Otra historia verdadera.- Babayaga
Fecha Wednesday, 08 August 2012
Tema 010. Testimonios


Hola a todos:

Escribo por segunda vez a Opuslibros. La primera, hace ya varios años, no tuve suerte: los orejas no me creyeron. Quizá pensaron que era un topo, o un extraterrestre, o un bromista, o que mi testimonio era falso, o que no interesaba a los fines de la web. No sé. Lo vuelvo a intentar ahora. Aunque peor fue lo que me sucedió con la página del Foro No Oficial del Opus Dei, en el que, después de darme largas e inventar excusas inverosímiles, ni siquiera me dejaron registrarme (y menos mal que el único requisito necesario es un nick, que si no...). Menudo Foro. Pero esa es otra historia (también verdadera).  Todo lo que cuento es cierto. Aborrezco la mentira y la hipocresía por encima de cualquier otra cosa...



1. Un poco sobre mí mismo

Fui numerario durante 33 años. En España. Mi salida de la Obra no fue traumática. Estuve bien dentro y estoy bien fuera. Me fui, resumiendo mucho, porque llevaba tiempo en vía muerta y porque me enamoré de una mujer. En vía muerta: seguramente tibio, cansado, sin vibrar con las cosas de la Obra, sin conectar con las cartas ni la persona del Prelado, sin encargos apostólicos (aunque estuve al menos 15 años en consejos locales, algunos como director de varios centros). Con sobredosis de publicaciones internas, praxis y libros de lectura escritos sólo por miembros de la Prelatura: si únicamente escuchas tu canción favorita, llega un momento, antes o después, cuando la has escuchado miles o millones de veces, que te produce un hastío definitivo. Y prefieres cualquier otra canción o el silencio.

Enamorado: por mi trabajo, tenía relación con muchas mujeres, estaba en medio del mundo... No fue la primera ni la segunda vez que el corazón se abrazaba a una chica. Normal. Pero esta vez, tanto en la oración como en distintas circunstancias cotidianas, recibí señales inequívocas, sin buscarlas conscientemente, algunas llamativas, de que Dios estaba contento con esa relación. Le parecía bien. ¿Cambio de planes? ¡Yo qué sé! Pero lo vi clarísimo, igual de claro o más que cuando, a los 15 años, pedí la admisión. Y me fui. Tranquilamente. En contra de lo previsto, no me presionaron demasiado. Hablé con el director, el cura, uno de la delegación (dos o tres veces). No me llamó nadie de la comisión (en la que había varias personas cercanas). Incluso me peguntaron una vez si necesitaba dinero. En serio. Dije que no. Cuando me comunicaron mi baja no mucho después, iba rezando el rosario por la calle y palpé, así, palpé, sentí profundamente una gran paz. Y oí una voz interior: “No temas, estoy contigo, siempre estaré contigo”. Hago algunas normas, hablo de pascuas a ramos con algún sacerdote numerario amigo, apenas tengo relación con nadie más (salvo en la cosa del facebook, donde tengo “amigos” que son y que fueron, y felicitaciones navideñas). No me han buscado apenas, ni viceversa. Pero nadie me ha retirado el saludo, por lo menos que yo sepa. Y los encuentros casuales han sido siempre cordiales Y hasta hoy: tranquilo y contento. Porque tengo dos cosas muy claras: que Dios es muy bueno y que la vida es bella.

2. Sobre la Obra

Como en OpusLibros se dice que es una página sobre la Obra, no contra la Obra, espero que se publique mi opinión, aunque no coincida con la “línea editorial” de la web. Además, es verdad que en las páginas afines al Opus Dei no se publican comentarios en contra. Mejor: no se publican comentarios. Tienen bien claro en el aop (con el que colaboré algunas veces sin estar en plantilla) que la mejor manera de evitar polémicas y apagar incendios es siempre el silencio. Es una táctica de manual. También la utilizan los enemigos de la Iglesia omitiendo informaciones sobre palabras del Papa, o sobre persecuciones y asesinatos masivos de católicos, que hoy, siglo XXI, se dan a diario y no son noticia. A lo que iba: debo decir, en conciencia y con todo respeto, que discrepo de la mayoría de la gente que escribe en opuslibros. Porque:

