Pertinencia del tema sobre la limitación de nacimientos en el Opus Dei.- Ana Aza
Fecha Wednesday, 25 April 2012
Tema 010. Testimonios


Título completo: Pertinencia del tema sobre la limitación de nacimientos en el Opus Dei. Éticas aplicadas.

 

Estimados amigos,

 

no pretendo convencer a quien está muy convencido y en conciencia de que si actúa de un modo que no es el recogido por la "doctrina oficial" está pecando. Solamente que, con lo dura que ya es la vida de por sí, me parece echarse una carga encima que no la veo necesaria para ser buen cristiano por lo que ya dije.

 

El Papa Pablo VI convocó una comisión de expertos cuya opinión no siguió a la hora de redactar la encíclica de marras. Y sí, me parece que un Papa gana mucho en humanidad y gana credibilidad cuando se ven sus dudas, es persona, no un poste repetidor de doctrinas, cuando se le ve capaz de entender los verdaderos problemas de los bautizados a los que supuestamente pastorea.

 

El tema me parece pertinente para esta web por el hecho de que en el Opus Dei las numerarias célibes aconsejábamos a las supernumerarias casadas...



Captadas a los catorce y medio no habíamos tenido derecho a nuestra propia madurez afectivo-sexual, que no es nada del otro mundo. Es simplemente el hecho biológico y psicológico de todo organismo vivo en esta tierra, hay unas fases entre el nacimiento y la muerte y lo sano es pasar por todas y cada una de ellas, con sus ventajas y sus desventajas. Cuando llegó nuestro despertar hormonal, no hubo tal, no hubo el tonteo de la edad, estábamos de retiro, convivencia de adscritas, o curso anual. Todo chicas. Y tampoco hubo la juventud, los amores primeros, los desengaños, las ilusiones. Lo normal que todo ser humano vive, y que es algo propio del cuerpo y del alma, se va creciendo y vas pasando por todo ello con alegrías y con fracasos. Equivocándote y acertando. Teniendo que elegir y decidir sobre el uso de la propia sexualidad, cuándo, cómo y por qué. No hubo nada de eso. No teníamos experiencia ninguna.

 

Me parece que algo similar le pasa a la iglesia católica no diré en todos los casos, pero en muchos ha pasado, en el reclutamiento de curas, monjas o frailes en la adolescencia. Se interrumpe el proceso de madurez. Es muy diferente tomar un compromiso de celibato siendo ya adulto y maduro, sabiendo lo que vale un peine, todos los peines a poder ser, que hacerlo en la adolescencia.

 

Sin embargo, sin haber vivido lo que hay que vivir para estar con los dos pies sobre esta tierra, con 20 ó 22 años se nos ponía a las numerarias a recibir charlas de supernumerarias y a darles el círculo y a repetirles la doctrina inamovible de la iglesia. Una doctrina casualmente hecha por hombres para mujeres, pero ni siquiera hombres casados. Hombres célibes que no saben lo que es tener un hijo y lo que luego pasa con los hijos. La sexualidad no es pasarlo bien como parece en la idealidad juvenil, el ejercicio de la sexualidad tiene unas consecuencias, y es que vienen los hijos. Los hijos hay que primero tenerlos, luego alimentarlos y luego educarlos y todo eso son años de desvelos.

 

Pero en el Opus Dei, lo han contando algunas ex supernumerarias, no les preocupan esos años en que los hijos no son pitables y que es cuando más lata dan. El Opus Dei exige a las supernumerarias que tengan hijos no tanto por la doctrina de la iglesia, que también, sino para tener efectivos asegurados.

 

Cuando yo era numeraria, "doña teorías", metida en el centro las 24 horas y que de sexualidad y familia solo sabía los guiones doctrinales, estudiaba y transmitía la doctrina estupendamente: Aquello del sentido unitivo y procreativo del acto sexual y patatín patatán. Pero no sabía nada de los sacrificios que supone tener bebés, sus enfermedades, hay que darles de comer, más luego educarlos y estar detrás de ellos cada minuto al menos durante los primeros años. No tenía ni idea de la realidad, de que los hijos suponen un tiempo y una energía personal considerable.

 

En una salita encerrada, cuando no tienes que hacer un presupuesto familiar, ni tienes que preparar comidas para hijos y marido, es muy fácil decirle a la supernumeraria: "ay sí hija, tú ya sabes, todos los hijos que Dios quiera." Pero como me decía una amiga después de yo haber salido del Opus: "los curas mucho decir a la gente que tenga hijos y cuando hay que darles de comer y no te llega ¿qué pasa, va a venir el cura a alimentarlo o voy a ir yo con el chiquillo al obispo a que le dé comer?"

 

En esto concretamente es en lo que no me lío con la doctrina intocable. No me parece que la cuestión sea carecer de argumentos sino de ver las cosas que pasan en ese mundo en el que "la moral sexual es clara y meridiana." A la vez que esta doctrina es intocable, yo he visto a una directora reñir a una supernumeraria rica de Jaén por haberle dado dinero a otra que no tenía para alimentar a su bebé. La numeraria fue a decirle que las limosnas eran para la Obra no para otra supernumeraria. Demencial, sino diabólico.

