Gingantes dormidos y otros bestiarios.- FletcherChristian
Fecha Friday, 29 June 2012
Tema 010. Testimonios


Estimado Canaya:

Ay. No hay ningún gigante dormido.

 

¿Sabes cuántos misioneros jesuitas han muerto en el ejercicio de su misión ya en lo que va de siglo? Más de media docena. ¿Cuántos de otras órdenes? Varias decenas. ¿Cuántos hermanos nuestros mueren en Pakistán, Siria, India o cuántos más morirán por su (la suya, la tuya, la mía) fe en Egipto en los próximos años? Lo siento, amigo mío, pero no veo a ningún gigante dormido...



Cuando uno está en la Cosa se cree que en la Iglesia son los supervisores que tiene la Iglesia para organizarse mejor, todos aquellos que tienen una formación teológica especial u otras virtudes que les hacen aptos para las cuestiones organizativas. Ser uno de ellos es el objetivo porque representan el poder. Por eso los sacerdotes del Opus Dei quieren, como sea, controlar los dicasterios. Cuando uno tiene una visión exclusivamente institucional de la Iglesia es muy reduccionista. Pero esa no es la Iglesia, esos son los supervisores de las tareas de la Iglesia.

 

En griego, obispo, como sabes, se dice episcopos, o dicho de otro modo epi-scopos, o sea, en latín súper (epi, sobre), visor (scopos, como en telescopio): supervisor. El devenir histórico y la estupidez humana los ha elevado a cuotas de poder y a rangos institucionales de grado infinitesimal. En eso educan en la Cosa a sus miembros, en considerar que la Jerarquía es la dueña y señora de la Iglesia. Pero la Iglesia, como también creen de corazón muchos obispos, es la que muere en la calle por la injusticia, la que sufre, y la que ayuda a los demás.

 

Al dejar la Cosa, muchos esperan de la Santa Sede que se pronuncie, que actúe, que “haga algo ¡por Dios! con el Opus Dei, de una vez por todas”. A mí me suena al mismo discurso que oía a los de la Cosa cuando se quejaban de que la Iglesia no hacía nada por parar a los de la Liberación, o al desastre de las órdenes religiosas, o al desmadre de las monjas de no sé dónde o por qué no condenan ya de una vez a aquel teólogo progre (por ejemplo a Ratzinger en su momento). Es el mismo discurso con distinto ángulo.

 

No. No hay ningún gigante dormido, solo en tu imaginación, una imaginación poblada de un imaginario estrambótico de instituciones y autoridades de las que cabe esperarlo todo… tal y como te enseñaron a imaginártela a Ella, a la Iglesia.

 

En una ocasión entrevistaron al teólogo de la liberación Jon Sobrino, jesuita, y el periodista, buscando cargar la mano sobre la jerarquía, le preguntó a Sobrino que qué le parecía la censura que Roma había hecho de alguno de sus recientes libros. Sobrino, para sorpresa del periodista, se encogió de hombros y le dijo que le parecía bien, que estaba muy bien que leyeran sus obras y que criticaran los puntos débiles de lo que decían, que nunca venía mal una segunda opinión. En el Opus Dei eso se vería como un desafío o como una desobediencia, a mí me parece que es poner la función de cada uno en su sitio.

 

No me quiero alargar y tampoco me quiero poner paternalista, pero me parece que cuando uno ve a la Iglesia con los ojos del Amor de Cristo que Ella transmite, la autoridad, el poder y todo ese tinglado (aunque sea necesario para algunas cosas) pasa a ser secundario, muy secundario.

 

La primera labor de liberación de los exmiembros es dejar de pensar como miembros. Eso no significa pensar y apoyar lo contrario de lo que venían pensando (al menos no necesariamente) como hacen muchos creyendo que así se liberan de la Cosa, sino cambiar los mecanismos que nos llevan a enjuiciar y a contemplar el mundo igual que los de la Cosa aunque sea desde distinto ángulo. Desgraciadamente, me parece a mí, muchos (no todos) de los que escriben en esta página todavía están lejos de esta liberación.

 

Un fuerte abrazo,

 

Fletcher







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=19915