A los cadáveres se les entierra piadosamente.- Pinsapo
Fecha Wednesday, 10 April 2013
Tema 020. Irse de la Obra


VIAJE DESDE GRAZALEMA A LAS PLAYAS DE CALAIS
Autor: Pinsapo


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I. Etapa feliz en el club “El Pinsapar” y otras aventuras

II. Que es lo que nos atrapa de esta web y música como método para sanar

III. Rápida y fácil entrada: así se las ponían a Fernando VII

IV. El centro de estudios como huída hacia adelante

V. Evocaciones de Almodóvar del Río y su castillo medieval.

VI. “Pasar-las canutas” en la etapa directiva: ver, oír y callar.

VII. El Numerario que besó a Claudia Schiffer

VIII.- Habemus Pampa: argentino, pero modesto   

IX.- Excursiones por el “camino” más peligroso del mundo.

 

 

X.- A los cadáveres se les entierra piadosamente

 

 

 

Cementerio en California

Muchos de nosotros recibimos, en el proceso final de salida, besos de hielo a modo de fría despedida que certificaron el fracaso de la institución con nosotros, pues a pesar de tanta insistencia en retiros mensuales, anuales, centro de estudios y cursos anuales, al parecer no fueron suficientes para grabar a fuego “la llamada” ni para dejar todo bien atado. Al hablar de Judas Tadeo describí que es misión imposible incluso para Tom Cruise (que fue seminarista católico), pretender que en el proceso de salida de la obra se implante una praxis más caritativa, o cuando menos más canónica, ajustada al CIC de 1983, que manda a las instituciones eclesiales que observen la caridad evangélica con el miembro que decida marcharse (c. 702.2); que la expulsión solo cabe por causas graves, externas y jurídicamente comprobables (c. 696) y que antes, se le debe hacer una previa amonestación ante dos testigos y debe salvarse siempre su oportunidad de defenderse (c. 697.2)...



Antiguamente hacían falta dos dispensas para salir, la de “vida de familia” para dejar de vivir en un centro sin cometer grave falta (muy monacal), que abría paso a un periodo angustioso previo a la salida pues, aunque el interesado lo tuviera muy claro, sus deseos de lograr sin más espera la dispensa definitiva de los compromisos no importaban un pimiento, estando a merced de la autoridad competente que podía alargar la agonía hasta su concesión “graciosa.” Esto contradice la legislación canónica, para la cual la dispensa es la relajación de la ley general para el caso particular (c. 85), pero nunca expresión de arbitrariedad porque de lo que se trata es de hacer justicia de acuerdo con la singularidad de cada caso, por lo que se aplica la ley en orden al bien de la persona. Contradice también el derecho general de los contratos pues para vínculos de naturaleza contractual, cuyas obligaciones entre ambas partes son recíprocas, está implícita la “exceptio non adimpleti contractus”, la facultad que tiene cada parte de resolver su compromiso si uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe, siendo el efecto de la ruptura obligado si a una de las partes le resultase imposible cumplir las obligaciones asumidas.

Ya conté como las pasaba canutas recibiendo charlas prototipo de las que el lenguaje no verbal transmitía mucho más que las palabras: mirada huidiza, frases hechas con el mismo guión, falta de franqueza, rechazo a la mano tendida. Eran personas que tenían muy claro que lo único que les interesaba del centro era la sala de estudio, como lo demostró su desaparición tras aprobar el examen de médico residente y de selectividad previo a la Universidad. Luego accedían a que se les fuera a buscar a tierra hostil, lejos del centro, y tras confesar que su estancia en la obra era pura pantomima, mi misión fue la de acelerar el proceso de desvinculación pues era indudable que cualquier tipo de presión solo serviría para un mayor rebote, y les procuré una salida lo menos traumática posible sin reprocharles siquiera su falta de confianza. En realidad no los conocí a tiempo para entablar una franca relación amistosa, eran ya “cadáveres” en la cuneta. Más positiva fue la experiencia con un chico jovial y sincero en la charla (mentiroso compulsivo con quienes no congeniaba), con el que entablé verdadera amistad, por lo que tuve muy claro que nunca debió haber pitado e intenté hacerle lo más llevaderos posible los meses previos al 19 de marzo, en que le acompañé en su clara decisión de no renovar el compromiso. Nunca entendí la postura del director de que pusiera todo de mi parte para que renovase otro año por si la cosa cambiaba, sometiendo a él y a quienes le rodeaban a otro innecesario año de suplicio. Era como pretender en doce meses que un ingeniero amase la poesía romántica cuando siempre manifestó que la única lectura que le interesa era la de los manuales de instrucciones de los electrodomésticos.

