¿Una primavera para el Opus Dei?.- Atomito
Fecha Wednesday, 26 September 2012
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


Hace un par de años se inició un proceso inesperado al cual se le llamó “la primavera árabe”. El detonante o catalizador de este movimiento fue un trabajador desempleado tunecino que se suicidó prendiéndose fuego en medio de la calle.

La carta de Víctor publicada recientemente en OpusLibros, un “ex-chico de San Rafael”, al cual el Opus le arruinó la vida y que acabó suicidándose, me recuerda el inicio de la primavera árabe, y me pregunto si algo así podría desencadenar una “primavera del Opus Dei”. Es solo un caso más de miles de personas a las cuales el Opus les afectó negativamente su vida, pero al ser el suyo un caso tan extremo y que acabara de forma tan trágica, generó mucha más indignación y tuvo mucho más eco que las decenas de relatos similares que se publican en OpusLibros todos los meses...



Tengo muy poco contacto con el Opus como para saber qué es lo que está pasando allí dentro, de modo que no sé cómo la información que sale semana tras semana en OpusLibros y otros sites, blogs, etc., puede estar afectando a la institución. Pero sin duda que un escrito como el de Víctor tiene más impacto que muchas decenas de escritos similares, pero menos dramáticos. No creo que vaya a haber en el corto plazo ninguna “primavera del Opus Dei”, pero estoy seguro que los jerarcas de la institución deben estar preocupados.

Sin duda la mayoría de los miembros de a pie de la institución no leen esta web, con lo cual es probable que aún no se hayan enterado del caso de Víctor. Pero en esta era en que la información fluye tan fácil y que es tan difícil de controlar, los directores del Opus la tienen más y más dificil para evitar que este tipo de datos lleguen a las bases.

Alguna vez hablé con un amigo numerario sobre el tema de las enfermedades psiquiátricas en la institución. Según él, los que tienen problemas psiquiátricos dentro del Opus, los hubieran tenido igual si no hubieran entrado a la institución, es simplemente gente predispuesta geneticamente o por su experiencia vital previa, y su pertenencia al Opus no afecta para nada algo que se iba a dar de cualquier manera. Me imagino que es la posición que tienen la mayoría, o al menos los directores. Porque si aceptaran que la vida en el Opus es causante de enfermedades psiquiátricas dificilmente el Opus podría ser de Dios.

Esta negación a ver un problema que para cualquiera que mire las cosas objetivamente es obvio le tiene que costar al Opus muchas deserciones y mucho desánimo entre sus miembros. Y en la medida en que uno tiene un problema y no lo reconozca, no lo va a solucionar. El Opus es como una persona neurótica, que usa la estrategia de la negación para solucionar los problemas: niego que tengo el problema, así el problema desaparece y no tengo nada que solucionar.

En otras épocas en que las cosas se podían mantener tapadas, la estrategia funcionaba. Me acuerdo la primera vez que me enteré de un numerario con problemas psiquiátricos. Era un tema tabú. Uno se enteraba en forma extraoficial, por algún comentario dicho en los pasillos en voz baja, sin ningún tipo de detalles (del tipo “X tuvo un sourmenage y ahora no puede trabajar”) y si uno preguntaba sobre el tema a los directores, ponían cara de circunstancias y no le aclaraban nada. El Opus no puede enfrentarse a su realidad de que el modo de vida de los miembros puede ser perjudicial para su salud mental y por ende para su felicidad y realización.

El escrito de Pensando en el que había de tomar con pinzas el testimonio de Víctor, considerando la enfermedad que padecía, no me extrañaría que haya sido encomendado por el Opus a uno de sus psiquiatras especializados en atender numerarios con trastornos. Cuando alguien tiene trastornos psíquicos en el Opus, se lo envía a un psiquiatra afin a la institución, que invariablemente diagnostica algún problema físico-biológico no causado por su pertenencia al Opus sino por su genética, y que se debe tratar con fármacos (nunca es un tema de origen psicológico, que se pueda tratar con psicoterapia para investigar qué es lo que atormenta al individuo).

Hace unos años abandonó la prelatura un numerario que trabajó muchos años en la comisión regional. Se fué porque estaba con problemas psíquicos importantes que le impedían llevar una vida medianamente normal. Tomaba en esa época altas dosis de psicofármacos que luego de su salida pudo ir gradualmente reduciendo. Este ex-numerario me comentó que luego de su salida, se enteró de que desde Roma mandaron una especie de reprimenda o alerta, sobre el tema del trabajo excesivo que llevaba a alguna gente a tener sourmenages o depresiones. Como que en Roma estaban preocupados de lo que estaban pasando, y presionaban a las comisiones a estar alerta y evitar que estas cosas volvieran a suceder. No tengo ningún tipo de detalles sobre esto, pero lo que me queda claro es que en Roma no piensan que el problema es del espíritu del Opus, del modelo que el fundador dejó esculpido. El problema es la gente que no hace correctamente lo que está mandado.

En definitiva: el Opus no tiene las herramientas para solucionar este grave problema: en primer lugar no lo quiere ver, y en segundo lugar, cuando ve las consecuencias nefastas del problema, no puede aceptar que la raíz es el “espíritu que Dios le transmitió al fundador”, le tiene que echar la culpa a personas concretas: al que sufre el padecimiento o a los que viven con él. La primavera del Opus Dei no va a llegar mañana ni pasado mañana, pero eventualmente llegará.

Atomito







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