Francisco, ¿fan del opus?.- Salypimienta
Fecha Monday, 13 May 2013
Tema 070. Costumbres y Praxis


Con sorpresa leo en un artículo de Joseph Knetch, en el que menciona que un escritor/periodista ha escrito un libro donde comenta la cercanía del Papa con el Opus Dei en sus momentos de soledad. No sé en que se habrá basado el Sr. San Agustín para publicar eso.

En primer lugar, porque por lo que hemos sabido del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, siempre vivió muy humildemente en Buenos Aires. La verdad es que no creo que nadie en el opus haya tratado ni de acercarse a él, casi que me aventuraría a decir que en el club de san Chema, sucursal Argentina, lo debían de haber criticado con esa 'caridad' tan viperina que tiene el dark side para vituperar todo lo que no va de acuerdo a su idiosincrasia,y todos aqui sabemos bien que es muy particular. El escritor dice, que se sintió acompañado en momentos de gran soledad. Tampoco me cuadra ésta aseveración, ya que también sabemos que el Cardenal Bergoglio solía moverse entre las personas normales de su entorno. Tanto es así, que a su entronización invitó a su amigo el 'cartonero' y personas de ese contexto que han sido sus amigos por años y años. No me explico, por qué el opus tendría que acompañarle en ningún momento, porque no creo que haya tenido muchos momentos de soledad siendo un ministro trabajador y poco dado a la holgazanería y tan querido por su grey.

Por otra parte, Francisco ha demostrado que no sólo no le gusta, sino que le molesta sobremanera todo lo que huela a oropel, ostento, derroche y opulencia, y nuestros ex-hermanos hijos de el Fundador sin fundamento, no pueden concebir la vida sin estas 'cualidades', ¡vaya!, que no me imagino al consiliario de Argentina invitándole al Padre Jorge Mario a unas galletas marías remojadas en café con leche, sentados en la mesa de la cocina de la comisión. Está por demás decir que, por orden expresa del padre de los numerarios, agregados y supernumerarios, llamado José María Escriba Albás en sus orígenes, prohibió terminantemente, so gravísimas penas -entre ellas, seguramente la del rejalgar- que cualquier jesuita se acercara si quiera a un centro, o sea, que desde sus orígenes se impuso en el opus una ferrea orden de restricción a los miembros de la obra de san Ignacio de Loyola.

Por lo tanto, creo que el señor San Agustín no tiene ni la más remota idea de la cosa tan absurda que escribió. Lo que me lleva a pensar que o él mismo es opus fan y se sintió obligado a echar unas mentiras para dejar a la madre guapa en buen lugar; o que de plano se le fueron las patas e inventó ese cuento para rellenar páginas.

Por otra parte, yo creo que en el opus han de estar haciendo derroche de mortificaciones, novenas a san Chema, don Álvaro, Montse, Isidoro, etc., encomiendos y circo maroma y teatro para ver cómo llegarle al Papa. No me extrañaría, conociendo la calidad del percal, que todas esas restricciones impuestas a todo lo que olía a jesuita, desaparezcan como por arte de magia y en adelante sean lecturas obligadas de retiro trimestral los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, y se haga la meditación de la mañana con las Cartas de San Francisco Javier, porque esos son capaces de todo, ¡de todo! antes de perder terreno en el Vaticano.

Un beso a todos.
Salypimienta.









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