En memoria de Víctor.- Perladeladriatico
Fecha Monday, 10 September 2012
Tema 060. Libertad, coacción, control


Me es difícil describir el impacto que han causado en mí las palabras de Víctor, conforme iba desgranando su carta. Seguro que no soy el único lector impactado. Pero también seguro, desgraciadamente, que ha habido muchos Víctor antes. Muchos de ellos anónimos en su sufrimiento, en su vida destrozada, en su enfermedad vivida día a día con resignación pero no por ello sin avidez de demanda de perdón. La demanda de perdón que Víctor solicita repetidamente. Víctor, desde el cielo ayudará a que no se repita jamás su historia en otras personas. Por que Víctor ha sido y es generoso, y aunque parece ser que ninguna persona de las por él nombradas le ha pedido perdón, él ha perdonado.

Muchos lectores de esa carta nos hemos sentido identificados, en mayor o menor grado, con las vivencias que nos ha relatado. Quizá no nosotros, pero sí un hijo/a, un familiar, un amigo. Muchos hemos recordado y revivido etapas de nuestro paso por el Opus. Etapas llenas de horror, de mentira, de falta total de libertad.  Con palabras de Carmen Charo en su último escrito: “lo hemos hecho todo y la Iglesia sigue muda”...



¿Qué más deberá pasar? ¿Cuántos más jóvenes deberán “irse” para que quien tenga la responsabilidad de tales actos firme e ilegalice esta institución? ¿Qué falta por ver? Acaso será necesario que la historia escriba que “…una vez existió una organización presuntamente católica cuyo nombre lo escribimos con letras negras de luto por los crímenes realizados contra la humanidad…” ¡Acaso se deberá llegar a procesar al fundador y a los actuales cargos y presentarlos ante tribunales tales como el TPI de la Haya, quien los acusará de manipular la conciencia de menores de edad, de engañar a los padres, de coaccionar, de adoctrinar, y de llevar a muchas personas a la muerte como única escapatoria ante la persistente persecución, acoso y afirmación de una vida futura abocada al fracaso, a la infelicidad y hasta a la condenación eterna de las almas si no perseveran en el Opus!

¿Qué es esto sino una actuación destructivamente sectaria?  Me pregunto cuál ha sido la reacción de los de dentro al enterarse de esta noticia. ¿Qué pensarán ahora? Me pegunto ¿qué pensarán? en el supuesto que puedan pensar. Pues seguramente están vacíos por dentro. Vacíos de amor. Y una persona vacía de amor difícilmente reacciona ante un hecho así. Me atrevería a decir incluso que seguramente serán capaces de aprovechar el evento para colgarse medallas tales como: ¡Ves lo que pasa si uno se va del Opus Dei! ¡Si Dios da la vocación, abandonarla es abandonar a Dios! ¡Sin la Obra no te podrás salvar! ¡Marcharse de la Obra puede volverte loco y llevarte a la muerte!

¡Qué paradojas y cuantas contradicciones! A esta supuesta vocación que supuestamente te ha dado Dios las personas responden con el corazón abierto, pero los directores, inventores de estas falsas vocaciones, solamente persiguen números, tal como nos recuerda Víctor. ¿Qué más debe suceder para que la Iglesia deje ya su “quien calla otorga” y les quite el poder que les está dando? ¿Cuánto tiempo tardará la Obra en pedir perdón por estos abusos?

Lo que ejerce el Opus Dei sobre la conciencia de la persona y cómo lo ejerce, es tanto y tan gordo que, SÍ, SÍ y SÍ, SÍ es posible desear ir a un mundo mejor junto al Altísimo, tal como ha deseado Víctor, pues con ellos enloquece tu conciencia, tu voluntad, tu pensamiento, tu libre albedrío.

Vuelvo a las palabras de Carmen Charo: lo hemos hecho todo. Los que estamos fuera lo estamos haciendo todo. Los que tenemos familiares dentro intentamos que ellos no sean otro Víctor. Creo que ahora es el turno de los de dentro. Les toca a ellos moverse. Pensar, ser críticos, hablar. ¡Amar!

Vosotros de dentro, que vivís en esa sinrazón todos los segundos de vuestras vidas, que veis como os van destrozando y aniquilando, blindando e insensibilizando, y que vuestra vida no es tal cosa ya que carecéis de sentimientos. Sois vosotros los que estando dentro y sin estar de acuerdo con esta vida y estos hechos, quienes debéis tomar la iniciativa. NO TENGÁIS MIEDO. Lo que sí debería aterrorizaros es el seguir sometidos a semejantes barbaridades.

Acabo destacando cuatro ideas que Víctor señala en su carta y con ellas me despido para dejarlas a modo de recuerdo y para que guíen nuestras vidas:

1.- “…Ellos se creen en posesión de la verdad absoluta…”
2.- “…Ustedes me jodieron la vida y nadie ha venido a pedirme disculpas…”
3.- “…He tenido una adolescencia espantosa que la Obra me regaló…”
4.-“…Jamás reconocen su responsabilidad…”


Os quiere

Perladeladriatico







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