He visto que en esta página web se está debatiendo con viveza la cuestión de la paternidad responsable y el control de la natalidad en las últimas semanas. Tenía la intención de escribir para manifestar mi opinión sobre este tema, pero, después de leer el contundente artículo de Ana Azanza Humanae vitae 1968, no tengo nada más que añadir a la argumentación de Ana, con quien estoy totalmente de acuerdo: ¡chapó! Ana ha expresado muy bien lo que yo pienso. Sólo os recuerdo que el 29/10/2011 ya escribí, aunque un poco de pasada, sobre esta cuestión.

Y, si se me permite una pequeña observación, la hago. Todos los análisis y debates acerca de la teología moral que actualmente se plantean entre los teólogos oficiales (no críticos) de la Iglesia católica se fundamentan en las enseñanzas de la encíclica Veritatis splendor (06/08/1993) de Juan Pablo II. Esta encíclica, que no desciende a la casuística concreta de la moral, sino que se queda en el nivel de la “Moral Fundamental” tanto en el plano filosófico como teológico, viene a ser como la “ley básica y constitucional” de la doctrina moral actualmente vigente en el Magisterio oficial de la Iglesia. Con la Veritatis splendor se pretendió dar solidez filosófica y teológica (Ley Natural, conciencia, opción fundamental, identificación con Cristo, espiritualidad martirial, etc.) a otros documentos magisteriales de materia moral que, como la Humanae vitae (25/07/1968), descendieran a la casuística del comportamiento ético y también se pretendió desautorizar a los teólogos católicos disidentes y contestatarios de la actual postura oficial sobre la anticoncepción o sobre la homosexualidad o sobre las relaciones prematrimoniales, etcétera. Por eso, Ana Azanza seguramente no estará bien vista ahora mismo, a partir de su magnífico artículo del 20/04/2012, por aquellos que ella misma llama “los inquisidores romanos que hoy se expanden por el orbe”, pero sí está bien vista y sinceramente apreciada por muchas y muchos de nosotros.

Giovanna Reale