 

Si yo hubiera visto la misericordia, la empatía con el sufrimiento ajeno en alguno de los "defensores de la moral intocable" a lo mejor seguiría creyendo todas aquellos argumentos. Pero ya he comprobado en mis propias carnes que son pura hipocresía.

 

Que no se trataba tanto de rezar cuatro rosarios, sino cosa bien distinta "decir que había rezado cuatro rosarios". Y así sucesivamente... no tanto de "vivir los métodos naturales" sino decir que lo estás haciendo y dejar a la numeraria contenta.

 

No creo equivocarme si digo que hoy día en España ninguna mujer va a tener más hijos o menos siguiendo los consejos de un cura. A lo mejor todavía alguna del Opus, pero me extrañaría. En este país y en particular en el Opus todos sabemos hacer de nuestra capa un sayo, y decir como lo del evangelio: "este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí." "Sí a todo, si a la Humanae Vitae, sí a la Veritatis Splendor y sí a lo que diga el prelado. En mi casa ya "si eso" se verá...."

 

Las doctrinas eclesiásticas han sido causa de mucho sufrimiento, ocurrió en 1968 con esa encíclica. En la actualidad con el tema del VIH en los países del tercer mundo. La iglesia católica, sus jerarquías tienen una gran responsabilidad en no mirar por el bien de la gente y mirar por la "doctrina inamovible". Hay muertes, hay enfermedades, hay sufrimiento... ¿de veras la infalibilidad merece que la gente se muera y sufra? No es comprensible ni aceptable. Ya no son argumentos, sino entrañas lo que se echa en falta.

 

En muchos países, curas, monjas, iglesia, colegios de religiosos, son un referente moral y social para la población. Veo profundamente injusto que en lugar de aliviar la carga, la iglesia católica con su inmovilismo no quiera comprender lo que pasa. No me parece representante de Jesús una doctrina que no es capaz de consolar sino de aplastar.

 

Y eso que se ve a nivel de la iglesia pasa en el Opus Dei. Con el tema de la sexualidad y con otros muchos temas. Se pueden aceptar muchas leyes accidentales que se han ido acumulando a lo largo de los siglos y de la tradición. Pero cuando esa tradición se convierte en un muro que no deja captar lo esencial del mensaje evangélico, ¿no es lícito preguntarse si tanta tradición no estará estorbando?

 

Siguiendo con mi experiencia de san Gabriel. He visto supernumerarias sufriendo porque no tenían dinero para la cantidad de hijos "que Dios les había dado". Me acuerdo concretamente de una, su posición social no era boyante. Los hijos ya eran mayores, pero la señora sufría porque la familia numerosa le desbordaba por todas partes: económica y psicológicamente. El Opus y la "doctrina inamovible de la iglesia" habían echado una carga insoportable encima de esta mujer. Que por supuesto ningún cura ni obispo ni numerario ni director de san Gabriel se echa a sí mismo. Me alegré cuando supe que una hija de esa señora pescó "un buen partido". Espero que les vaya bien.

 

Todavía diré más, efectivamente Jesús no habló de la superpoblación de la tierra ni de las armas de destrucción masiva. Tampoco de los retos que suponen para la ética las nuevas tecnologías o los avances de la medicina. Pero en una sociedad abierta precisamente porque la sociedad avanza se reúnen comités de expertos, y se dialoga, se discute, se escucha. Se acertará, habrá equivocaciones. Desde luego lo que no se puede hacer es solucionar los problemas humanos fruto del progreso a golpe de decretos infalibles. Y en el caso de la iglesia al menos el referente debería ser la misericordia y la justicia, no la infalibilidad.

 

Cuando estaba en el Opus Dei no sabía que la filosofía ha visto surgir en los últimos cincuenta años las diferentes éticas aplicadas, a la economía, a la medicina, a la investigación científica. Y que para hacer avances significativos, en esos campos hay que dialogar y deben de intervenir sobre todo las personas implicadas. También los filósofos, pero ¿qué sabe de negocios una persona con formación filosófica? en principio nada. Sabe de valores, principios, bienes, argumentos, tradiciones... Será su granito de arena en la discusión.

 

Ana Azanza numeraria pensaba que la bioética se resolvía a base de un manual de lo mismo editado por EUNSA.

 

En el caso de las éticas aplicadas es esencial para llegar a algo que tenga sentido escuchar a los que efectivamente hacen negocios o investigan, o trabajan con enfermos terminales y se ven con casos peliagudos. Sería de locos dejar estos asuntos en manos de expertos en moral pero que en su vida han estado en una UCI, en un laboratorio o en una empresa.

 

Lo que no puede ser a estas alturas es seguir tratando a los católicos que son ciudadanos de países democráticos como si fueran niños y que no se cuente con ellos para los temas que les afectan más directamente. Es muy triste que efectivamente los hoy llamados movimientos laicales en la iglesia en realidad no son tal, no es posible que un laico tenga poder y pueda decidir ni hable de tú a tú con un clérigo. Son movimientos profundamente clericales disfrazados, en el caso del Opus Dei no hay que dar muchas más explicaciones. En todo caso son guarderías de adultos laicos.

 

Ana Azanza







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