Dice Marco Tulio Cicerón que quien olvida su historia está condenado a repetirla, en lo que profundiza Menéndez Pelayo al afirmar que el colectivo que ignore su historia está condenado a irrevocable muerte y que aunque “pueda producir brillantes individualidades aisladas, serán como relámpagos que acrecientan más y más la lobreguez de la noche." Al releer una carta de un amigo de la infancia de mayo del 92, respondiendo a mi invitación para asistir a la beatificación, reafirma mi convicción de la necesidad de ver las cosas con perspectiva histórica, por lo que veo muy útil compartir su contenido, que resumo:

“Me ha sorprendido tu ofrecimiento para viajar a Roma con motivo de la beatificación, y no lo tomes a mal, pero mi forma de pensar y de concebir las cosas se aparta bastante de la vuestra. No he vuelto a tener contacto con el opus tras mi marcha del colegio y no tengo ninguna intención de volver a tenerlo. Creo que hace agua por todas partes y aunque mantengo contacto con algunos miembros –pues aunque rechace la institución no tengo nada en contra de sus miembros- estoy en posiciones muy distantes de su forma de interpretar el cristianismo. En cuanto a la beatificación mi opinión no es muy favorable por ser pocos los años transcurridos, ha sido un proceso muy controvertido por la ausencia del testimonio de personas muy relevantes pero que no interesaban... Espero no haberte desilusionado y que comprendas que lo antes expuesto te lo comento como amigo que te considero y con confianza para ello.”

Hace 20 años el disgusto con mi amigo fue colosal, pero redescubrí su ecuanimidad al leer el texto de exclusión de testigos del tribunal de la Archidiócesis de Madrid de 12 de septiembre de 1984, que en su punto 11 rechaza a Antonio Pérez-Tenessa Hernández, que pitó en 1939 y se ordenó con reticencias en 1948 siendo ya Letrado del Consejo de Estado. Fue Secretario General de la Obra (2º de la institución, tras el Fundador) de 1950 a 1956 y Consiliario de España desde ese año hasta 1965. Su descarte se basa en que en ese año en que marchó a México, abandonó el sacerdocio y contrajo matrimonio civil. Salió al paso de ciertas insidias revelando: “nunca estuve a gusto en la obra... siempre me quise marchar, lo saben ellos... me opuse a la ordenación hasta donde pude... pero todo fue inútil... salirse de la obra era poco menos que imposible. Me fui huyendo como un malhechor con lo puesto, no había otra salida... Cuando me vi libre, respiré, empecé a sentirme persona, di gracias a Dios y se las sigo dando.” Las acusaciones le hacían responsable del desorden de la región de España, del gran pecado de soberbia y de haber cambiado su apellido.

Este desdeñoso trato a tan relevante personaje de la historia de la obra, salvando las distancias, guarda cierta similitud con el “proceso al cadáver” como se llamó en el año 897 el juicio póstumo al Papa Formoso, que ya muerto y enterrado por orden del nuevo Papa Esteban VI, exhumaron sus restos y recompusieron sus despojos como marioneta con vestiduras litúrgicas, celebrándose las sesiones del juicio en la Basílica de San Juan de Letrán. Tenemos claro que el juez Garzón no tuvo que ver en el desaguisado, y como la pestilencia hacía insoportable las sesiones, se perfumaba a la momia con perfumes de Grasse. Lo cuenta con detalle el historiador Greporovius en sus crónicas medievales, exponiendo que el Fiscal arrinconaba con sus preguntas al esqueleto acusado de excesiva ambición para lograr el anillo papal, interpretándose su silencio como prueba de culpabilidad, declarando la Sentencia que fue indigno pontífice y se declaran nulos todos sus actos y ordenaciones episcopales, sometiéndole a las peores humillaciones: le arrancan sus vestiduras papales y le amputan los tres dedos de la mano derecha utilizados para las bendiciones y su cuerpo es arrastrado por las calles de Roma y arrojado al Tíber, por cuyas aguas navegó a la deriva durante tres días.

