No he escrito antes, no he podido. Ante todos los últimos escritos he sentido y lo diré con palabras de Chesterton que era más listo que yo, “una extraña claridad de sorpresa, la claridad con la que vemos por primera vez las cosas que desde siempre hemos conocido”. Yo que siempre me he jactado, en mi interior, de haber superado el paso por la obra, siento ahora como nunca el peso del engaño, de la manipulación y del fracaso. Pienso en aquellas personas que no han podido reconstruir sus vidas, pienso en esos otros tantos que no han podido salir porque, y son sus palabras, “a mi edad ¿dónde iría?, al menos se que no moriré sola/o”…
Hay muchos temas que me gustaría tratar, aunque ahora escribo por otro motivo, pero quiero agradecer a tantos, imposible recordar tanto nombre, que están dedicando su tiempo, su cabeza y su pluma, (teclas de ordenador en este caso) para informar, aclarar y a ayudarnos en definitiva a superar nuestro desgraciado paso por esa obra no sé de quién...
El motivo: A principios de esta Semana Santa, mi “muy mejor amiga” vino absolutamente desconsolada a verme, por una de sus hijas que tiene a sus tres niñas en un colegio del opus. Esta buena amiga está rota, acaba de tener un terrible divorcio del que no es culpable en absoluto, a la par que una bancarrota increíble, hay que ayudarles hasta para que puedan comer.
Bien, han tenido unos retrasos en los pagos al colegio. Hace días unas madres se le acercaron a la salida del colegio y le comentaron, “ya estamos “encomendando” a tu hija, sabemos que tiene problemas” y ahí quedan “las lenguas de ese corral de difamadore/as y maledicientes para que les dieran por conjeturar. Deplorable espectáculo el de esos "beatos" roídos por sus propias pasiones ocultas y sucias que, como perros encelados, siguen al olfato la huella del pecado de la carne en otros -sea cierta o no- y detectan su llaga, pero no para lamerla. Para morderla. Porque la calumnia queda y se instala en el subconsciente y siempre queda lo de "cuando el río suena agua trae”. (Esto es de Satur que se expresa mejor que yo)
Unos días después la tutora la llama y le dice que su hija que tiene conversaciones obscenas con sus compañeras y que es una mala influencia para las demás niñas, es la niña más buena que he conocido, de 8 asignaturas 7 sobresalientes y 1 notable, dulce cariñosa y un autentico apoyo para su madre, trece años.
Dos días después, la niña llama a la abuela llorando, se lo cuenta a ella por no preocupar a la madre. Sus compañeras no la dejan sentarse con ellas en el comedor, ni le hablan en los recreos, no entiende nada. Una de las amiga le dice que a su madre la tutora le ha dicho que la “encomienden”, pero que eviten las compañías.
La conversación obscena: hablaron de los tipos de parejas, hombre/mujer, mujer/mujer, hombre/hombre, pero no fue ella, se limitó a escuchar, fue la hija de unos supernumerarios, once o doce hermanos, pero intocables, apellido registrado.
Días más tarde, vuelven a llamar a la madre: la pequeña 6 años no aprende, es posible que tenga un retraso, no conoce ni las vocales, es la única de la clase que no progresa y le recomiendan encarecidamente que se busque otro centro escolar para el próximo curso.
Como recurren a mí tan agobiadas, y me piden que les valore a la pequeña, lo hago. No tiene absolutamente nada. Miércoles y jueves Santo me la traen y le aplico un programa de aprendizaje rápido de lecto/escritura, el sábado la niña lee y escribe en el nivel adecuado a su edad. No se alarmen, no es un milagro al estilo opus, simplemente y otra vez “una extraña claridad de sorpresa, la claridad con la que vemos por primera vez las cosas que desde siempre hemos conocido”.
¿Qué quiero decir con todo esto? La niña tenía todos los conocimientos y capacidades, y un abandono absoluto por parte de los responsables educativos del centro, y o bien la incompetencia profesional es clara y manifiesta o es toda una programación porque ahora ya, estas alumnas “no interesan”, porque además el abuelo ha dejado el opus después de casi medio siglo dentro.
Y el colofón otra de las cien mil hijas de esa supernumeraria, le dice por correo a la de trece años: “ahora que tus padres se han separado ya no puedes ser numeraria”. Yo supongo que este comentario es oído y esta tonta nuestra, alucinada, porque no sabe ni de lo qué le habla la otra.
Puede parecer un “corralillo de patio”, pero es necesario ver el daño que están produciendo a esta familia como a muchas otras.
Pido perdón por el rollo patatero que os he metido, en estos momentos es complicado tomar medidas que se tomarán en cuanto el curso termine.
Vuelvo a dar las gracias.
Un abrazo.
Julia
