Y seguimos en la web con historias para no dormir. Siguen saliendo ininterrumpidamente del opusdei decenas y decenas de personas decepcionadas y defraudadas, y muchas de ellas con severos problemas psiquiatricos debido a su paso por esa institución que de hace llamar rimbombantemente OPUS DEI y no es otra cosa que la OPERIS DIABOLI. Porque en una institución donde la CARIDAD brilla por su ausencia, no puede estar Dios. En una institución que se 'vende' como buscadora infatigable de la santidad y exprime a sus miembros hasta dejarlos secos en todos los aspectos (familiar, económico, social, laboral, preofesional, afectivo, etc.), dándoles a cambio NADA, porque el opusdei nunca da nada a nadie, al contrario quita todo. En una institución donde se tiene por 'palabra de dios' los escritos incoherentes de un megalómano que se sentía muy por encima de los Papas y de los nobles...  

Me tomó un buen tiempo acostumbrarme a pensar que de verdad Dios es Amor, que no necesita de nuestros rezos, porque está muy por encima de eso. Que las oraciones y los rituales de las religiones nos sirven a nosotros, simples humanos, para darnos la seguridad de que un Ser Superior nos escucha y nos protege, porque Dios nos cuida y nos protege a sus creaturas aunque no le recemos... ni siquiera tenemos que creer en Él para tener Su Amor, en eso consiste la omnipotencia del Amor de Dios. En el opusdei, hay que hacer ocho millones de normas, ¿para qué?, pues para no razonar lo malo que es eso, no rezan para agradar a Dios. Oí comentar a alguien alguna vez, que ¿qué cosas tan malas harían los del opus, que rezaban todo el día?. Y ése me parece un punto importante. De tanto rezar y rezar, se dejan de cumplir graves obligaciones morales que tenemos los cristianos, como las obras de misericordia, y como la CARIDAD principalmente.

A mi me tocó conocer personalmente a don Álvaro y a don Javier. Me ha costado mucho trabajo comprender que don Álvaro, el que miraba con dulzura, el que cuando caminaba parecía que flotaba, el que hablaba sin exaltarse, era un actor de primera que nos convenció a casi todos los que le conocimos, que de verdad era un santo. En realidad era de la misma calaña vividora y tramposa que san Chema, con la única diferencia de que Álvaro PorPillo sí venía de una familia bien, si había estudiado y era muchísimo más inteligente que el fundador sin fundamento, es decir, fue quien le montó el chiringuito al otro de manera que todo tuviese sentido y pudiesen vender humo como si de oro se tratara. De Javier Elqueaburría, no se puede hablar. Es un señor que deja mucho que desear en lo intelectual y en lo humano. Casi que cada vez que abre la boca es para decir una estupidez del tamaño de una catedral. Verlo entrar en un recinto da risa. Va fingiendo que está todo recogido en sí, como si de verdad estuviera en éxtasis místico, y lo único que parece es que el hombre tiene cólicos y la está pasando fatal. Nada que ver con sus antecesores que por lo menos tenían presencia escénica, por que el Javi, pobrecito, tiene la gracia y el encanto de un cardo.

Con semejantes 'jefes y modelos a seguir', no es difícil entender por qué las cosas están como están. Todo lo que es inmoral se hace en el opusdei, pero como le encuentran el modo de volverlo bueno con eso de la rectitud de intención, pues ahi la van pasando. Como además a los 'futuros directores' se los pescan casi casi cuando los acaban de destetar, el resultado es: directores sin criterio, porque el criterio no se coge en los círculos, sino en la vida ordinaria en medio del mundo. Y como eso ya sabemos que en el opus no es posible, pues los pobres se tienen que apañar con lo que les cuentan los mayores en forma de anécdotas diseñadas para oligofrénicos.

Vamos a ver cómo se desarrollan las cosas, pero sigo creyendo que mientras en el opusdei la caridad brille por su ausencia, poco hay que hacer, caerán por su propio peso.

Besos y abrazos para todos.

Salypimienta