Sobre la cuestión de los apellidos de Antonio Pérez, que cambió por Pérez-Tenessa al comenzar su nueva vida mexicana, algunos afirman que el Fundador insistió en que se hiciera llamar Pérez de los Grajales. Refiere el ABC de 16 de noviembre de 1956 en sus Ecos de Sociedad la celebración del enlace Gefaell-Camacho en la Iglesia de Santa Bárbara por D. Antonio Pérez H. de los Grajales, Consiliario en España del Opus Dei, siendo padrino el director del Instituto de Crédito de Reconstrucción Nacional y testigos: el Conde de Benjumea (gobernador del Banco de España), Gómez de Liaño (ministro de Hacienda), Iturmendi (ministro de Justicia), Camacho (Decano del Colegio de Abogados de Sevilla), el 2º Jefe de la Casa Civil del Jefe del Estado, el Jefe de la I Región Aérea y el Jefe de la Bandera de Paracaidistas. La numerosa concurrencia marchó tras la ceremonia al Hotel Plaza para asistir al banquete nupcial.

Enlazo ahora con la restricción a los sacerdotes numerarios para impartir los sacramentos del bautismo y el matrimonio, que se consideran meros compromisos sociales que tienen prohibido aceptar, equiparándose a invitaciones a comer, visitas a casas donde vivan mujeres o de supernumerarios o entregar fotografías suyas. Por lo que se ve, aquí si se aplica la relajación de la ley general, pero para casos muy particulares como la boda de postín que he referido. Observo con alegría que cada vez son más las excepciones, viendo a una amiga mía como se comunica por “guasap” con su antiguo capellán del Colegio Mayor Goimendi, que mis sobrinos son bautizados por el cura numerario del centro de mujeres que acude al convite posterior, en una casa de supernumerarios.

La biografía de Tenessa incluye los años anteriores y posteriores a la obra, pero borra los 27 años en que fue alto cargo de la obra, por lo que pienso que todos debemos asumir el consejo de Samus Arand: "Mi pasado no es un recuerdo, es la fuerza que me apoya, me impulsa y me guía, no es que comprenda hacia donde me lleva, pero como en cualquier historia, el pasado es el comienzo." El padre de un buen amigo mío fue novicio jesuita, y en 2008 cuando fue elegido Adolfo Nicolás Prepósito General, me enseñó con orgullo un librito del noviciado de Aranjuez de la promoción del 53 al 61, en la que aparecen juntos el sevillano y el palentino, a quien no volvió a ver desde aquel año pues, como fiel jesuita, estuvo más de 40 años entre Japón, China y Filipinas. Y me pregunto, ¿qué nos dice Jesús con la frase “acordaos de la mujer de Lot”? (Lucas 17-32). Cuando el Señor, aburrido de la impiedad de los habitantes de Sodoma y Gomorra, dice a Lot que huya con su familia por la inminente destrucción de las ciudades diciendo: “no mires tras ti… escapa al monte, no sea que perezcas” (Génesis 19:17). Lot y su familia salen de la ciudad y al alba siguiente a su fuga, “hizo llover Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego y destruyó las ciudades.” (Génesis 19:24). Contra el mandato del Señor, la esposa de Lot decide “mirar atrás” y se volvió estatua de sal, por lo que recapacito sobre la bondad de mirar atrás o mirar hacia adelante. La historia nos enseña las lecciones de la vida, y quienes ignoran sus enseñanzas están abocados a tropezar de nuevo. Y si la historia es tan valiosa, ¿tan malo fue lo que hizo la mujer de Lot? Pues que no sólo miraba atrás, sino que en su corazón deseaba volver atrás. El reproche no es por mirar atrás, sino por hacerlo con nostalgia y con un apego al pasado que supera la confianza en el futuro.

Las 700 cruces sobre tumbas de emigrantes desconocidos del desierto del Valle Imperial de California que fracasaron en su intento de alcanzar la tierra prometida, reclaman la dignidad de los caídos pero no olvidados en el mayor cementerio de USA tras el militar de Arlington de soldados desconocidos. ¿Se abrirá una oficina de memoria histórica en Roma para no olvidar a tantas personas que entregamos nuestros mejores años a la obra?

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