Desprogramarse.- Osteymoste
Fecha Wednesday, 07 November 2012
Tema 900. Sin clasificar


Leyendo los últimos mensajes de Atomito, lo primero que me ocurre es que los encuentro muy parecidos, o al menos muy parecida la reacción que me suscitan, a las de otros personajes –algunos del opus dei- duchos en soltar afirmaciones dogmáticas. Recuerdo que, cuando era joven, a la hora de comer se suscitaban en casa discusiones sobre política. Mi padre y uno de mis hermanos discrepaban frontalmente. Y lo que más les molestaba era que les dijéramos que “eran iguales”. Pero sí, lo eran: los contenidos eran opuestos, pero las mismas expresiones en la cara, el mismo tipo de argumentos, idéntica manera de deducir conclusiones…



Una fotocopiadora puede reproducir textos con contenidos distintos, pero la maquinaria es la misma. La programación fundamentalista del opus es idéntica sea cual sea el contenido que se le ponga, y entiendo que cueste desprogramarse.

 

Aquilina, en su mensaje del 19 de octubre decía:

 

Tengo la sensación –quizá me equivoque- que esa actitud tuya depone a favor de que la manipulación a la que fuimos sometidos en nuestros años en el opus dei sigue actuando dentro de ti. Reconozco algo que en muchos momentos a mí también sigue pasándome: me doy cuenta de que ciertos “criterios” calaron tan hondo, que siguen saliendo en mi conciencia en cuanto me descuido después de más de veinticinco años de salir. Hemos salido y, no obstante, seguimos juzgando, catalogando, discriminando como hemos aprendido en el opus.

 

Estoy plenamente de acuerdo. A Atomito “se le han pegado” ciertos estilos opusinos a la hora filtrar la realidad y de dirigirse al resto de sus congéneres. Parece estar en posesión de la verdad, a la que se llega por un único camino –el suyo- y nos ilustra a los pobres incultos acerca de cómo debemos pensar para hacerlo en forma sensata. Si no pensamos como él es que somos tontos, nos engañamos, o tenemos intereses ocultos para pensar así.

 

Pero igual no. Atomito: de tu mensaje del 31 de octubre la conclusión más clara que saco, o prefiero sacar, es que estás enfadado con Daneel porque no piensa como tú. Porque imagino que cuando escribes respecto a Jesucristo que “sus enseñanzas quedaron escritas y pueden aún leerse con una cabeza racional y filtrar lo que le han querido hacer decir y no dijo” y que “hay algunas cosas que saltan a la vista para cualquier mente medianamente racional e inteligente” supongo que no estás pretendiendo insultarnos a los que sacamos otras consecuencias distintas a las tuyas de la lectura de los evangelios y llamarnos descerebrados. O bien mentirosos, como señalas en tu último escrito.

 

Ocurre que algunos leemos los evangelios no como si se tratara de la “prensa rosa”, interesándonos por la vida sexual de los famosos (en este caso María, José…) sino como mensaje para crecer humana y espiritualmente, delante de lo cual poco importan las palabras con que se nos transmite una realidad, sino la realidad que se esconde en ellas.

 

No creo que tú, que te permites utilizar metáforas como “El escrito de Pensando en el que había de tomar con pinzas el testimonio de Víctor…” o “La primavera del Opus Dei no va a llegar mañana…” te estés refiriendo a que es necesario usar unas pinzas de tender, de depilar o de cirujano para manejar el testimonio de Víctor, o que el Opus Dei tiene un ciclo anual que le hace llegar la primavera en fechas distintas al resto de los mortales. Y no por eso pienso que seas un mentiroso, como tú acusas a la Iglesia por tratar los documentos conforme al género literario en que se engendraron. No era éste el de la crónica histórica, precisamente. Además, incluso en el género periodístico, que se supone intenta informar asépticamente de unos hechos hay un montón de discrepancias entre la narración e interpretación de éstos, según lo que consideren relevante para su mentalidad y lo que no. Aún así, algo coinciden en lo básico respecto a hechos como la tormenta Sandy o la existencia del Holocausto, igual que los evangelios.

 

Por cierto que, si yo fuese uno de esos poderosos mentirosos a los que aludes como responsables de modificar el contenido de los evangelios, descerebrada y todo, habría introducido algunos cambios. Por ejemplo, habría quitado que Jesús es bautizado por Juan, y pondría que Juan es bautizado por Jesús. Habría suprimido que Jesús no pudo hacer milagros entre sus paisanos. Habría quitado, igualmente, la mala imagen que tenían de él sus parientes, teniéndolo por loco, las luchas por el poder de los apóstoles (los primeros obispos), o la cobardía de Pedro (¡nada menos que el primer Papa!) negando su amistad con él en la noche en que le prendieron y torturaron… Habría añadido, en cambio, un montón de milagrerías que aparecen en los apócrifos (tan a mano, ¡fíjate!) sobre Jesús niño o sobre las pruebas físicas de la virginidad de María, por no seguir con un largo etcétera.

 

Respecto a tu impermeabilidad, si tu única referencia para conocer y juzgar la realidad es la lógica, supongo que el colmo de los mentirosos son los poetas con cosas como “trenza de oro” (Bécquer), “de plomo las calaveras” (Lorca), “Dios está azul” (J.R. Jiménez)… Y si sólo te sirve la lógica para conocer la realidad, te has perdido el olor del jazmín, que no es nada lógico y no se conoce con la lógica, sino con el olfato. Y si sólo te sirve la lógica para conocer la realidad, no sé cómo sabes que existes. Yo sé que existo por experiencia, no por lógica (no acabo de pillar que sea lógico que yo exista). También creo (¡uy, la palabra tabú!), es decir, “confío” en que si existes porque supongo que Agustina no nos miente inventando cartas con este pseudónimo tan gracioso, atribuyéndoselas a alguien distinto a ella. Y me niego a tener que esperar a que mis experiencias personales (por ejemplo de amistad o amor) las tenga que validar algún director, directora o atomito, poseedor de la totalidad de la Verdad y la Razón, como si fuera de Laobra.

 

¡Ah!, se me olvidaba: si tú no has tenido experiencias que trascienden lo esperable al hacer oración, eso no te da derecho a denigrar a los que las hemos tenido. No necesitamos que alguien ajeno –como tú, o el director o la directora de turno- nos las interpreten.

 

Por otra parte, la manía de ofender o ridiculizar a los que opinan diferente a ti, me recuerdan demasiado a Escrivá. Como tú dices en otro escrito: “Uno tiene la conciencia tan programada por el Opus, que no se da cuenta de lo absurdo de la situación.” Como dije antes, sé que es difícil desprogramarse.

 

Osteymoste







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