—Estoy seguro de que la Obra es un querer de Dios.
—Pienso que hace infinitamente más bien que mal a la mayoría de la gente que se acerca a ella. A mí desde luego, sin ninguna duda.
—No he conocido a nadie de la Obra que no quiera ayudar a los demás. Me parece evidente su recta, su buena intención.
—Mi impresión es que la mayoría de la gente que se va, se marcha “en buen plan”. Guarda cariño y agradecimiento. Echando cuentas, he conocido personalmente a unas 300 personas que se han ido del Opus. Por lo menos, 9 de cada 10 se fueron en buen plan, agradecidos, o al menos sin rencor. Por eso estoy sorprendido de la cantidad de gente que escribe en esta página y no tiene esa experiencia, sino la contraria.

Dicho esto, es de justicia enumerar también las cosas que me parecen negativas en la Obra. No dudo que se han cometido errores graves que han hecho daño a personas concretas (no hay más que leer OpusLibros) y ensucian la imagen de la institución. Claro que hay aspectos importantes (espíritu o práctica) que no comparto. Entre otros:

—No creo que la voluntad de Dios llegue, al menos de manera absoluta, a través de los directores. Los directores pueden y deben aconsejar, pero nunca sustituir ni ocupar el lugar de la conciencia.
—“Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Es difícil, muy difícil, dar y recibir cariño sin que haya amistad. Y toda amistad, por definición, es particular. La relación entre la gente de la Obra se vuelve así en parte artificiosa, o superficial, sin guardar un equilibrio entre la cabeza, que manda, y el corazón, que se rebela. No es natural.
—Hay miembros de la Obra que se ayudan en el trabajo profesional. O que trabajan en determinados empresas y puestos por el hecho de ser de la Obra. Y no me refiero sólo a los fomentos y derivados.
—Me parece que algunos, no pocos, miembros de la Obra no viven en medio del mundo. Hijos de supernumerarios niños de club que estudian en labores personales y luego en Navarra. Pitan y se convierten en oficiales o se van a Cavabianca, leen Mundo Cristiano, Hacer Familia, Aceprensa, Abc, Camino, Crónica, ven los mismos vídeos, las mismas películas, todas positivas... Todos café, el mismo café, dentro de la burbuja protectora. Pero la vida no es eso.
—La sorprendente práctica de sustituir páginas de Crónica o retocar fotografías para hacer desaparecer a gente ya la utilizó Stalin con evidente éxito. Creo que con eso ya está dicho todo. ¿Será verdad que el bien de la Obra está, para algún paranoico controlador, por encima de la verdad histórica? No consigo entenderlo. ¿Tan grave es contar las cosas como fueron y no cambiarlas ni ocultarlas ni borrar a los protagonistas?
—Mucho se ha hablado en esta web de los informes de conciencia. Desde que conocí su existencia me rebelé por dentro contra ellos, me producía repugnancia a pesar de la buena intención y delicadeza con que se escribían (yo también los escribí). Algunas veces lo dije a los directores, incluso al Prelado. Ahora parece que, además, esto va contra la praxis de la Iglesia. Yo creía que era una práctica común en instituciones religiosas.
—El cilicio y las disciplinas. Pocas veces los utilicé. A Jesucristo lo flagelaron, pero Él no se autoflageló. Mortificarse debe ser buena cosa, pero esto no me parece natural, ni de cristianos corrientes.
—Lo de la tabla de las numes va en la misma línea. Además, ¿por qué ellas sí y ellos no?
—Aunque lógicamente no tengo demasiados datos, siempre me ha parecido que las auxiliares no descansan nada, y menos los domingos. Eso, sin entrar en las formas de descanso, normalmente muy tipificadas y nunca, me parece, en solitario, como si eso fuera algo malo, cuando es algo necesario.
—El culto en vida al fundador (que, seguramente, fue santo, aunque eso sólo lo sabe Dios) y al Prelado de turno.

