No sé quién es Kaiser, no sé de su vida, no lo he visto en mi vida, pero quiero darle las gracias. Cuando te encontré en estas páginas fuiste para mí una gran ayuda, ayer tu ayuda fue definitiva. Lloré tanto en el opus dei que durante tres décadas no había vuelto a llorar, tema que consulté en su momento con algún compañero psiquiatra o psicólogo. Mi padre, al que adoraba y cuidaba, aprovechó unos minutos en los que yo no estaba para morir, me desgarré, pero no pude llorar. Ayer, leyendo tu escrito, lloré “a moco tendido” como dicen en mi tierra. Ojalá supiera quién eres, ojalá te tuviera cerca, ojalá fueras uno de mis hijos o nietos, porque te abrazaría, te diría al oído, tranquilo, no pasa nada, Dios sabe más. Pueden burlar a la justicia humana pero jamás podrán burlar la justicia de Dios...
Tú rectificas porque has hablado por boca de otros. Yo soy mujer, he sido numeraria, trabajé un año en Pineda, el resto en la administración, jamás vi un sueldo, nunca fui dada de alta en la seguridad social, nunca tuve seguro médico, fui anulada, abandonada, violentada, fui expulsaba sin previo aviso, sin explicaciones, y gracias a Dios la o las personas que ocasionaron mi desgracia aún viven, aunque sé que la persona que tanto daño me hizo está muy cerca de tener que rendir juicio ante Dios, así que no tendría inconveniente en decir quién, cómo y cuándo. Todo cuanto has escrito es cierto, yo con mi vida lo puedo atestiguar.
Tú pides perdón por haber hecho daño a la prelatura y a terceras personas. Me pregunto si la prelatura nos pedirá perdón a todos a los que nos despojó de nuestra dignidad, si pedirá perdón a nuestras familias por alejarnos de ellas, me pregunto si pedirán perdón al Espíritu Santo por despojarnos a tantos de la virtud de la esperanza con sus amenazas de condenación eterna. (pecado contra el espíritu Santo).
Tú no has traspasado los límites de la crítica objetiva y de la libertad de expresión. Te has basado en nuestros testimonios. Cada uno de nosotros somos responsables de lo que hemos escrito. No saben como borrar su rastro de dolor, de abandono, de injusticias, de falsas verdades, nunca les interesó aquello de “de cien almas cien”, solo aquellas que pudieran aportar un buen sueldo, un buen patrimonio, un buen testamento.
Dices: “he utilizado esta página web para tratar de persuadir a sus lectores de que interpongan denuncias contra el Opus Dei". Yo pienso que nadie de los que hemos estado en el opus dei se volvería a dejar manipular y realizar acciones que no impliquen su total, resposable, absoluta y recuperada libertad. Bendito seas por habernos ayudado a tantos y malditos sean aquellos que nos convirtieron en niños y no han sabido soportar que nos hayamos, sin ellos, convertido en adultos y reaccionemos como tales.
Quiero aclarar que a día 4 de junio a las siete de la tarde, no tengo el más mínimo conocimiento de los motivos de Kaiser para redactar su escrito, lo que yo he escrito es por pura intuición, porque el mal se huele a la legua y ellos apestan a podrido.
Con su clarividencia, no llego a entender como el fundador no “vio” la llegada de Internet, opuslibros, de la verdad… que según Ratzinger, “verdad sin veracidad ha perdido su alma”. No sé, no lo entiendo.
Un beso fuerte para todos los que tengan buena voluntad. Julia
P.D. A los señores del Opus Dei que me están leyendo:
Si como Kaiser dice en su rectificación
“se ha demostrado que no eran ciertos, como cometer fraude a la Seguridad Social, no abonar sus nóminas a sus trabajadores/as, apropiarse de las prestaciones por incapacidad temporal de sus trabajadores/as, dar de alta a trabajadores en empresas para las que no trabajan, dar de alta a las empleadas del hogar con cabezas de familia ficticios, cometer acoso laboral, no dar de alta en la Seguridad Social a los miembros de la institución que se dedican a “labores internas”, etc”
Les ruego me digan dónde he de dirigirme a fin de recuperar los años perdidos, ya que en breve me jubilo y sería estupendo poder adjuntar a mi vida laboral los años que ustedes cotizaron por mi sin ser yo conocedora del hecho, ya que de esta manera podría disfrutar de una pensión digna. En caso afirmativo estaré encantada de facilitarle todos mis datos, ya que según, a ustedes no les constan. Les quedaré agradecida, pero nunca les pediré perdón.
