Queridos amigos:
Comentarios breves, variados, como un cajón de sastre, a algunas de las cosas dichas recientemente. Como por ejemplo lo de Gervasio el 21 de noviembre. Es un aporte muy bueno a la descripción del lado oscuro. Estoy de acuerdo en todo, lamento no poder contestar algunas de las preguntas porque no se la respuesta y hace ya algo de tiempo que me fui de allí. Si Gervasio pitó cuando no había ni clubs ni colegios, este hombre es un histórico de la organización. Un verdadero tesoro.
Antiguo me dice varias cosas el 23 de noviembre. La palabra “gentuza” fue una completa salida de tono de la que me arrepiento y pido disculpas. Y para que no solo sean palabras, me abstendré de comer postre toda la semana que viene. En lo demás, te agradezco tu larga y ponderada contribución, valoro la defensa de la iglesia, como yo también hice cuando eso era lo que tocaba, pero no estoy de acuerdo en todo lo que dices. Solo apunto que no creo que sea exageración que la moral conyugal que ha impuesto la iglesia haya ocasionado muy graves daños de todo tipo, incluyendo la muerte, a muchas personas. Yo he conocido bastantes como para hacerme una idea de que las dimensiones globales del danyo pueden ser abrumadoras.
Agradezco a Moises su apoyo. Lamento no haber contestado a su pregunta anterior, porque no soy erudito ni teólogo y porque tampoco entendí la pregunta. Seguramente eso confirma que no tengo muchas luces. Lo siento amigo Mois. Por otra parte, me parece genial que haya en esta web gente de todas las edades. Eso ayuda mucho.
El escrito de Josef me sonó a “demos el tema por concluido” y me parece bien. Creo que ha sido una conversación útil, y sobre todo me alegra mucho que hayamos derivado todos hacia una mayor comprensión y respeto. Siempre bueno.
Para Tomasiano mi más cordial felicitación por la decisión de evitar los colegios del opus como si fueran tóxicos.
Para Segundo otra felicitación por una propuesta formidable, pero supongo que da por sabido que no va a recibir ni la menor reacción por parte del lado oscuro. Ellos se lo pierden.
Con todo mi afecto,
Dionisio, desde el Areopago.
