in caelis irridebit eos.

Termino diciendo que no entiendo la causa de que algunos se sorprendan por la canonización de AdP (luego seguirá Javi) y JPII. ¿Qué esperaban? Ya deberíamos estar curados de espantos, al menos nosotros. O como dijo Jeremías un día que lo agarraron de mala leche:"maledictus homo qui confidit in homine".

Un abrazo a todos.

Dionisio el areopagita







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