Sexo, mentiras y opusdei.- ramana
Fecha Monday, 04 June 2012
Tema 076. Agregados


Tomo el título de una interesante película, opera prima del actualmente famoso Steven Soderbergh. Voy a espolvorear mi modesto granito de arena en la playa de la apasionante disquisición sobre sexualidad y catolicismo, o sexo y opus (valga la redundancia), porque será muy sexto, pero para ellos es primero y principal, y es obvio que están obsexos y nos quisieron obsexionar a todos los allí entregados a la causa...



En primer lugar me parece patético que un tirillas de 22 años, pitado a los 14,5 y recién salido de westpoint (como entonces llamábamos a los neonumerarios prelatureitors, que diría Satur, incubados y recién salidos del centro de estudios) le de consejos sobre afectividad en general y sexualidad en particular a un probo y honesto supernumerario padre de XXL hijos. O que un cura numerario (valga el oxímoron, y sobre esta paradoja ya se ha escrito mucho y bien aquí), recién ordenado en Cavabianca se dedique a "dirigir" niñas adolescentes y madres hipernumerarias en los colegios del Lado Oscuro.

En segundo lugar, ligar la sexualidad (matrimonial o no) a la sola reproducción es rebajar la condición humana a la mera genitalidad instintiva de los animales, que tienen períodos de celo para ello, cosa que no acontece en los humanos. Recomiendo las sabias reflexiones que hace al respecto Isabel de Armas en su excelente y muy aconsejable libro Ser mujer en el Opus Dei.

Y en tercer lugar, dicho con respeto pero muy feliz y conscientemente al margen de ella, la visión que sobre la sexualidad sigue planteando hoy en día la Iglesia romana es una muestra más de su profunda deriva hacia la autodestrucción. Como un boxeador sonado, esta triste y patética institución achica agua en medio de corrupción de finanzas, robo de documentos y pederastias varias; y se permite el lujo de seguir despreciando a la mujer, cuyo sometimiento ha sido el verdadero sostén de la institución durante siglos. Cualquier día se van a dar cuenta de que todos (y en particular todas) les han abandonado y no entenderán, ni siquiera entonces, el porqué de la deserción.

Hay una película, siguiendo con el cine, Las Invasiones bárbaras, del canadiense quebequés Denys Arcand en que aparece una escena memorable: un obispo pasea por un enorme almacen plagado de estatuas, tallas y otros enseres religiosos amontonados con una experta en arte para que haga una evaluación de las piezas y le explica: "mire, hasta el 15 de mayo de 1966, en Quebec todos éramos católicos, de la noche a la mañana la gento dejó de serlo, abandonaron la fe y las iglesias, y hemos tenido que cerrrar casi todas: estos son los restos de aquel patrimonio, vea qué tallas tienen verdadero valor y son vendibles y las demás las quemo, ya no caben en el obispado."

Lo que quiero decir es que la deriva de la Iglesia y su creciente cerrazón neoconservadora, tan del gusto del Opus, generará antes que tarde un colapso absoluto de la propia institución, como de alguna manera ya se intuye en su querida Prelatura, llena de contradicciones internas, mentiras, y maldirigida por un patético y soso funcionario empecinado en que "no se sepa" que la Cosa hiede.

El evangelio apenas menciona la sexualidad. Y desde luego habría que ver de dónde se han inventado esta moral patriarcal y reduccionista que desprecia a la mujer, desconfía de los que tienen otra orientación sexual y cree que el sexo es malo de suyo, por naturaleza. Ay, Agustín, cuánto daño has hecho, querido obispo de Hipona, con lo inteligente que eres y lo bien que escribes.

Incluso dentro de las otras confesiones religiosas, piénsese en la sensual naturalidad con que se vive todo esto en la India, o la moral sexual del Budismo, por ejemplo con su aceptación de cualquier método anticonceptivo (rechazando el aborto por razones de creencia trasmigratoria) o, incluso, dentro de las Iglesias, véase lo que piensa de todo esto la Comunión Anglicana, o la Iglesia Ortodoxa, que acepta el divorcio. En fin, que no sería nada más que pintoresco si no fuera por la cantidad de personas de buena fe que quieren amoldar sus deseos, anhelos y apetítos lícitos y maravilloso a las horcas caudinas de una moral de célibes impuesta teológica, que no evangélicamente, a sus súbditos y feligreses, una moral reprimida, trasnochada, ignorante y malévola.

ramana







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=19784