El caso Gaztelueta.- Ramón
Fecha Wednesday, 09 January 2013
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Hola,

En relación con el terrible y triste caso de Gaztelueta, quisiera hacer algunas observaciones:

- En primer lugar, vaya un saludo de apoyo a la familia. Lo que deben estar pasando no se lo deseo a nadie, y sólo cabe desear que el muchacho evolucione favorablemente.

- Sorprende la reacción tan torpe, inadecuada y extraña (por decirlo de forma suave) del centro educativo. Con la experiencia tan tremenda que ha tenido la iglesia católica con estos casos, uno pensaría que la trasparencia sería la tónica y la norma a seguir. Pues no, parece que de nuevo, y al igual que en el caso de la iglesia institucional, ha primado el "prestigio", el "buen nombre" y cosas similares. Sin querer prejuzgar, si de verdad quieren que todo quede claro, si de verdad quieren demostrar que el docente es inocente, lo mejor es arrojar luz y no dar la menor imagen de oscurantismo. Parece que éste no es el caso, un inmenso error que aumenta si cabe el dolor de la familia. ¿Cuál ha sido la actuación de las autoridades eclesiásticas, de las que en cierto modo depende el Centro?

- JM ha afirmado (07-01-13) "El posible abuso sexual que ha ocurrido es una consecuencia de que numerarios mayores tienen que hacerse amigos de niños para que estos piten". Pues sí y no. Con frecuencia se dice que los adultos que trabajan con niños, o chavales, o jóvenes se vuelven pederastas. Otra corriente de pensamiento lo achaca a que estas personas son homosexuales. Debemos negar estas afirmaciones, faltas de sentido y rigor. Hay millones de maestros en todo el mundo, que conviven con niños, chavales y jóvenes, dándoles lo mejor de sí mismos. Algunos, como hemos visto en la matanza de Newtown en Ohio, dan la vida por sus alumnos. Seguro que en Gaztelueta también hay muchos así. La pederastia, y los abusos asociados, tienen otro origen, que es la sexualidad reprimida, aberrante y pervertida. Se trata de personas sin una asunción normal y sana de su sexualidad, con una vida afectiva alterada y trastornada, que dirigen esos impulsos no hacia su objeto sexual lógico, sino contra personas indefensas que no presentan resistencia. El hecho de que las víctimas sean niños varones es un tanto anecdótico, también se dan casos entre mujeres, aunque aparentemente no sean tantos.

Por tanto, dejemos en paz lo de que se debe a "hacerse amigo" de los niños. ¿Cómo es posible que un alumno pase horas y horas con un profesor en pleno horario lectivo, sin que nadie se extrañe? Debemos preguntarnos por qué hay personas con estas alteraciones en su afectividad y sexualidad que entran sin problemas en las instituciones religiosas y educativas, qué tipo de moral sexual predicamos y practicamos, que lleva a un concepto negativo de la sexualidad, que trastorna. ¿Sucedería esto mismo en un colegio mixto?

Tampoco podemos mezclar en el tema el asunto del celibato, aunque éste no sea el mejor añadido en estas situaciones, pues la renuncia al sexo atrae a personas que escapan de su identidad sexual. Debemos preguntarnos por qué el celibato se conoce como "estado de perfección" superior al matrimonio. Por lo que yo sé, algunas diócesis hacen la vista gorda cuando los curas tienen novia, siempre que ésta no esté engañada. Si esto es así, ¿por qué seguir insistiendo en el celibato como condición sine qua non para la misión ordenada, o incluso para gente, como los numerarios, que ni siquiera son presbíteros? ¿por qué se exige esto como requisito a personas que no conocen la vida?

Sólo queda desear de nuevo que el Opus Dei haga normal lo que en la calle es normal, que reine la trasparencia, que los falsos conceptos de respetabilidad, de buen nombre, de pureza, dejen paso a la trasparencia, la apertura y la sinceridad. Y que la iglesia haga de una vez por todas un ejercicio de trasparencia entero y verdadero, que dé frutos en todos los órdenes, y renueve su visión sobre la vida sexual, que no hace más que darnos disgustos.

Ahora el daño está causado, y el muchacho con su familia deben seguir adelante. Sólo queda desearles de nuevo una pronta recuperación y que esto no se repita en ningún muchacho.

Que Dios os guarde a todos

Ramón









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