Nunca pertenecí a la Obra pero fui adoctrinado unilateralmente durante los 12 años que estudié en la primaria y secundaria del Centro Escolar Cedros, así como en la escuela preparatoria de la Universidad Panamericana, en México D. F. Con lo que escribo ahora sólo quiero dar mi opinión, totalmente personal, sobre los que se encargaron de mi educación durante los 12 años de mi vida más receptivos.

No fue en el Opus donde aprendí que el erotismo es un don de Dios tan santo como el de la prelatura.

Creo que tengo derecho a hablar del Opus Dei, por lo menos durante los próximos 12 años. Practiqué la confesión frecuente, con aquella sinceridad salvaje recomendada por Monseñor Josemaría Escrivá durante todos esos años, y ahora les pido perdón de todo corazón a los Sacerdotes del Opus por usarlos para cambiarle los pañales a mi conciencia. Si bien es un Tesoro el sacramento de la reconciliación (nombrado así sabiamente por el último catecismo de la Iglesia) no hay que rebajarlo a la mera confesión verbal de los pecados, porque si no se vuelve como algo mágico. A mis queridos Padres del Opus no les salió decirme lo que me dijo en cambio un Padre Jesuita: "A mi no me gusta meterme en las sábanas de los matrimonios y a veces me siento como un WC, como una letrina o escusado". Palabras del Padre Rafael L., recordado con cariño como el "Pay", quien siempre estaba de buen humor en su silla de ruedas, padeciendo de cáncer cuando le daba tregua la tuberculosis (que contrajo durante su “heroica” misión en África) o la bolsita que debía de llevar siempre a todos lados (sin el drama de Alexia).

Después de conocer al Pay, Dios me allanó por medio de Jesús el camino para casarme tan feliz que les juro que hasta me dolía la cara de tanto sonreír el día de mi boda.

¿Para mí cuál es la diferencia esencial entre "mis confesiones" con Padres del Opus y las que tuve con el Pay?

La diferencia se llama "FRANQUEZA" y considero que es un ingrediente importante para la Reconciliación. Así quizá un Padre del Opus me hubiera podido decir “Mira, yo no te puedo hablar de erotismo, pero te puedo hablar sobre la naturaleza de una prelatura donde algunos de nosotros se nos pide vivir la castidad en la respetable forma de abstinencia”.

Para mí Jesús es el camino porque de Él sólo podemos hablar cuando lo experimentamos en nuestra propia vida como Alguien y no en forma de norma.

Es esquizofrénico atestiguar que todo lo que se dice en el churraso de "El código Da Vinci" no es más que ficción chatarra excepto lo del uso del silicio.

Hermanos del Opus. DIOS ABORRECE EL USO DEL CILICIO. Prohìbanlo. No sirve para vivir la castidad. Piensen que se lo están poniendo al mismo Jesús, quien no se entregó a la cruz, sino a la Voluntad de Dios para salvar a los Hombres. No es lo mismo mortificación que sacrificio.

Ravelo