No sé si son sus ochenta años "al calor" de tantas mentiras y tantas fracturas, pero no deja de sorprenderme algo que Mons. Echevarría escribe a sus hijos e hijas en la carta de este mes (llena de lugares comunes, por cierto). En ella afirma: "No olvidemos nunca que el Opus Dei nació y se reforzó, por querer divino, entre los pobres y enfermos de las barriadas extremas de Madrid; y a ellos se dedicó nuestro Fundador (atención, con mayúscula) con generosidad y heroísmo, con gran empleo de tiempo, en los primeros años de la Obra"

Vuelvo a leer dos o tres veces más, y entonces me pregunto, si esto es verdad, cómo es que los miembros del Opus Dei viven entonces en casas lujosas, que están en las mejores zonas de las ciudades; cómo es que no viven, como las Misioneras de la caridad (Madre Teresa de Calcuta), las Hermanas blancas (Misioneras de Africa), o tantas otras congregaciones, en medio de la gente necesitada y pobre a la que sirven. Y me pregunto también si esto no es ¡una vez más! un intento de Mons. Echevarría por congraciarse con la autoridad, de mostrar y demostrar lo buenos que son y el bien que hacen. En el pequeño rancho donde yo nací la gente mayor suele decir, con mucha sabiduría, ante situaciones como ésta "son patadas de ahogado". Que cada quién saque sus conclusiones.

Bono