Las disputas teológicas de la anticoncepción.- Janabenito
Fecha Monday, 07 May 2012
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


 Aún a riesgo de escandalizar a la media humanidad conocida por mi, (la otra media está habitualmente escandalizada con mi forma de ser y de pensar), quiero aportar mi opinión al tema que últimamente ocupa esta página, “las disputas teológicas de la anticoncepción”.

 

Si algo aprendí una vez fuera del opus fue a pensar por mí misma, a escuchar mi propia conciencia, a tener por Dios a un Dios que ante todo es Padre, que la oración sin caridad destruye a la persona, a vivir plenamente de realidades, a estar hasta el último pelo de tanta doctrina y por supuesto a respetar a todos los que no piensen como yo...



La realidad de la vida es que si yo tengo que facilitar el uso profiláctico del preservativo u otro medio, por necesidad, lo facilito.

 

La realidad es que nuestros jóvenes crecen sin formación y si no ellos, sus amigos. La realidad es que gracias a los móviles ya no sabemos dónde están a lo más que están, si contestan, vivos.

 

La realidad es que ya me harta la queja de tantos abuelos que no tienen derecho a vivir adecuadamente sus últimos años porque tienen (con todo el amor del mundo) que cuidar de los deslices de sus hijas o no deslices “creencias”, y volver a hacer de padres. La realidad es que estoy harta de ver morir gente joven contagiada de sida, la realidad es que hemos colocado a nuestros hijos en un mundo que nosotros no vivimos, pleno de libertades y escaso de responsabilidades, un mundo que apenas oye hablar de Dios, un mundo en el que se ha perdido el sentido del honor, la dignidad, la intimidad, la verdad.

 

La realidad es que nos faltan las fuerzas para luchar contra este mundo, y solo queda el recurso de darles “algunas armas” necesarias para que se protejan como no lo hubiéramos hecho nosotros.

 

Lo siento amigos no soporto tanta doctrina cuando el mundo tiene necesidad de otras respuestas de los representantes de Dios.

 

Sé de un matrimonio de supernumerarios, bellísimas personas fallecidos ya, que uno de los hijos murió de sida y otro se está muriendo. También conocí allá por los años 70 a un pastor de cabras por el alto Pirineo, analfabeto, un autentico “aristócrata de la inteligencia” (como gustaba decir al fundador del opus), padre de una numeraria auxiliar. No recuerdo haber escuchado a nadie con más placer, ese hombre había tocado a Dios con sus dedos, el mismo Dios que andará preguntándose por que los humanos nos hemos enredado en tantas leyes y tantas normas que no han hecho sino alejarnos de Él.

 

No juzgo a la Iglesia ni a sus pastores, no soy quien, pero ¿qué saben ellos de noches sin dormir esperando a que llegue el último?, ¿qué saben ellos de arriesgar tu cuerpo con tanta cesárea?, ¿qué saben de tener que sacar adelante a uno o dos hijos con el síndrome Down?, ¿qué saben del dolor que se siente cuando te llega tu hija de 15 años embarazada?, ¿qué saben ellos de no llegar a fin de mes?, ¿qué saben de tener a dos personas enfermas de alzheimer bajo el mismo techo?, ¿cómo le explican a una mujer de 25 años que tiene que tener los hijos que Dios mande si los 4 que tiene han sido producto de las borracheras y las palizas de su marido?, ¿han enterrado ellos a algún hijo? ¿saben algo de quedarte sin comer porque cuando llega la hora estás exhausta? y si momentos después tu marido se siente “cariñoso” ¿vas a esperar que sea lo que Dios quiera?, ¡si ya no cabe ni un biberón más!. ¿Se han mantenido en pie con fiebres de 40º día tras día sin tener ni una tregua de dos horas para ti misma?

 

Tal vez alguien se pregunte ¿pero dónde vive esta mujer?, vivo en medio del mundo. Todos los años que estuve en la obra viví fuera del mundo, o en un mundo ficticio, vivo en una buena ciudad y todo lo que menciono son cosas reales que les pasan a personas reales.

 

Antes, una mirada de nuestro padre nos hacía temblar, ahora hay que hacer piruetas para encontrar tiempo y mirar a nuestros hijos, hemos querido para ellos lo mejor y esto hay que pagarlo. Triste pero real.

 

Amigos la vida es real, y eso es algo que la Iglesia está olvidando y el opus nunca conoció, su pobreza no es pobreza porque no conocen la necesidad, su obediencia no es obediencia porque sus conciencias están anuladas, su pureza o su modo de controlarla es pura paranoia.

 

Habitualmente y desde hace años en mi itinerario al trabajo me cruzo con un numerario a la altura de un kiosco de prensa (los dos somos muy puntuales), es raro el día en el que por cuidar la vista no tropieza con algo y yo morbosamente cada día espero hasta que tropieza. Estos absurdos parecen cosa de locos de locos.

 

Me pregunto que opinaría mi amigo el pastor de cabras padre de una auxiliar, de la Humanae Vitae, o de las normas y costumbres de opus dei, o de las amistades particulares o de tanto absurdo. Seguramente el parto de una cabra fuese para él más real, más importante y sin lugar a dudas, más claro que cientos de documentos dudosamente inteligibles para el pueblo llano.

 

En cuanto a la concepción creo que compete exclusivamente a los padres, y no creo que sea cuestión de generosidad sino de responsabilidad.

 

Me gustaría contestar a la pregunta de exapéndice: ¿Se vigilan los emails de los miembros del Opus Dei?

 

A estas alturas qué más da si lo hacen o no. Escríbele como eres tú y ya te contestara como es o como la dejan ser, pero en cualquier caso seguro que tu afecto le caldea el corazón,

 

A todos pido perdón por mi desorden al escribir, es por la prisa y por “la edad” y por la edad me atrevo a decir esto: a veces pienso que se nos va un poco la olla, y en nuestro afán de ayudar nos perdemos en demasiada discusión intelectual y yo siento como que vuelvo al “mundo ficticio”, pero valoro el esfuerzo.

 

Abrazos Julia







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