De la imposibilidad de entenderse.- Zartán
Fecha Friday, 22 February 2013
Tema 140. Sobre esta web


Desde hace tiempo aparecen por estos lados insignes pedagogos que intentan por todos los medios hacernos entender como son en realidad las cosas al interno de una cierta prelatura personal. Durante bastante tiempo Calandria ha puesto su mejor voluntad en hacernos entender, últimamente han hecho sus aportes Oscarín y Enrique. Estos -como otros predecesores- llegan, instruyen, vuelven a instruir, insisten y al final, visto que los alumnos no consiguen entender lo mas básico, se rinden y nos abandonan en nuestra ignorancia. Unos dan portazo al despedirse y nos dejan epítetos como “amargados”,”resentidos” y otras delicadezas por el estilo. Otros simplemente nos dejan tal vez con la tristeza de no haber conseguido hacernos ver lo que ellos ven con claridad meridiana.

Parto de la idea de que vienen con la mejor intención y no puedo ni quiero admitir que estas aportaciones sean una brillante idea de algún Vitrubio-boy para hacernos girar a todos en torno a un punto fijo: un pedagogo suelta su afirmación rotunda y contundente y ya tenemos varios días en que todos se dedican a darle pescozones, todos nos ponemos a jugar el juego que ellos han iniciado. Descarto la confabulación organizada o sugerida.

Por otro lado no me considero del todo cretino, no he conocido a ningún naufrago cretino y de los “in” tengo que decir lo mismo. Entonces, si hablamos de las mismas cosas (dirección espiritual, gobierno, familia, ...) ¿cómo es posible que no consigamos ponernos de acuerdo?

Un día, pensando en esto, tuve una epifanía: me vino a la memoria un texto con el que se pretendía introducirnos en el latín en uno de mis primeros cursos anuales. Eran unos marineros en su barco que le hacían gestos raros a otros señores que estaban en la orilla y la didascalia decía algo así como “nautas vexavant agricolae” (no pasé el latín por lo que no garantizo que esta frase sea correcta) . Los “nautas” no podían entender a los “agricolas” y los “agricolas” pensaban que los “nautas” estaban todos mal de la cabeza. No podían entenderse porque estaban en mundos diversos. Hablaban de las mismas cosas pero entendían cada uno lo suyo.

Si quieres entender a los “nautas” haz el esfuerzo mental de considerarte embarcado. Si un “nauta” (abogado él) te dice que le importa un rábano la forma jurídica de la prelatura, recuerda que hubo un momento que a ti efectivamente te importó un rábano (por lo menos a mi me importó menos, incluso con mi doctorado en canónico, leer que solo los clérigos forman parte de la prelatura). Que pueda entender en algunas cosas a los “nautas” no significa que tenga que estar de acuerdo con ellos ni que entienda otras muchas otras razón por la cual sigo buscando otra epifanía.

Por otra parte, no estaría nada mal que los “nautas” se pusieran por un momento en lugar de los “agricolas” e hicieran algún esfuerzo por entender lo que decimos en lugar de intentar convertirnos, educarnos, amaestrarnos o desmentirnos según los casos. Y, sobre todo, agradecería que evitasen esas afirmaciones tan sorprendentes del tipo “siempre uno se ha podido confesar con quien le ha dado la gana” y que pretendan que lo tomemos en serio cuando todos hemos vivido otra cosa por muchos años. En su momento lo acepté pacíficamente (como otras tantas cosas y sin saber que era contrario a lo recomendado por la Iglesia) pero no me vengan con historias: uno se confesaba sí o sí con el cura del centro y punto. Y tres cuartos de lo mismo te pasaba con quien tenías que hacer la confidencia, se te indicaba el designado y se te gustaba bien y si no... pues también. Lo demás es puro revisionismo histórico en su peor sentido.

¿Pero que es lo que hace que los “nautas” no se inmuten cuando leen en el CIC los cánones 294 y 295? En mi opinión es esa seguridad de que el barco es lo estable, el resto (mar, costa y “agricolas” incluidos) es pasajero, cambia, fluye. En algunos casos (al menos el mío lo era) es que no te importa lo que pase fuera de tu metro cuadrado, en otros puede ser esa sensación de seguridad absoluta sobre la tenencia de la verdad en forma exclusiva: por ahora la Iglesia no se ha dado cuenta de que los laicos si que forman parte de la prelatura pero con el tiempo reconocerá que es así. Los “nautas” tienen su punto de referencia, su centro del universo, en el mástil del barco y los que se mueven son la tierra y el mar. Para los “agrícolas” lo que se mueve es la pía unión, el instituto secular o la prelatura personal.

Hay dos centros de referencia y -por tanto- no hay forma de entenderse. Lo que unos llaman cariño otros lo llaman formalismo, lo que unos llaman familiosis otros lo llaman amor fraternal...

Y sigo dándole vueltas al tema y, con cariño por los “nautas” lo único que este naufrago puede decir es que “eppur si muove”.

Zartan







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