Queridos todos: no aspiro a convertirme en otro José Carlos, y menos en una Calandria, Diletante o Morgana, con todo el respeto para ellos, muy útiles para el entrenamiento dialéctico de los aquí escribientes. Pero como he recibido algunas contestaciones de la buena gente de opuslibros, me gustaría ejercer el derecho a réplica, si se puede llamar así. Al menos, esta primera vez.
Mariki: Gracias por la bienvenida. En algo coincidimos: dices que “cada uno ve las cosas como puede, como sabe o como quiere”. Aunque yo no creo que el opus que viví fuera “almibarado y místico”, sino más bien un poco aburrido y ascético. Que te vaya bonito.
Emeve: ¡Qué bien escribes, pardiez! Además, veo que eres profeta, pues augurabas tormenta y granizó un poco. Te agradezco tu sincera bienvenida, a pesar de las distintas dioptrías de nuestras gafas. Me alegra que estés recuperada. Hazme sitio en el sofá, me pondré cómodo. Presiento que este es el principio de una hermosa amistad oceánica, etc. Un abrazo.
Manzano: Agradezco tus piropos, pero creo que me valoras demasiado. Dices refiriéndote a mí: “estamos ante un fenómeno paranormal, una máquina humana, una historia impecable”. No fui un numerario perfecto, si es que tal existe. Sencillamente, soy uno más de los (calculo) miles que se han ido sin traumas. Y dices también: “Salirse en “buen plan” es una buena estrategia para no perder influencias, autoestimas, orgullos y prestigios, incluso el trabajo”. Siento comunicarte que no me he relacionado con nadie del opus (salvo un cura) en los casi diez años que llevo fuera.
Austral: Comprendo que desconfíes de mi testimonio: hemos vivido experiencias opusinas muy distintas. Pero no puedo hacer nada para convencerte: es lo que hay. Y es lo que hay, sencillamente porque todas las experiencias son distintas. Vale que aquí escriba más gente con una visión crítica de la obra que en su defensa, pero no hay por qué sorprenderse de que otros, entre los que me cuento, guarden un buen recuerdo de la institución. Y en cuanto a la “grandeza” de publicar mi testimonio, no creo que sea para tanto. Si repasas las faq de opuslibros, comprobarás que se admiten escritos a favor y en contra que no falten al respeto del personal. No necesito montarme una web. De “adventage babayaga”, nada. Siguiendo tu símil tenístico, estamos “deuce”. Y cuando acabe el partido (que es amistoso) nos daremos un abrazo antes de irnos a criar malvas.
Atomito: Me llamas “traidor alegre”; gracias por lo de alegre. No sé si tú eres alegre, pero al menos eres gracioso. Resulta que pretendes negar mi itinerario vital, del que yo sé un poco más que tú, citando (con más pericia, pasión y conocimiento que un director) documentos internos de la Obra, en los que no crees, como si fueran la Biblia, en la que no crees. Muy lógico por tu parte. Por cierto: hace casi una década que no he leído nada escrito por nadie de la obra; no como tú, que repasas con frecuencia todos esos documentos que tantos sarpullidos te producen. ¿Eres masoca? Escribes en tu primera colaboración en opuslibros titulada “Soy el único apóstata de la historia de la obra?”: “Mientras estuve adentro convencido, estaba feliz y lo pase bastante bien. Esto duro unos 8 años”. Es decir, has sido feliz dentro no poco tiempo, pero no aceptas que otros puedan serlo más tiempo, ni tampoco que puedan reconstruir su vida sin traumas fuera de ese horrible sitio. Muy lógico por tu parte. Yo te digo lo que hay, lo que ha habido en mi vida, y no miento. Tú me lo explicas de forma implacable, ex cátedra, en un folio. Eres un genio. Al final, todavía pontificas declarándome incoherente. No sé, creo que has tenido un mal día. Intuyo que te ha traicionado un poco el hitlerito que todos llevamos dentro.
Me parece, querido, que no nos vamos a entender. Pero te deseo lo mejor.
Josef Knecht: Me incluyes, citando a Isabel de Armas, en el “Opus Dei sociológico”. Seguramente tienes razón en cuanto a que el sentido de la existencia en el que creo y mi vida espiritual están influidos por el cristianismo en general y el opus en particular. Pero te equivocas en lo demás: ni tengo hijos fomentosos, ni coopero económicamente con la prelatura, ni el IESE ni otras terminales de ese octupus dei. De todas formas, gracias por explicarle al cartesiano atomito que, en efecto, la vida no siempre es lógica y el corazón pesa, a Dios gracias, tanto o más que la cabeza
Gervasio: Gracias por tu comprensión y cariño. Mucho podríamos hablar, coincidir, discrepar. Quisiera decirte muchas cosas, pero no es el momento. Tiempo habrá, espero. Respecto a la contradicción que señalas en mi escrito: creo que la Obra es un querer de Dios: santificarse en el trabajo y poner amor buscando a Dios en lo cotidiano, ayudar a la gente a ser feliz... No creo que sea voluntad de Dios que la camisa que me compre tenga que ser a cuadros azules, de poliéster, de 83,50 euros, porque la aconseje el nume de turno que me acompaña de compras. Se llega a una absolutización en muchos aspectos de la vida de la obra, entre otros el de la apropiación de la voluntad de Dios, como explica Bruno en su lúcido ensayo. Por ahí van los tiros.
Otra vez gracias y hasta la vista
brujababayaga@gmail.com
