Querido Dionisio:

Aunque supongo que Daneel responderá a tu carta a él dirigida el 16.11.2012, también yo quisiera puntualizar algo acerca de esa carta tuya, en la que, después de citar la encíclica Humani generis (1950) del papa Pío XII, concluyes que ni Rescatado ni Daneel son católicos del todo...

Además de recomendar cierta familiaridad en el manejo de las ciencias humanas y sociales para mejor entender los antiguos textos bíblicos (como hice en mi escrito del 12.11.2012), también habría que tener en cuenta este tipo de conceptos a la hora de analizar textos pontificios. En el quehacer teológico existe el importante concepto histórico de “proclamación de los dogmas”, según el cual cabe en el proceso de proclamación dogmática una creciente profundización en la comprensión de las verdades reveladas. Esto significa que un texto magisterial como el de la Humani generis es susceptible de revisión a la luz de los avances en la comprensión del dogma de la creación. Los concilios de la Antigüedad y de la Edad Media formularon una serie de doctrinas que, con el desarrollo dogmático, han sido puestas al día y, con el paso del tiempo, seguirán siendo actualizadas. La “proclamación de los dogmas” se procura aplicar de manera que no haya ruptura con la tradición, pero sí avance y enriquecimiento. Por tanto, no es correcta una lectura tan rígida como la que tú hiciste de los textos de la Humani generis. Dicho de manera positiva: Rescatado y Daneel se mantienen en la cosmovisión católica, aunque no sigan al pie de la letra la enseñanza de aquella encíclica del año 1950. Dicho de manera negativa: quienes se niegan a reconocer los avances de la “proclamación de los dogmas” corren el riesgo de desmarcarse de la fe (ejemplo: Lefèbvre y sus seguidores).

Te repito que este modo de proceder es habitual en la historia de la teología. Leyendo tus sinceros y espontáneos comentarios acerca de cuestiones teológicas, me confirmo en una conclusión a la que he llegado después de tratar a varios ex-miembros numerarios del Opus Dei: ¡qué mal se cursaban en el instituto secular y, tiempo después, en la prelatura personal las asignaturas internas de filosofía y teología del Studium Generale! Conozco a profesores de filosofía (no me refiero a ingenieros como tú) que, aun habiendo cursado todo el Studium Generale, no se han enterado ni de lo más elemental de la teología. Admiro a Rescatado porque él, tras su desvinculación de la Obra, sí ha aprendido bien teología. Rescatado es de las pocas excepciones que conozco; la mayoría de los ex-miembros numerarios se mueven con mucha confusión y pobreza conceptual en el terreno teológico.

Tengo la sincera impresión de que, por haber estudiado tan mal (1: superficialmente y de prisa; 2: bajo el enfoque del catolicismo integrista) las asignaturas internas, el Studium Generale ha causado en muchos ex-miembros más daño que beneficio. El cacao mental que constato en ellos, incluidos –repito– profesores formados en ciencias sociales (o de “letras”, por emplear la terminología más clásica), me confirma en que el poso que les ha dejado el Studium Generale ha sido tan sólo el del integrismo católico. Por eso, comprendo que personas inteligentes se rebelen, tras su desvinculación del Opus, contra el integrismo que en él aprendieron y que incluso “tuvieron que estudiar” cursando las asignaturas de teología. Lo comprendo, pero lo lamento en bastantes casos, pues esas personas, si no se actualizan como lo ha hecho Rescatado y se mantienen en una actitud de mera crítica antirreligiosa, se pierden la belleza y la apertura de miras que lleva consigo una vivencia no integrista de la fe.

Cordialmente

Josef Knecht