¿No hay nadie de la Iglesia que reaccione?.- Marian
Fecha Monday, 10 September 2012
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Profundamente impactada por la carta de Víctor, quiero compartir mi comentario con vosotros, no tanto como un desahogo personal por el tema en sí, que podría serlo dado el tremendo dolor que algo así supone, como por la necesidad de “gritar” que inunda mi alma, algo así como “¡esto no puede ser!”, no puede seguir siendo así. Me impresionó pensar que cuando yo ya había dejado la Obra, y había escrito mis dos primeros libros, con el mejor deseo de que, con las cosas claras, otros no tuviesen que sufrir lo que yo había sufrido, Víctor aun no había nacido.

 

Leyendo su escrito hubo un momento en el que necesité comprobar la fecha del mismo porque no acababa de creérmelo, no me parecía posible que pudiese ser algo actual, y ¡tan igual! Una vez más y otra y tantas… ahora como si en el caso de Víctor se agolparan todos los casos que siguen apareciendo en esta web, de personas rotas, tiradas, ignoradas o escandalizadas por lo mismo. Qué grafico lo que dice Víctor al personaje de la Obra al que dirige su carta de “me escribías todas las fiestas importantes, cumpleaños y demás… pero nunca me decías nada que tuviese que ver conmigo, creo que porque nunca me conociste”; ¡qué síntesis tan clara de lo que para la Obra suponen las personas!. Testimoniado, avalado, ¿por cuántos ya?, ¿cuántos de edades tan variadas, de lugares –de países incluso- distintos, de clase de personalidad, de educación, de ambientes…, y siempre igual, siempre lo mismo? Y cuando digo siempre lo digo desde la época de Mons. Escrivá hasta hoy. Yo el Opus que viví fue cuando el fundador vivía.

 

¡¡Por Dios!! ¿No hay nadie entre los que gobiernan (a veces desgobiernan) esta bendita Iglesia de Dios que reaccione? ¿No hay nadie capaz de plantear alguna solución ante tanto desamor en nombre del Dios amor?, tanta fachada mentirosa, tanta manipulación de conciencias, tanto montaje de canonización. ¿De verdad creen estos jerarcas que todos los que hemos aportado nuestra experiencia, como reclamo para evitar atropellos tan penosos, somos unos desarrapados, infieles, traidores, desertores… abocados al infierno? ¿No hay nadie con cabeza y corazón para salir al paso de semejante atropello?

 

¿Es que los únicos problemas importantes para la Iglesia son los de pederastas? ¿De verdad que no le importa a nadie que dentro de instituciones eclesiales se atropelle, no ya el sexo, sino el respeto al Espíritu del que, como personas, somos portadores? ¿Se pueda utilizar la buena fe de muchos (que la hay), los que creen en la Obra, a costa de arrollar valores de los más elementales para un cristiano?

 

¡¡Por Dios, que alguien reaccione!!

 

Yo, porque sigo teniendo fe, sigo creyendo que hay que seguir gritando y esperando/ de esperanza.

 

María Angustias Moreno









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