Breves respuestas y comentarios.- Josef Knecht
Fecha Friday, 12 July 2013
Tema 010. Testimonios


 

1. Agradezco a Jaume su respuesta del 5.07.2013, tan ponderada, a mi pregunta del 3.07.2013. Tiene toda la razón cuando afirma que está en manos de la prelatura del Opus Dei aportar toda la documentación o pruebas documentales y no sólo las que favorecen una versión oficial que, según demuestra Jaume, no parece atenerse a los hechos históricos por sus abundantes y sospechosas contradicciones. Mientras la opacidad fundamente esa versión oficial de la vida de ¿san? Josemaría, estaremos inmersos en muchas dudas acerca de la historia fundacional del Opus Dei; por eso, en este maremagno de duda, tanto mi pregunta del 3.07.2013 como la de Kipepeo (5.07.2013) tienen razón de ser.

 

2. También a mí me disgusta la anunciada beatificación de don Álvaro del Portillo. Estoy de acuerdo con calificar la política que de momento hace el Papa Francisco de “una de cal y otra de arena” (Francisco Asensi, 10.07.2013). Como apunta Ramón (10.07.2013), el actual Papa quiere apoyarse en todos los movimientos eclesiales sea cual sea la tendencia eclesial e ideológica de cada uno de ellos. Esta opción no es óptima, sino sólo astuta de cara a no ganarse enemigos dentro de la institución.

 

3. Felicito a Aquilina (5.07.2013) por su acertada idea de hacernos pensar acerca de la naturaleza de la fe. Aplicando estas reflexiones al caso concreto de la beatificación de Portillo, confieso que mi fe no se tambalea por una decisión, que considero desafortunada, del Papa y su curia, porque la fe se asienta en Dios mismo, cuya providencia está por encima de nuestros errores y aciertos históricos. De todas formas, si aún se estuviera a tiempo de frenar esa beatificación, saldría la Iglesia ganando mucho y se eliminarían algunas trabas a la acción omnipotente de la divina providencia.

 

Aquilina, al basarse en la Biblia para entender la “fe”, acierta en la metodología. Además de la Biblia, un teólogo de gran categoría, san Agustín (finales del siglo IV y comienzos del V), distinguió tres aspectos de la “fe”, acertando de lleno en su descripción, aunque usara la lengua latina y no las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego). Agustín distinguió entre: 1. credo Deum (esse), es decir, creo que Dios (es); 2. credo Deo, es decir, creo a Dios [y me fío de su Palabra]; 3. credo in Deum, es decir, creo en Dios. La primera fórmula (credo Deum) se refiere al contenido objetivo de lo que se conoce por fe; la segunda fórmula (credo Deo) es el asentimiento del creyente a Dios y su Palabra; y la tercera fórmula agustiniana, que se inspira en el comienzo del Credo (credo in Deum), se identifica con el concepto bíblico de fe: confianza, perseverancia y compromiso del creyente con Dios. En el Opus Dei se nos hacía mucho hincapié en el credo Deum por aquello de no apartarnos de la “buena doctrina” y también se nos enfatizaba el credo Escriba et Portillo (en vez del credo Deo) para que asintiéramos a Escribá, a Portillo y a los documentos internos en vez de la Palabra de Dios. En cambio, apenas se nos insistía en la importancia del credo in Deum, que es el aspecto nuclear de la fe, a saber, la compenetración, creciente a lo largo de la vida, de la persona creyente con Dios, al estilo de Abrahán, Moisés, María, Pablo y un largo etcétera.

 

Al salir del Opus Dei, no sólo hay que rehacer muchos aspectos de la vida humana que en una vivencia sectaria se fueron oxidando: de esta faceta de la recomposición personal se habla con frecuencia en Opuslibros. En opinión de Aquilina –si la he interpretado bien– y en mi opinión, hay que aprender a recomponer, además, la vivencia auténtica de la fe después de la desvinculación.

 

Josef Knecht









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