A mí no me ha escandalizado ni ofendido ni molestado la opinión de Lapizla sobre las atrocidades que se han cometido a lo largo de la historia en nombre de la Iglesia de Jesucristo. Quemar a la gente viva, arrancarles falsas confesiones mediante torturas, arrasar pueblos y países en nombre de Dios... inventar el gueto para los judíos y muchos más pecados y delitos, de los que son responsables algunos papas, y muchos otros algunos lo que sea: obispos, arzobispos, cardenales, fundadores o fieles de a pie, que en nombre de Dios han hecho exactamente lo contrario de lo que dice Jesús que debemos hacer. Por mucho perdón que se haya pedido, no debemos olvidar.

Y, como Daniel M, yo también creo en Dios, en su Iglesia y en todo lo que propone el Símbolo Atanasiano que enmarca ya el Año de la Fe. Pero por donde no paso, ni harto de vino, es por admitir que se pueda llamar "censura previa" a una nota de Agustina añadida al final de uno de nuestros correos, ni porque se califique de un ataque a la democracia. Esas exclusividades democráticas negando la libertad de expresión ajena tienen un nombre: tiranía. Justamente lo que ejerció el marqués, santo a golpe de talonario y mentiras, muchas mentiras. Y muchos talonarios, kilos de talonarios, como dice Krespillo.

Bastián.