Querido Víctor, no te conocía hasta que he leído tu carta en la web. Ya has sufrido bastante y estoy seguro de que descansas en paz.
Mi petición a Jesús es que consigas la felicidad que no has podido alcanzar en la tierra y por esa intención dedicaré mi oración. Nadie tendría que volver a pasar por lo que tú has pasado ni en el Opus Dei, ni en la Iglesia, ni en el mundo; ya que el verdadero mensaje de Jesucristo es de Amor, de Caridad y de Cariño. Espero que tus palabras remuevan las conciencias de los que leemos en esta página web.
Habría mucho que comentar y que reflexionar sobre todo lo que nos has contado, pero yo prefiero que resuenen tus palabras por sí solas en todos los que te hemos leído y que nos sirvan para cambiar y mejorar aunque sólo sea como personas.
Gracias Agustina por hacernos llegar esta tremenda historia de una vida que no tendría que haber terminado así. Víctor, descansa en paz.
Ggomer