A propósito del comentario del lunes que firma Ottokar con respecto al llamado Vatileaks y la opinión de algunos "expertos", resulta más que llamativa la nota que desde Roma ha difundido la agencia de noticias española EUROPA PRESS, fundada hace ya muchos años por personas del Opus Dei y algunos amigos.
Se cita la opinión de dos "expertos", el catedrático emérito de Historia de la Teología de la Universidad de Navarra, Josep Ignasi Saranyana, y Alfonso Bailly-Bailliere, profesor de Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma.
En ningún momento se aclara, a lo largo de la información, que estas personas pertenezcan al Opus Dei ni que las instituciones en las que enseñan lo sean también. Es una táctica habitual de esta gente, así que no sorprende demasiado.
Lo sorprendente viene en el texto, cuando afirman que las filtraciones dañan a la curia pero al Papa no. Dañan, dicen, al funcionamiento de los dicasterios romanos, al revelar rivalidades y luchas por el poder en el gobierno de la Iglesia, que pueden escandalizar a los fieles. Este es uno de los argumentos preferidos en la Prelatura: prohibir y censurar para que no haya escándalo. Primero, entre los de dentro, y luego, entre los de fuera.
Pero el punto más revelador es el referido al banco vaticano, el IOR, donde -dicen estos expertos- "se han vivido acontecimientos extraños y surrealistas, como la fulminante destitución de su director, economista honesto y capaz, por parte del consejo de administración", y añaden que "también la fiscalía de la República italiana entiende que hay maniobras oscuras".
Ni siquiera se cita el nombre del destituido, Gotti Tedeschi, miembro del Opus Dei, o fiel de la Prelatura como se dice ahora; y se hace una defensa absoluta de su honradez y capacidad obviando que quien ordenó su destitución es el cardenal Bertone, objeto directo de los ataques supuestamente dirigidos contra Benedicto XVI. Afirman estos "expertos" que los papeles "han sido adquiridos por distintos medios aunque no se sabe a qué precio, ni si se ha pagado en especie, en favores o en dinero", y es probable que sí sepan cómo y cuánto, aunque no lo digan. Y una guinda esclarecedora: la sustracción de documentos "no debilita la imagen del Papa como Pastor", aunque -dice Alfonso Bailly-Bailliere, "en la percepción de la opinión pública, de la gente, es un pequeño golpe, una fisura". Así que "un pequeño golpe", ¿será porque se lo han dado desde el bando de los amigos?
La clave está al final: "si se consiguen encontrar los problemas que aparentemente resquebrajan la unidad y se realiza una investigación con valentía, esta situación puede generar efectos positivos a largo plazo y beneficiará a la Iglesia para reconstruir, si hay realmente situaciones que crean divisiones, también en la opinión pública". ¿Alguien duda de que siendo quien dirige la investigación el cardenal Herranz, numerario del Opus Dei, no van a salir a la luz los "malos", que como ya apuntan los "expertos" son los del bando de Bertone?
En fin, que a estos "expertos" de la Prelatura, oculta en las informaciones, se les ve el plumero, o mejor dicho, la tea; arrimándola al incendio. Y dirán que es para apagarlo mejor.
Con mi reiterada admiración y agradecimiento por sus escritos a Kaiser.
Bastián
