El tema de la limitación de los nacimientos da para mucho.- Ana Azanza
Fecha Monday, 30 April 2012
Tema 010. Testimonios


Estimados amigos, 

me alegro de que entre unos y otros vamos viendo muchas perspectivas de una cuestión que no es nada fácil. Sigo pensando que en los palacios apostólicos romanos no hay que correr detrás de los chiquillos de dos años que todo lo enredan, tampoco hay que cambiar pañales ni hacer papillas ni preparar biberones, ni por supuesto llegar al trabajo puntual después de una mala noche porque al niño le están saliendo los dientes...



No sé cómo se solucionan los problemas del hambre en África, ni de la superpoblación. Sí me parece que sería una ayuda, no digo LA solución, pero una ayuda que las jerarquías no se pusieran tan pesados con que el preservativo no es la varita mágica. Serviría para limitar la transmisión de la enfermedad. Y lo de que eso "anima la promiscuidad", pero vamos a ver ¿qué medidas se han tomado en el catolicismo cuando ha habido curas promiscuos y reincidentes con niños? esa promiscuidad no importaba, importaba si el caso salía a la luz y así se ensuciaba el nombre de la iglesia... Los juicios que ahora están tenido lugar en Filadelfia por los casos de pederastia son de terror ciego. La jerarquía no se preocupaba de las heridas en los niños, de que ese cura a lo mejor necesitaba un tratamiento, de que no se le podía dejar suelto cerca de gente joven, de que nada se arreglaba cambiando al cura de parroquia donde no lo conocieran. El "nombre de la iglesia" no debía ser manchado. En eso el Opus actúa igual, el "nombre del Opus Dei" no debe ser manchado, y por ello se sacrifica a muchos individuos.

 

Reducir el cristianismo a un conjunto de normas morales que es necesario satisfacer es la idea que muchos españoles han mamado y respirado durante décadas. Pero la culpa no era de los españoles. Era un método estupendo de control social y de las conciencias ejercido con maestría.

 

La verdad, vaya palabra difícil. No digo que con las discusiones y diálogos en los comités de ética se llegue a la verdad, se llegan a normas o modos de conducta que se ven razonables, humanas, que se atienen a principios y tienen también en cuenta la realidad. Es lo difícil de las decisiones, ser capaz de valorarlo todo y dar el peso que corresponde a cada cosa. Siempre hay quien hace por llevar el agua a su molino, nada en este bajo mundo es perfecto. Pero mejor poder hablar, poder expresarse sobre todo en una cuestión que te concierne directamente a tu vida cotidiana. Yo no sé si las mujeres que forman parte del consejo pontificio para la familia, por ejemplo, son mujeres de las que yo he conocido en el Opus sufriendo por demasiados hijos, o si son gentes ricas que se pueden permitir todo porque criadas o abuelas los cuidan.

 

Con maximalismos, poniéndose muy solemne y abstracto con la defensa de la vida y en especial con esa actitud tan actual en las jerarquías eclesiásticas de "el mundo no quiere saber nada de nuestra enseñanza" no se llega a nada. A hacer sufrir sí se llega, porque las mujeres somos la parte más piadosa y crédula, durante años no nos quedaba otra. Y muchas mujeres han creído ciegamente en doctrinas defendidas por personas que de ninguna manera se hacían cargo de los verdaderos problemas de una madre católica convencida y "no rica".

 

Interesante lo de que los curas que nos leen no se vayan a pensar que aquí metemos en el mismo saco la doctrina del Opus y la de la iglesia, bueno son dos sacos con vasos comunicantes. Cualquiera en España en cuanto ve una familia con diez hijos lo primero que te viene a la cabeza es, "¿Serán del Opus?". Si van vestidos todos iguales, monísimos y muy seguidos en edad es altamente probable, al 99,9%. Lo que significa que los católicos españoles no Opus y no neocatecumenales hace muchos años que no siguen las doctrinas de la Humanae Vitae al pie de la letra.

 

También me parece que se desprende de los testimonios de esta web otra reflexión que puede llevar a un cambio de conciencia en la iglesia. Y es que el Opus Dei, la institución poderosa, temida, respetada, rica, venerable, ante a la que muchos eclesiásticos se les cae la baba, con sus familias ejemplares, sus colegios de élite, sus ejecutivos y políticos triunfantes esconde una parte muy oscura tras esa fachada rutilante.

 

Si yo fuera un católico de a pie, más o menos tradicional que nunca he topado con Opus y leyera esta web, me vendría la pregunta a la cabeza, ¿vale la pena tanto sufrimiento para alcanzar ese triunfo que el Opus tiene en la iglesia? el Opus Dei da la imagen de la perfección, no hay desviaciones doctrinales, no hay contestación en su interior. Todos marchan al paso, se mueven discretamente, no dan que hablar, no dan escándalos. Los hombres del Opus escalan los puestos, tienen dinero. Pero ¿a qué precio? esa es la gran cuestión. ¿Qué precio hay que pagar para obtener tanto poder? ¿De verdad el reinado de Cristo merece que la gente acabe de psiquiatra? ¿No es demasiado caro el "régimen de cristiandad total"? Es una reflexión que propongo.

 

Pienso que muchos hombres de iglesia pueden envidiar la obediencia de los fieles del Opus a sus directores. Y el Opus Dei puede dar la falsa impresión de que la vuelta atrás es todavía posible, el reinado de la iglesia católica en la sociedad como conciencia moral de la misma. Pero eso es una gran fantasmada y los que un día lo dimos todo por el Opus Dei somos el mejor testimonio de que esa no es la senda.

 

Ana Azanza







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