El Opus Dei y los gendarmes ganan el primer round.- Agustina
Fecha Friday, 29 June 2012
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Diario Vaticano / El Opus Dei y los gendarmes ganan el primer round

La fuga de documentos ha reforzado sus puestos en la curia. Pero avanza también el partido estadounidense. Mientras tanto, se consolida la candidatura de un no italiano para la Secretaría de Estado

Chiesa. Republica.it. Sandro Magister

 

CIUDAD DEL VATICANO, 28 de junio de 2012 – Se sigue manteniendo en custodia cautelar al “mayordomo” del Papa, Paolo Gabriele, quien sigue siendo el único imputado por el delito. Al momento, por hurto agravado. La Comisión cardenalicia de investigación que trabaja en forma paralela a la magistratura vaticana continúa con sus audiencias.

No se sabe cuánto tiempo transcurrirá todavía hasta que las dos investigaciones arriben a una conclusión. Pero esto no quiere decir que el llamado caso "Vatileaks" no haya incidido ya en la vida de ese particular organismo que es la curia romana...



Todo lo contrario. En efecto, se pueden visualizar ya algunas consecuencias a corto plazo, mientras se pueden suponer otras a medio y largo plazo.

EL OPUS DEI Y LOS ESTADOS UNIDOS

Para comenzar, en pocas semanas ha aumentado en la curia el rol visible del Opus Dei, que ya cuenta, en el organigrama, con el secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos (el obispo Juan Ignacio Arrieta, del clero de la Obra), el secretario de la Congregación para el Clero (el arzobispo Celso Morga Iruzubieta, de la Fraternidad Sacerdotal de la Santa Cruz, vinculada al Opus) y el secretario de la Prefectura de los Asuntos Económicos (monseñor Lucio Angel Vallejo Balda).

Quien conduce la Comisión cardenalicia de investigación es, efectivamente, el cardenal Julián Herranz, miembro del Opus Dei y ex presidente del mismo dicasterio en el que se desempeña Arrieta.

Pero no sólo eso. En el inédito rol de "asesor" para las comunicaciones de la Secretaría de Estado ha sido elegido Greg Burke, numerario de la Obra, quien podría reverdecer el brillo de Joaquín Navarro Valls, numerario él también, el célebre vocero de Juan Pablo II.

Burke ayudará a "la unidad de crisis" mediática del Palacio Apostólico, formada por el sustituto, el arzobispo Giovanni Angelo Becciu, por el asesor Peter Brian Wells, por monseñor Carlo Maria Polvani (sobrino del nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò) y por los responsables de los medios de comunicación vaticanos, el padre Federico Lombardi (de la Radio Vaticana) y Giovanni Maria Vian (de "L'Osservatore Romano").

Con la llegada de Burke, proveniente de Fox TV, crece en la curia también el peso de Estados Unidos.

En Roma ya trabajan el cardenal Raymond L. Burke, los arzobispos Augustine Di Noia y Joseph W. Tobin, monseñor Wells y el padre Michael J. Zielinski. Sin contar con el cardenal a punto de jubilarse, William J. Levada, y los jubilados cardenales Bernard F. Law y James F. Stafford.

Pero últimamente el peso de los estadounidenses creció también con la llegada a la curia del abogado Jeffrey Lena, quien ha obtenido un cargo en la Secretaría de Estado, y con el aumento de la influencia del líder de los Caballeros de Colón, Carl Anderson, quien se ha vuelto famoso también por el documento, firmado por él, con el que Ettore Gotti Tedeschi fue brutalmente separado de la presidencia del Instituto para las Obras de Religión.

LA GENDARMERÍA

El caso "Vatileaks" ha sacado también a la luz el gran poder adquirido en los últimos años por la Gendarmería vaticana.

Parece ya más que lejana la decisión de 1970 del papa Pablo VI de abolir los cuerpos militares pontificios, con excepción de las históricas guardias suizas. El papa Montini transformó la Gendarmeria en un simple servicio de vigilancia. Pero en el 2002 este cuerpo volvió a llamarse Gendarmería y formalmente es una dirección dentro de las dependencias del gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.

