Cuando era casi un niño, y la guerra fría era un tema candente, y más en la España de Franco, oí contar una historia que luego vi reflejada en una película de la que lamento no poder dar mas referencias.

El gobierno húngaro comunista trataba por todos los medios de acallar la oposición de la iglesia católica encabezada por el Primado, cardenal Mindszenty. Su firme actitud le llevó a la cárcel donde sufrió coacciones de todo tipo y fuertes torturas psicológicas,muy bien relatadas en la película citada: mantenerle en una celda siempre iluminada, llevarle la comida y apenas pasadas hora y media llevarle la cena... .y mil lindezas de ese tipo, un día y otro durante meses y meses.

Al  final, el régimen logró la confesión en la que el cardenal se autoinculpaba de espía capitalista, etc., etc....  y fue liberado. Claro, se refugió automáticamente en la nunciatura vaticana, donde permaneció recluido hasta su muerte. Nada más llegar a la Nunciatura denunció la falsedad de su “confesión”, y lo demostró haciendo notar que en la rúbrica de su firma, bastante complicada al parecer, había incluido dos letras diminutas, casi imperceptibles: CF. Eran las iniciales de “Coactus Fecit”: (lo hice coaccionado). Astuto cardenal.

Leyendo bien el escrito de Kaiser... ¡veo perfectamente esas dos letras!

Conozco a Kaiser desde que los dos éramos jovencitos llenos de ilusiones. Ya entonces nos apreciabamos mucho. Fui testigo, sin entenderlo, de lo malísimamente mal que le trataron  hasta que le despidieron. Y no por nada malo, en absoluto. Nos reencontramos hace poco, gracias a Opuslibros. Fue una gozada constatar como el cariño verdadero que nos teníamos rebrotaba despues de tantos años en una fuerte amistad. Quiero dar testimonio, desde este mi conocimiento de Kaiser, de su honradez, de su hombría de bien, de sus ganas de hacer el bien. Me atrevo a afirmar que él no ha escrito ese documento, aunque Dios sabe bajo qué presiones se ha visto obligado a firmarlo. Bajo su rotunda sencillez, están muy claras las letras CF:  COACTUS FECIT.

Pasó el tiempo, Mindszenty murió martir en su encierro. El régimen húngaro comunista... ya sabemos cómo acabó: en el basurero de la historia.

Así acabarán los autores de esta indigna coacción. SIC SEMPER TIRANNIS

Kaiser: todo el cariño y todo el apoyo de todos nosotros. También de los que no te conocen y se extrañan. Jamás dudaré de ti. Tú no has escrito éso.

En tu honor, transcribo unos versos inmortales de Federico García Lorca, que también sufrió la intolerancia y la crueldad de los que decían actuar en nombre de Dios:

...”Daba saltos en la lucha
jabonados, de delfín;
les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí,
manchó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro enemigos
y  tuvo que sucumbir”

(De “Muerte de Antoñito  el  Camborio”)

Y  estos otros, de Jesús de Nazaret

Quien tenga  oidos  para oir, que oiga.

La verdad os hará libres

Luis E.