Como reproduce el escrito de Daniel M (8/IV/2013) sobre los estudios internos, estos tienen en los Estatutos un carácter público (sacerdotes) o privado (todos los demás) dependiendo de las personas que los cursen, lo que coincido con él en que es injusto por discriminatorio. Del recuerdo de mis tiempos en la Obra queda que también así se transmitía internamente, lo que hace que en este caso coincida la praxis con los Estatutos.

Por el contrario mucho me extraña lo que reproduce Cassandra (8/IV/2013) de que lo que hay hacer para continuar estudios eclesiásticos es pedir en la Prelatura el expediente académico, pues si lo facilitaran eso es precisamente un reconocimiento del carácter público de los llamados estudios internos, lo que contradice los mismos Estatutos, al menos tal como se han interpretado en este punto. Por tanto no creo que tarden mucho –como ella dice- en facilitar el expediente, lo que diría poco de su eficiencia burocrática (que al menos hasta hace unos años era una maquinaria bien engrasada), sino que no creo que lo faciliten.

Desde luego que si cambiaran este modo de funcionar sería un paso a favor de la no discriminación, que afectaría tanto a los actuales miembros de la Obra como a los que lo fuimos. En este caso reparar esta forma de hacer las cosas tendría la ventaja de que no desequilibraría el presupuesto del Studium Generale, y además asimilaría a la Obra a todas las demás instituciones eclesiásticas y civiles: ¿Dónde se ha visto una institución académica que no certifique los estudios que imparte! Pero claro no todo es el coste económico de rectificar sino que también hay que reconocer que las cosas se podrían y se pueden hacer mejor.

Enrique Antonio