El primero de julio el prelado del Opus Dei y el arzobispo de Zaragoza bendijeron una imagen de Escrivá y otra de Juan Pablo II en la parroquia basílica de Santa Engracia de Zaragoza.

La parroquia editó un folleto de 30 páginas con las rúbricas de la ceremonia, las lecturas de la misa que siguió a la entronización de los bronces y las fotos de los mismos acompañado de un texto. Es obvio que el Opus Dei tuvo que dar su permiso para editar el folleto, y más obvia todavía la manipulación de la historia para justificar que tanto Juan Pablo II como Escrivá había tenido en su vida una fuerte vinculación con dicha iglesia. Léanse los texto que se acompañan, y diga alguien en qué hagiografía de Escrivá se contienen los quince años de incardinación en la diócesis de Zaragoza tras su ordenación. Y como, un día, celebró una misa en dicho templo, ya es como de la casa.

De "Casa" es el párroco, tres curas más y un buen número de feligreses pertenecientes a las clases altas de la ciudad.

Eso no lo cuentan. Pero Zaragoza ya tiene una iglesia entregada al Opus Dei, la de la Exaltación de la Santa Cruz, y el pelota del arzobispo anuncia una nueva parroquia en una zona de expansión de la ciudad dedicada a san Josemari. Qué hartazgo...

Bastián.