Hola.

El escrito de Agustina “Se acabaron los miedos” me anima a escribir algo sobre el tema de la autoridad y del respeto que debe haber entre todos. Yo me acuerdo del tiempo en que viví ese proceso, el de desvincularme al opus dei, y fue un tanto doloroso. En ese sentido, quisiera que este comentario fuera para ayudar, para hacer sentir mejor a alguien.

Yo era un estudiante de pre-universitario, como de 17 o 18 años, y ahora que lo recuerdo, yo soy de los que nunca pertenecimos al opus dei, pues según ellos creo que es hasta la fidelidad donde uno realmente era del mismo. Pero eso para mí no existía, Yo era del opus dei, con carta y oblación. Y lo de no pertenecer me di cuenta mucho tiempo después al conocer las estrategias internas de la prelatura.

Pero en fin, la persona que me citó, uno de los que eran directores, no de la residencia, sino que vivía en la delegación, llevó el proceso de una especie de plática en donde se me sugería que ya no perteneciera al opus dei. Yo accedí, inmediatamente, pues eso era como una válvula de escape a una sensación de estar viviendo en el limbo. Creo haber llorado en ese momento. También ahí escribí una carta, que se me dictó, y decía que agradecía todo....

Pero en fin, eso es simplemente un proceso. Ahí estábamos dos personas que pertenecían a dos momentos diferentes, uno a la de la vida en la delegación, otro a la de ya no vivir en una residencia. Pero éramos dos personas. Yo bien que conocía a aquel director, pues había dirigido muchas excursiones, campamentos, y había vivido en residencias a las que yo asistía. Con el tiempo, él también se salió.

Al salir uno se da cuenta de que las personas alrededor no preguntan cosa alguna, y las que preguntan, o tienen algún legítimo interés o son mal educadas. Y a la mala educación, pues hay que tenerle paciencia, pero es a uno al que le compete el hacerle caso o no. Yo concuerdo con lo que dice Agustina, pues es importante vivir en el respeto, que entre otras cosas implica, darse a respetar.

Saludos cordiales.

Paiquito