Se sigue debatiendo sobre la pureza y la impureza, lo que dijera san Agustín y lo que dijera santo Tomás. Solamente quería añadir una reflexión en voz alta, ¿cómo reaccionaría un financiero del Opus Dei, un Luis Valls, un Angel Ron, un Ruiz Mateos en sus buenos tiempos si se le hicieran reflexiones sobre la moralidad y eticidad de sus prácticas dinerarias basándose en discursos del siglo V o del XII?

Desconozco qué dijeron estos dos grandes santos y doctores de la Iglesia sobre el dinero, el préstamo a interés y los beneficios que de él se pueden sacar. Es curioso que tampoco hay muchas referencias conocidas a esa parte de la doctrina que imagino será tan doctrina como la que se nos recuerda sobre otras cuestiones.

Imagino que en el IESE cuando enseñan sobre economía no tienen como referencia la Suma Teológica y que nadie invierte hoy en bolsa con un gran conocimiento de las doctrinas económicas medievales. Resultaría ridículo, imagino. En aquellos tiempos ni siquiera había bolsa ni mercado financiero mundial, y la economía como ciencia data del siglo XIX. Cualquiera que hoy quiera hacerse rico debe de aceptar que el mundo ha evolucionado bastante desde la edad media.

Y sin embargo, a pesar de que en los aspectos dinerarios implícitamente se admite la evolución de la humanidad, y el carácter histórico y finito de nuestras prácticas, percibo una gran dificultad en determinados ambientes para aceptar esa historicidad en asuntos más personales. Ha habido evolución lo queramos o no, y las relaciones familiares, hombre-mujer, papel de la mujer en la sociedad y todo lo que de ello se sigue no puede ser juzgado según doctrinas medievales. Incluso se podría discutir en qué momento se descubre la sexualidad como tema, que pienso ni Tomás ni Agustín conocían ni el término ni el concepto.

Saludos

Ana Azanza