La suerte de tener a tu madre. (Cap.18 de 'El buen pastor').- Nacho
Fecha Friday, 18 June 2004
Tema 010. Testimonios


LA SUERTE DE TENER A TU MADRE

Cap.18 de 'El buen pastor'
Enviado por Nacho el 18-jun-04


Confieso que tuve la suerte de vivir con mi madre hasta que ella tenía casi 86 años (iba a cumplirlos un mes después). Ella fue mi consejera, mi paño de lágrimas y mi todo en el trance de dejar la obra después de casi 34 años, tanto tiempo. Tengo viva en mi mente la imagen de ella, que me dejaba hablar y oía mi conversación, mientras una noche y otra tenía que despachar telefónicamente con distinta gente de la obra, que quería verme o dialogar ante el tiempo que pasaba y yo no aparecía por el centro de la obra. A ello se unían las llamadas al trabajo, cada tarde, lo que hizo que una de mis compañeras me preguntara qué me pasaba. La respondí la verdad y ella se quedó tranquila, a la vez que asentía con mi actitud. "Lo mejor que puedes hacer", comentaba...

En la obra se suele decir que ellos son tu "familia". En mi caso concreto no se notó para nada. O para casi nada. Eso sí no podíamos hablar de nuestros problemas con los que nos trajeron al mundo, que tenían demostrado que nos querían, mientras otros querían quitarles ese papel de amigos, confidentes y, sobre todo, padres. En mi caso solo quedaba mi madre, con la que viví solo con ella durante 19 años, desde que murió mi padre.

Leo testimonios en opuslibros.com de ex numerarios/as que han tenido muy difícil su salida, pues tenían a su lado personas que se autodenominaban "su familia", pero que la abandonaban tan pronto como sabían que se iba a ir de la obra, una traición para ellos, o declaraban su homosexualidad en la dirección espiritual, opción que para la obra parece ser el peor pecado y no merece la pena ni mantener a esas personas, que también requieren un trato de hijos de Dios. Eso sí dicen que el sexto mandamiento de la Ley de Dios es el sexto y, por lo tanto, no está en primer lugar. Pero ellos lo consideran el primero y de ahí que echen de la obra a quien se dice que es homosexual.

Pero me he desviado del primitivo camino de este artículo. La mayor parte de esos casi 34 años dentro del primero instituto secular, y luego prelatura, fueron de felicidad aunque con algunos intervalos de nubes negras, como todo en la vida. Pero con la experiencia de la madurez dentro, desde hacía diez años yo me estaba planteando la posibilidad de dejar el opus. Ella (mi madre) lo sabía todo. Fue una suerte tenerla conmigo en esas circunstancias.

He hablado con otros que fueron de la obra. A ellos no les fue tan bien. Es el caso de numerarios/as que volvieron a casa después de muchos años y, después de la separación a que se habían visto sometidos, la relación familiar ya no era de la misma manera. El colmo es el caso de esos que, siendo sus padres supernumerarios, no les acogen bien y les consideran como unos traidores, por lo que no pueden vivir en casa de sus progenitores.

Decía el fundador que la obra ayudaba a unir más a los hijos con sus familias. Este caso de numerarios que cito contradice totalmente esa teoría "tan bonita" que difundía Escrivá. Otras frases suyas se pueden comprobar y la solución final es la misma. Se habla en general, lo que en algunos casos es particular. Por eso, más vale no hacer generalizaciones, que luego la vida demuestra que no son ciertas.

Los que son agregados normalmente tienen mucha suerte en este campo. Claro que también puede suceder que papá y mamá también sean de la obra y, por lo tanto, se puede repetir el caso que antes decía de los numerarios. Pero no es lo normal. Lo que sí recuerdo es que algunos años abandonaban a la vez dos hermanos, que estaban en centros diferentes y los dos habían decidido empezar de nuevo e irse. Dos de los primeros casos que conocí fueron los de Lucio, antiguo alumno de Tajamar, que estaba conmigo en el centro 'Recoletos, 5' --han pasado más de treinta años y le recuerdo-- y su hermano que seguía en otro centro del mismo colegio. En el de General Oráa, 5, que fue donde pité, sucedió lo mismo con otros dos hermanos, Javier e Ignacio, pero este último, al cabo del tiempo, después de haber participado en los comienzos de la obra en Málaga.

Ahora me dirijo a los que os estáis planteando abandonar la obra. Salvo excepciones, contad en todo con vuestras familias. Son lo mejor que tenéis y ellos os oyen y desinteresadamente os dan consejos. Quieren lo mejor para vosotros, no los directores de la obra que se dicen tu "familia" y te mandan a un psiquiatra, también de la obra, por supuesto, que os dan unas pastillas y os destrozan el estómago y vuestra vida. Si tenéis dudas, id a un psiquiatra de la Seguridad Social o a uno que no tenga nada que ver con la obra. Ángeles me acuerdo de ti en estos momentos. Tu última carta demuestra esto. Estoy contigo. Ya te conté el caso de ese otro amigo mío que han intentado hacer lo mismo y se ha rebelado. Naturalmente que la médica de la Seguridad Social no encontró los síntomas del psiquiatra de la obra. Para comprobarlo, mi amigo iba acompañado del celador (laico director espiritual suyo), llamado Javier, que no quiso dar su brazo a torcer y al cabo del tiempo le volvió a pedir volver al psiquiatra de la obra.

Los padres son los que primero se dan cuenta "si te falta un tornillo", como dicen aquí en España, o te encuentras en una depresión. En especial las madres tiene un sentido distinto. ¿Qué sabrán los que quieren llevar a otros de la obra a los psiquiatras, mientras ellos no solucionan los problemas de estas personas? Me han dicho que mi colaboración de 'opuslibros' de ayer, 'Hacerse mayores', le ha puesto la piel de gallina a alguno/a. Lo siento, lo único que deseo es abrir los ojos a quien me lea y, si está dudando si entrar, se dé cuenta que lo que describo existe, como lo he podido comprobar en mi vida. Yo les daba todo y pedía un poco de cariño, pero no, casi no me lo daban. Les daba casi todo mi dinero y cuando pedía una cantidad para hacer un arreglo en mi casa, me respondían con evasivas o me echaban en cara que mi madre iba al bingo. Así es como nos quería esa "familia". Vaya ejemplo. Eso sí sus centros estaban decorados a la última de su gusto particular, que normalmente es un poco a la antigua.





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