Llevamos ya varias semanas con el tema de la fe después del opus. En lo personal he disfrutado cada escrito, porque todos me han aportado algo. Creo de verdad que en el opus dei hay muy pocas personas -porque no me atrevo a decir que ninguna-, que viven una fe sana, normal.

En mi caso la experiencia religiosa opusina fue algo así como "la agonía de ser católica", creo que es algo que nos ha pasado a muchos, sin importar si fuimos numerarios, agregados o supernumerarios. Es de comprenderse que algunos hayan quedado de la religión e incluso de la misma fe, un poco hasta la coronilla. No es para menos, todos los excesos son malos, y dentro del dark side, la fe se lleva a extremos épicos...

Algo que debía ser tan natural como amar a Dios con sencillez, que es como debe de ser, ya que Él mismo así nos creó, se vuelve una verdadera epopeya. La experiencia me dice que cuando algo necesita de tanto vericueto y de tanta norma es porque algo deforme tiene. Cuando hagas lo que hagas, llegando incluso, a extremos inhumanos, no das la talla, pues es que eso lo inventó un psicópata o una persona terriblemente mala, y más maldad le encuentro, cuando se trata de algo tan intrínseco en las personas como lo es su relación con la Divinidad.

Creo firmemente que todas las personas nacemos con el don de la fe, y que ésta se activa cuando tenemos uso de razón. También creo que la fe se puede perder cuando un elemento exterior la violenta a tal grado que la mata, o al menos la deja agonizante. Al ser todos distintos, y con sensibilidades de diferente calibres, perfectamente puedo comprender que algunas personas hayan quedado tan agotadas espiritualmente con la experiencia, que no quieran escuchar nada del tema.

Siempre he pensado que todos los que entramos al opusdei, lo hicimos porque en el fondo eramos unos idealistas de la fe, y creo que a todos nos presentaron a esa locura inventada por san Chema, como el traje a la medida que todos buscamos en un momento dado. Lo malo es que nos tocaron muy buenos vendedores porque nos convencieron de que era el vestido de nuestros sueños, y nos hicieron comprarlo sin dejar que nos lo probásemos. Muy mal, porque al pasar la emoción del primer momento, la emoción de estrenar traje nuevo, nos dimos cuenta de que era incómodo, picaba, apretaba e incluso lastimaba por que no nos ajustaba nada... y nos hicieron creer que si nos quitábamos esa indumentaria quedaríamos desnudos y completamente expuestos a los elementos. Así nos quedamos con el vestido puesto hasta que tomamos la decisión de morirnos de frío antes de vivir en esa tortura. La fe, debe de ser como un guante hecho a la medida, como el jersey tejido por la abuela que conoce perfectamente nuestras medidas y que se vuelve inmediatamente nuestro favorito por lo confortable, porque nos arropa haciéndonos sentir cómodos.

Mi caso es muy sencillo. Al quitarme el vestido maldito, un tiempo me quedé medio desnuda, es verdad, pero en el minuto en que sentí frio, me cubrí con una rebeca tan cómoda, tan confortable, que no pienso abandonar nunca más. Como dice Heraldo en su último escrito, continúo creyendo porque no ha habido ninguna circunstancia que me incitara a dejar de creer, y en cambio, sí las ha habido que han reforzado mi fe. Como Atomito pienso, que la Iglesia ha hecho hasta lo imposible por pervertir la fe, porque sabiendo lo que sabemos de ella, nos cuestionamos si de verdad "eso" que pregonan los purpurados es en realidad lo que Jesucristo nos quiso decir. En lo personal pienso que no, y que la Iglesia se ha beneficiado de la fe para obtener beneficios muy humanos y nada divinos. Pero sigo considerándome católica, porque es la fe en la que nací y en la que me criaron. Y sigo rezando el Padrenuestro todas las noches, y cuando siento temor rezo la oración de San Miguel Arcángel, y cuando me encuentro un poco desesperada me sorprendo diciendo "Acordaos, ¡oh! piadosisima Virgen María"..., y hacerlo me tranquiliza y me reconforta, pero también sé, y tengo plena conciencia de ello, que para Dios soy tan importante como el que no reza nada, porque Dios es Dios con o sin religión. La fe va mucho más allá de cualquier ideología porque es tan parte de nuestra naturaleza como el conciente o como el inconciente; como el ego o como el super ego. Pienso que las religiones, sirven para humanizar y poner a nuestro alcance algo tan enorme como lo es Dios. Lo que pasa es que en muchos casos se pasan de tueste. Yo misma, cuando estudiaba todos esos cursos de teología -tanto en el opus, como en la Universidad Pontificia de México-, juraba que sin las explicaciones teológicas, todos los creyentes estaríamos perdidos.

Ahora pienso todo lo contrario: tanta teología nos ha apartado de lo verdaderamente importante: de cómo Dios se nos revela a cada uno, porque a cada uno se nos revela de manera peculiar y particular, porque por eso es Dios. Finalmente, cada quién debe de ser libre de llevar la relación con Dios a su manera y disfrutar de su fe como mejor le convenga. En realidad lo que digan los jerarcas de la Iglesia, no importa tanto a la hora de vivir la fe de manera cotidiana. Por ejemplo: el Papa ha dicho que en el portal de Belén no había ni vaca ni burro, y que los Reyes Magos no venían de Oriente, sino que venían de la mismísima Andalucía... pues muy bien, la verdad es que ni me va ni me viene, ni me parece algo tan importante para mi fe. Yo seguiré poniendo el burrito y la vaca en mi Belén porque así lo he hecho los últimos 46 años, y no creo que me excomulguen por seguir haciéndolo. En cuanto a los Reyes Magos, ¿qué puedo decir?, me gusta más imaginarlos con turbantes y el camello y el elefante, porque la verdad pensarlos con camisa de lunares y guitarra y castañuelas me invita más a la risa que a la devoción. Pero bueno, lo bueno es que para Dios, todas estas cosas son nimiedades.

Un gran abrazo a todos, y ¡¡¡FELICES FIESTAS!!!
Salypimienta