En realidad hay mucho más. En los últimos años, la Gendarmería ha sido dotada con armas sofisticadas y con potentes instrumentos invasivos. Ahora también las más altas jerarquías sospechan, con razón o sin ella, que se puede interceptar cada uno de sus susurros, tanto que el comandante de los gendarmes, Domenico Giani, ex financista de los servicios secretos italianos, a cargo desde el 2006, ahora es reverenciado y temido más que un secretario de Estado.

LA SECRETARÍA DE ESTADO

Es precisamente en la figura del secretario de Estado que podría haber consecuencias a mediano plazo.

La inédita audiencia concedida por Benedicto XVI a los cardenales George Pell, Marc Ouellet, Jean-Louis Tauran, Camillo Ruini e Jozef Tomko en la tarde del sábado 23 de junio y dada a conocer por la sala de prensa y por "L'Osservatore Romano" ha sido universalmente interpretada por los medios de comunicación como una llamada de atención para la estabilidad en el cargo del cardenal Tarcisio Bertone, quien no estuvo entre los cinco invitados, aunque esta interpretación ha quedado en la nada, a causa de una pronta intervención del padre Lombardi.

Ese mismo día, por la mañana, el Papa también presidió una reunión de los jefes de los dicasterios de la curia. Esta reunión no tenía agendada la cuestión de la fuga de documentos – aún cuando al comienzo de la sesión el sustituto confirmó a los presentes la necesidad de gestionar con especial atención cartas y archivos –, sino el examen del pedido de algunos movimientos eclesiales – como los Focolares o la Comunidad de San Egidio – para poder incardinar directamente un clero propio. La opinión prevaleciente ha sido la de confirmar que la incardinación debe seguir siendo facultad exclusiva de los obispos y de los superiores religiosos, con la posibilidad para los movimientos de estipular acuerdos con diócesis o institutos religiosos.

Volviendo a la cuestión de la Secretaría de Estado, más allá del hecho de saber si y cuándo Benedicto XVI decidirá sustituir a su más estrecho colaborador, parece que efectivamente se consolida la hipótesis que el sucesor de Bertone pueda ser un no italiano.

Si fuese así, se tratará de un giro sin precedentes.

De hecho, excepto que durante los pocos meses en los que el cardenal francés Jean Villot fue secretario de Estado, al comienzo del pontificado de Juan Pablo II – quien a poco de haber sido elevado al papado confirmó "in scriptis" que se trataba de una situación provisoria, en vista del nombramiento de un italiano que luego fue Agostino Casaroli – no se recuerda una dupla Papa-secretario de Estado absolutamente no italiana.

Esta eventualidad – que encontraría su justificación en el deseo de volver a limpiar los Sacros Palacios de las intrigas que estarían en la base del "Vatileaks" – tendría además como corolario interesante el hecho que la gestión corriente de la política italiana se apoyaría por primera vez íntegramente sobre las espaldas de la Conferencia Episcopal Italiana.

SOBRE EL FUTURO PAPA

Por último, piensan muchos, la cuestión "Vatileaks" podría tener consecuencias para la futura elección de un nuevo pontífice.

En efecto, la idea que las fugas de documentos son el fruto de intrigas totalmente italianas ha hecho nacer entre los cardenales y obispos una doble consideración. Por un lado, está quien piensa que es bueno que un futuro Papa no provenga de Italia. Por otro lado, está quien dice que es mejor que surja de allí, para poder desenmascarar y desvelar mejor las intrigas.

Pero éstos parecen discursos puramente académicos. En efecto, en el Vaticano no falta quien asocia al papa Joseph Ratzinger al recuerdo de León XIII, que fue elegido porque era más que nada anciano según los criterios de la época, luego del larguísimo pontificado de Pío IX, pero que en realidad superó los 93 años de edad…







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