Cuando yo era un recién pitado, el director de mi centro era un agrónomo joven que trabajaba en la cátedra de botánica de la facultad de Agronomía, de la cual mi padre era catedrático. Mi padre le tenía un gran cariño y tenía esperanzas de que llegara a ser un gran botánico y continuara su obra, pues este director era muy inteligente y tenía muy buenas condiciones. El director a su vez, hacía apostolado con mi padre, a quien quería y admiraba muchísimo. Un día el director le regaló a mi padre un libro de Jose María Albareda, uno de los primeros del Opus, que era científico y llegó a ocupar algún cargo importante en alguna institución española de la época...

Yo entonces estaba en mi luna de miel con el Opus, y quería que mi padre se convirtiera y eventualmente se hiciera también del Opus. No sé qué le dijo mi padre al director acerca del libro de Albareda, pero recuerdo lo que me dijo a mí: "¿qué publicó este tipo?". Yo entonces no entendí muy bien la respuesta, pero si ustedes hacen una búsqueda en internet por "José Maria Albareda", podrán encontrar algunos links donde se habla de él, pero no van a encontrar ninguna referencia a ningún trabajo original hecho por él.

Así como para un deportista, el reconocimiento y la gloria se obtienen a través de los trofeos y títulos alcanzados al vencer contrarios en campeonatos, para un científico el reconocimiento se obtiene a través de trabajos de investigación originales que se publiquen en revistas científicas prestigiosas y que sus colegas los citen en sus propios trabajos. Un científico que no publique nada original, simplemente como científico no existe. Un científico que sea un buen divulgador, podrá hacer dinero vendiendo libros al público general, explicándole lo que descubrieron otros investigadores, pero como científico, es totalmente irrelevante y ningún colega lo va a citar en sus trabajos.

En definitiva, Jose M. Albareda, puede que supiera mucho, puede que fuera un buen administrativo en su cargo en la institución española, pero como científico, fue un cero a la izquierda. Un científico que no publique trabajos originales (así estos pasen sin pena ni gloria), es como un deportista que sea suplente y nunca llegue a jugar de titular en ningún partido relevante: no existe.

Es interesante que en el Opus hubieran publicado un libro sobre él (como hicieron con otros "santos" de los primeros tiempos, como Isidoro Sorzano o Montse Grases) para hacer marketing de que el Opus es para todos las profesiones, pues en realidad lo que muestra el libro (que no leí, pero no hace falta leerlo) es que en el Opus no tienen idea de lo que es la ciencia. Es como si hubieran publicado un libro sobre un suplente de un equipo de tercera división, como ejemplo de que se puede ser santo en las labores cotidianas del cristiano, siendo futbolista.

Le agradezco de corazón a Dionisio su consejo sobre cuidar las formas, de modo de no herir a la gente. Creo que tiene toda la razón, porque si lo que quiero es abrirle la cabeza a los lectores, lo peor que puedo hacer es insultarlos. Trataré de decir las cosas de otra forma. Hay un tema de fondo, que es que siento rechazo por los argumentos de gente que ha leído mucho, y que se conocen todos los contraargumentos que se deben usar cuando la iglesia es atacada, pero que no tienen la capacidad o la honradez intelectual de pensar con su propia cabeza y sacar las conclusiones lógicas. Una cosa es ser erudito y otra ser sabio. Einstein cuando tenía 25 años, no había leido ni la cuarta parte de lo que ha leído Rescatado, pero escribió entonces unos papers que Rescatado no podría escribir ni aunque se leyera todos los libros del mundo. Hay gente que cita toda clase de autores, y que tiene argumentos para todas las críticas posibles que se le hagan a la iglesia o a la doctrina católica, pero no tienen la capacidad de pensar con una cabeza lógica y objetiva y aceptar que hay contradicciones totalmente insalvables. Esta gente puede ser magnífica y en algunos aspectos ser brillante, pero esta mentalidad de hacer cerrar las cosas a prepo para salvar la fe, me genera un gran rechazo que en definitiva vierto en mis escritos con frases que resultan hirientes.

La lógica no es la única forma de llegar a la verdad (y esta es mi respuesta a Osteymoste) pero nada que contradiga a la lógica puede ser verdad. Un hombre que diga que ama a su mujer, pero la golpee, le sea infiel, no tenga detalles con ella, no tenga paciencia, etc., se puede concluir por simple lógica que miente, no hace falta ninguna vivencia experiencial, ni inteligencia emocional ni nada. Yo no digo que no se pueda tener una experiencia directa de Dios, o que no valga la percepción como forma de llegar a la verdad o las experiencias místicas. Yo simplemente digo que si las cosas son ilógicas o contradictorias, entonces son falsas. Y si hay millones de personas que dicen que hablan con Dios todos los días, pero ninguna me puede decir nada que Dios les haya dicho, que ellas no pueda saber por sí mismas, entonces no me creo que estén hablando con Dios.

En cuanto a los que comentan que no le respondí a Rescatado todas las cosas que me dijo, el tema es que si respondo a todo, entonces sí que Agustina deja de publicar mis escritos, porque ahí sí que nos fuimos de tema. Por eso me concentré en un solo tema (el de las genealogías), porque es muy simple y muy claro, pero podría perfectamente responder a todos los argumentos que enviaron Rescatado o Daneel.

Muchas gracias a Lulu y a todos los que comentaron que mis escritos les sirven. Lo lamento mucho por Otaluto y los otros que piensan como él, pero los seguiré flagelando.

Epílogo. El director del que hablaba al principio, se tuvo que dedicar cada vez más a cosas internas, finalmente se ordenó, y la botánica la abandonó por completo. Nunca llegó a publicar nada de valor. Mi padre falleció pocos años después (antes de que yo me fuera del Opus) y nunca se convirtió. Si hacen una búsqueda por "Bernardo Rosengurtt" (mi padre) verán que aparecen miles de links a menciones de sus trabajos científicos e incluso hay alguna especie de gramínea que lleva su nombre.

Atomito