Quizá no haga bien, pero no tengo más remedio que comentar el texto de Vega que se publica el lunes 9 de julio.

Dice el sobredicho Vega que “No todo el mundo tiene la misma susceptibilidad al lavado de cerebro, como no todo el mundo tiene la misma susceptibilidad a la diabetes, sin que eso sea motivo para que el que tiene menos susceptibilidad mire por encima del hombro a los que tienen más”. Totalmente de acuerdo, pero también puede decirse que no todo el mundo tiene la misma susceptibilidad al lavado de cerebro, como no todo el mundo tiene la misma susceptibilidad a la diabetes, sin que eso sea motivo para que el que tiene más susceptibilidad mire con resentimiento a los que tienen menos. El resentimiento es una fuerza poderosa que suele llevar a la parálisis al resentido...

Piensa Vega (desliza sibilinamente, más bien) que tal vez Diletante (o sea, mí mismo) pertenece a algún tipo de élite social o económica. Reconozco que no me importaría que así fuera, al menos para probar una temporadilla, pero es un bien que el cielo no quiso concederme (como Cervantes decía de sí mismo refiriéndose a la poesía). Si soy rico, y tal vez algo poderoso, es sólo en amistad. Aunque eso es lo de menos, lo de más es deslizar de soslayo que el tal Diletante pueda ser rico o socialmente poderoso, como si se pretendiera así abortar la posibilidad de empatía. Ya tenemos otro ingrediente peligroso: si primero parecía haber cierto resentimiento, ahora nos ponemos a jugar a la manipulación. Veo que la cosa apunta al comportamiento soviético.

Plantea Vega un interrogante de lo más sugerente. Copio textualmente: “si no se está obnubilado y abducido, y se tiene la cabeza bien, como parece que es el caso, y como se presume de ello... ¿cómo ser feliz servido por mujeres tratadas como esclavas silenciosas, sin salario y sin derechos?” ¿Se refiere usted a mi señora madre? En ese caso me acuso de haberla explotado. ¡Hasta la invadí corporalmente con grave desgaste para su salud durante algo menos de nueve meses! Y ahora que lo pienso, explotando como explotamos a los países pobres (aranceles injustos, mantenimiento de gobiernos títeres, imposiciones sobre la natalidad), no sé cómo he sido capaz de tener recuerdos felices de mi época de humano que vive en un país occidental. ¡Una vergüenza, oiga!

Lo siguiente que hace Vega es verdaderamente peligroso. Dice: “Solo la enajenación mental inducida es un atenuante suficiente para esa conducta, y esa enajenación mental inducida es precisamente la que causa el dolor y sufrimiento que se relata tantas veces en este sitio, y que desprecia tanto Diletante”. O sea que Diletante (mí mismo again) es un enajenado. Puro nazismo. El otro ya no es alguien, sino algo. Lo despersonalizamos, le quitamos cualquier posibilidad de empatía (manipulando) y lo reducimos a estructura, contra la cual es fácil luchar. Ya no hay personas sino estructuras, y a éstas se las desmorona con mucho menos remordimiento que a los seres humanos. Huy huy huy… Esto me huele a lo que estamos criticando.

Resulta que entro aquí a ver qué se cuece (y se cuece que el Opus deshumaniza, enajena, “institucionaliza”) y llega un tal Vega que hace lo mismo. ¡Medrados estamos con los afectados! Diletante (o sea el menda) no dice que esté o deje de estar afectado, pero Vega, que parece conocerme mejor que el mandamás de una secta (¿los directores del Opus?) a sus sectarios decide que sigo “viviendo en esa especie de burbuja en la que los demás no importan como personas de carne y sangre, y el dolor, la manipulación y la explotación del prójimo ni se ven aunque se tengan delante”. A ver si lo entiendo. Se le critica al Opus (y conste que aún no me he definido al respecto) de manipular, deshumanizar, anular, quitar de en medio lo que le gusta, mostrar parcialmente la realidad, anular a los que no piensan igual…, pero el tal Vega hace exactamente eso conmigo. Muy bien. Veo que vamos progresando y empezamos a asumir que gilipuertas los hay en todas partes: en la Obras (por supuesto) y en Opuslibros. Que alguien bienintencionado (espero) como Vega tiene tanta madera de manipulador como (según dice él) tienen los directores del Opus. ¡Caramba! Entro aquí y me encuentro con un candidato a fundador de secta. Aclaración: Yo sí he pertenecido al Opus, y me apuesto una pinta de Guiness a que tengo una idea mucho más cercana a la realidad de la Obra que Vega. Ya contaré mi periplo en algún momento de calma.

Diletante

P.S. Sinceramente, no esperaba encontrarme con alguien tan sectario en un sitio que se supone que es para ayudar a gente que escapa de una secta. Cosas veredes, Vega, que harán fablar a las piedras.

P.S.2 Una vez ayudé a cruzar la calle a una viejecita. Lo digo para que Vega no me tenga por totalmente insensible, sino sólo insensible en mi mayor parte.