3.Sobre Opuslibros

Cuando conocí OpusLibros hace casi diez años, me dio la impresión de ser una especie de zulo terrorista ocupado por un puñado de ex, traumatizados y resentidos. Y como además no habían creído mis palabras, me confirmé en mi opinión poco fundada. Y así pasaron ocho años, sin volver a entrar en la página. Pero un día volví, más que nada para ver si reconocía a alguien: por curiosidad y morbo, hablando en plata. Y debo admitir que me enganché. Y además sólo reconocí a un par de tipos...

Mi visión de OpusLibros ahora es muy distinta. He leído, sin exagerar, miles de testimonios de más de 400 personas distintas (a no ser que haya gente con distintos pseudónimos, cosa que no creo). Y rectifico: es una página mucho más diversa e interesante de lo que al principio creí. Y no dudo que puede servir y ha servido de ayuda y sanación a mucha gente necesitada. Ahora veo a OpusLibros como una especie de gran ciudad, llena de personal muy diverso, que se instala en diversos barrios y avenidas. El barrio de los juristas y canonistas. El de los filósofos y teóricos. El de los profetas y visionarios. La cafetería donde se reúnen los amantes de las estadísticas. La zona arco iris, la feminista militante. Las afueras, los arrabales donde se internan los francotiradores que son de la Prela y lanzan granadas o enarbolan banderas buscando el diálogo con más o menos educación y éxito. La farmacia, para los que se van quitando, gracias a Dios, de las pastillas (para perseverar o sobrevivir, según se mire). La plaza de los historiadores. La zona noble, llena de estatuas y homenajes a los que murieron siendo todavía pero no, a los que aparcaron en vida, a los que publicaron libros famosos, a los que dan la cara en el álbum fotográfico. Y, sobre todo, el centro de la urbe, la zona más grande y atractiva: los testimonios personales. Lo que de verdad me ha interesado y más he leído: vidas vividas en primera persona, anécdotas que sucedieron, horas heridas o reídas, recuerdos vivos, mejores, peores, dramáticos o divertidos, no necesariamente espectaculares. A propósito, eludo en este primer escrito nombrar a nadie en particular, aunque podría referirme a cientos. Estos testimonios son los que me han conmovido y animado a seguir leyendo y a escribir mi opinión: gente de carne y hueso, no virtual, que vive, sufre y ama como puede desde algún lugar del mundo y grita: “Soy yo, aquí estoy, ¿hay alguien ahí?”.

Y no dudo de nadie, aunque muchos testimonios puedan estar mediatizados por el tiempo y las circunstancias. Os creo a todos, creedme también a mí. Aunque no estemos de acuerdo en muchas cosas. Porque a pesar de la cantidad de escritos de esta web, sigo pensando que OpusLibros no representa a los ex; más bien a una pequeña gran parte de los ex, a los que se han sentido dañados y heridos, que son muchísimos más de los que yo podía haber imaginado; pero (en mi opinión) una minoría comparada con los que se sienten agradecidos al Opus Dei.

Creo que ya basta por hoy. Resumo:

—El Opus Dei no es perfecto, ni su gente, pero ayudan a millones de almas en su vida espiritual. Por lo menos, a mí me ha venido bien pertenecer a la Obra durante más de tres décadas. Me ha acercado a un Dios que es infinitamente bueno y me ha hecho ver que la vida es una maravilla.
—Opuslibros puede ayudar a muchos, pero no representa a los ex miembros. También hay gente muy buena aquí, con la mejor de las intenciones. No lo dudo. Y me solidarizo con sus sufrimientos (y algunas veces con sus opiniones).
—Vive y deja vivir... Es una buena fórmula para ser feliz.

Un abrazo a todos y a todas (sobre todo a todas, pues no tuve ocasión de darlo en aquellos lejanos tiempos que ya me parecen de otro mundo...).

Babayaga







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