Calzador de dinosaurio (Cap.25 de 'El buen pastor').- Nacho
Fecha Sunday, 27 June 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos



CALZADOR DE DINOSAURIO

Cap.25 de 'El buen pastor'
Enviado por Nacho el 27-06-2004


He entrado en la página web de la prelatura y he encontrado una sorpresa. Bueno, siempre hay muchas. Josemaría es denominado "el santo de lo ordinario". Claro, se sirven de su frase de hacer santidad de lo ordinario. En estos tiempos en los que impera lo comercial, un santo no podía ser menos. Hay que buscar un slogan que "enganche" en los incautos que todavía tienen buena fe. Los que hemos vivido la experiencia de muchos años sabemos que eso no es cierto. Es una mera operación de "marketing"...

Decir que Josemaría es el "santo de lo ordinario" es atribuirle algo que no le corresponde, pues los hechos de su vida fueron todo lo contrario. El "marketing" solo entra en este fundador con un calzador, pero calzador de dinosaurio y eso porque no existe un animal que tenga un tamaño superior a los que existieron antes de que el hombre habitara el planeta tierra. No pienso en un calzador de elefante, que ya es un animal grande, sino en el que he dicho, en un dinosaurio y de esta especie, el más grande que exista.

La vida de Josemaría se distinguió por la sencillez. No exigía nada para él... Llevaba una vida de lo más sencillo. Trataba con los más sencillos. Existía un acceso muy fácil a su persona. No tenía mal genio. Acudía a las reuniones con los de la obra en un automóvil sencillo. Comprendía mucho a la gente que le rodeaba. Aupó a su familia hasta un lugar adecuado. Expresó su deseo de que su hermano se casara con una mujer sencilla. No deseó títulos nobiliarios ni condecoraciones. Era "el santo de lo ordinario", pero todo lo contrario.

En toda institución existen dos versiones: la que "escriben" (por decirlo así de una manera fina) sus seguidores y la que cuentan los que fueron sus seguidores y ahora ponen en solfa muchas de las apreciaciones de las versiones oficiales. Aunque ahora no se diga, en las tertulias de supuesta familia (no lo es) de la prelatura se contaba que el "santo" tenía un genio muy fuerte y frecuentemente daba unos gritos tremendos para decir cómo se debían hacer las cosas. Ya he citado en otra ocasión que una vez dijo que cuando llegara una orden desde el consejo general de la obra había que arrodillarse. Es un modelo de sencillez y de buen trato a los que le seguían. Anda que si llega a seguir siendo cura del pueblo de Perdiguera, como nos lo presentaban cuando "peregrinábamos" a Torreciudad... no impondría las órdenes de esta manera.

Era frecuente --así se nos contaba-- que, al visitar un centro de la obra, el fundador descubriera un desperfecto en una ventana o que ésta cerrara mal, por ejemplo. Inmediatamente lo decía, pues "había que cuidar las cosas pequeñas". Claro, si no se hacía inmediatamente como él quería, los gritos se oían a muchos kilómetros de distancia, hasta en Moscú y eso que entonces la URSS era "el telón de acero". Para él eran necesarios "dos telones de acero" en torno a su persona para no oirle. Ejemplo de sencillez.

Yo, que me muevo en el mundo eclesiástico, suelo oir anécdotas de personas destacadas. Hablé cuatro veces, durante poco tiempo, con la Madre Teresa de Calcuta. No tuve ningún problema. Era muy fea, pero muy sencilla. La vez que vi más cerca a Josémaría fue en el Colegio Mayor Moncloa en 1972 y pude hacerle una pregunta, que no esperaban los de su entorno, aunque busqué que fuera en la ortodoxia seguida en el opus. Conseguí eso porque me colé en la tertulia. Claro, ya sabemos que todas las preguntas estaban preparadas. El resto de las ocasiones le vi muy lejos. Modelo de confiar en la gente y no solo en los que fijaba la comisión.

Josemaría decía que había conocido a muchos papas, a un número muy superior de cardenales y de obispos no sabía cuántos, mientras que fundador del opus dei no había más que uno. Modelo de sencillez y de santificación de lo ordinario. Por eso, en algunos momentos de su vida solía decir que se encerraba en su residencia de la calle Bruno Buozzi de Roma. La Iglesia para él, así lo decía en su carta de las campanadas, estaba muy mal. Se ve que se miraba mucho al ombligo y no se daba cuenta que, dentro, también existían problemas que no salían a la luz pública y que nos hemos enterado por los periódicos, cuando los ex han tenido la valentía de decirlo, por lo que se les acusaba de estar locos.

Recientemente me he enterado que el prepósito general de la Compañía de Jesús (jesuitas), padre Peter-Hans Kolvenbach, suele desplazarse por Roma en autobús. He cenado en este curso con los superiores generales de los Dominicos y de los Franciscanos. LLegaban a la rueda de prensa-cena en un coche utilitario. Sin embargo, el obispo-prelado no sigue esta práctica. Y Josemaría, que era "el santo de lo ordinario", se movía por España un automóvil marca Mercedes. Un modelo de sencillez. Todas las entrevistas que concedió y que aparecen en el libro 'Conversaciones con monseñor Escrivá de Balaguer' fueron con cuestionario previo y solo en el último momento se hacía la fotografía con los periodistas. Un modelo de sencillez.

Como Josemaría no quería honores mundanos y solo pretendía la gloria de Dios, solicitó el título de Marqués de Peralta, que le fue concedido. San Francisco de Borja, el Duque de Gandía, renunció a los honores. Josemaría lo solicitó, aunque luego dijera que era para su hermano Santiago. Este anuncio de solicitud de título nobiliario, naturalmente, suscitó una gran reacción en la opinión pública. En aquel tiempo, dentro de la obra no se podía hablar de esto. Ejemplo de claridad. Por eso se dice que es "el santo de lo ordinario".

"Consideraciones Espirituales", que luego se convirtió en 'Camino', fue su primer libro. Los de la obra, una y otra vez durante años estuvieron leyendo o meditando sus palabras, por si no se habían enterado. Luego vino 'Santo Rosario', que también se "empollaron" su seguidores. Y llegaron las "Conversaciones con monseñor Escrivá de Balaguer", una serie de entrevistas periodísticas, que estaban rematadas con la homilía de la misa del 'campus' de la Universidad de Navarra en 1967. Muy bien hecho, rematar una serie de entrevistas con una homilía. Claro, todo era muy sencillo y ordinario, solo que todos era a su gusto, puesto que las entrevistas eran por cuestionario.

Hasta su muerte fue un ejemplo de lo "ordinario". Dentro de la obra se prohibió hablar de la palabra "muerte". Con el tiempo, los directores de la obra establecieron que la frase correcta era "la marcha al cielo de nuestro padre". Así nos indicaban personas que venían de Roma. La palabra "muerte" era un tabú. Uno que es periodista sabe que por la repetición de una frase un día y otro, al final todos los dicen. Este era el caso de los directores y responsables de la obra. No decir "la muerte del padre" y sustituirla por "la marcha al cielo" es un ejemplo de sencillez. Por ello quieren considerarle "el santo de lo ordinario". No tuvo muerte, según esto, fue "una marcha al cielo".

Con estos breves comentarios he conseguido una cosa: demostrar lo "ordinario de este santo canonizado por la Iglesia. Si lo han conseguido sus seguidores ha sido porque han utilizado un "calzador de dinosuario", tamaño que han resucitado para un caso como éste. No entro en más detalles.





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