Tu respuesta, punto por punto, a mi informe (presentado en su momento con afán de colaborar, cuando yo era un numerario perteneciente a un consejo local) me confirma en la convicción de que hablar con cierta gente de la Obra es como hacerlo con una pared. Y vuelve a confirmar que NADA ha cambiado y que NADA cambiará, salvo un milagro o una decidida intervención de la Santa Sede.
¡Gracias a Dios, pude darme cuenta a tiempo y salir! ¡Dios proteja la salud mental de los que entregan sus almas en manos de gente así!
Bolter